jueves, junio 12, 2025
Ciencia y Salud

¿Cómo se vería un niño desaparecido ya de adulto? Un equipo de la UNAM busca visualizar estos rostros con IA y apoyar en la búsqueda


El grupo de investigación tiene en cuenta que cada voluntario compartió su imagen personal y que el manejo de datos biométricos es un asunto sensible. En caso de llegar a desarrolladores no éticos, podría estar en riesgo la integridad de una persona. Por eso tomaron varias medidas, tales como asegurar a los participantes que la investigación parte de una ética sólida, que los datos se usarán solo para los fines señalados, así como medidas de ciberseguridad, como resguardar las fotos en repositorios privados de la universidad, sin vincular imágenes con datos personales.

Además, les otorgaron un consentimiento informado que implicó el garantizar que las personas voluntarias entendieran tanto el propósito como las implicaciones de ser parte del estudio. El documento, agrega Juárez, fue revisado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y, en caso de incumplirlo, tiene consecuencias legales.


Rancho Izaguirre Teuchitlán sitio web prendas

Hasta el momento, se han localizado más de 1,300 objetos en Rancho Izaguirre. La plataforma creada por Ángel Abundis permite revisar a detalle cada uno de estos artículos con un solo clic.


Lograr rostros sintéticos mexicanos

“Lo que hacemos de forma manual, en lo que logramos enseñarle a la máquina cómo hacerlo de forma automática, es un análisis somatoscópico”. Se trata de una metodología clásica de la antropología física para observar el cuerpo humano y registrar sus características externas. Se utiliza para estudios bioarqueológicos, identificación forense y para documentar la diversidad.

El análisis funciona así: tienen un catálogo de rasgos faciales (el de Regresa incluye 30), como la forma de las cejas, la forma de los ojos, el grosor de labios, forma de la nariz, la forma de la punta de la nariz, la inserción del cabello y la forma de la frente. Cada rasgo presenta variaciones; por ejemplo, el catálogo incluye 10 posibilidades distintas de punta de la nariz.

El ojo entrenado del antropólogo o la antropóloga física observa una fotografía para realizar una cédula. ¿El resultado? “Una variable visual en número. Al final, obtenemos una serie biométrica que es una clave de identificación única. La idea es que le podamos indicar a la máquina cuál es la somatoscopia para que después pueda hacerlo de manera automatizada”.

Para que la máquina aprenda las trayectorias de crecimiento, usarán puntos clave en la cara que se conectan con la estructura del cráneo; conocidos como puntos de referencia o landmarks. Muchos desarrollos ya los usan para hacer reconocimiento facial. Pero su intención es desarrollar un software que aprenda cómo esos puntos cambian a medida que una persona crece.


Varias personas sostienen retratos de los desaparecidos durante la última dictadura en Uruguay durante la Marcha del Silencio en Montevideo el 20 de mayo de 2024.

En Uruguay, Argentina y Chile, guardianes de archivos históricos y expertos en tecnología están uniendo fuerzas para hacer accesibles y analizables millones de folios producidos durante las dictaduras de hace medio siglo.


Para lograrlo, usarán aprendizaje profundo de máquinas con al menos tres redes neuronales. “La primera es para la detección de landmarks mediante el programa MediaPipe Face Landmarker. El algoritmo trabaja con mallas de puntos. Una vez que analiza el rostro, coloca 468 puntos que forman una nube. Luego, las superpone con las nubes de otras edades. Al final, no trabajamos con el rostro, sino con estos landmarks, que no están ligados a datos personales”.

Para el aprendizaje de trayectorias de crecimiento, usarán un modelado de evolución facial con redes que se llaman LSTM (por long short-term memory, en inglés). Al completar estos pasos, podrán hacer la generación de rostros sintéticos para cinco, 10 o 20 años.

El equipo de Regresa espera conseguir recursos para retribuir el trabajo a quienes, hasta ahora, han sido voluntarios en el proyecto y también para hacer trabajo de campo (documentando, por ejemplo, los riesgos sociodemográficos reportados por víctimas y familiares). Con el financiamiento necesario, Juárez calcula que en seis meses podrían tener listo el desarrollo y empezar con las labores de apoyo a las familias.

“No somos las únicas personas trabajando en esto, es tan grande la necesidad debido al número de desapariciones, que es una obviedad la necesidad del desarrollo. Siempre hemos pensado que sea autónomo y gratuito para las familias. No buscamos venderlo a las fiscalías ni a alguien más”, asegura la antropóloga.



Source link

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *