martes, abril 22, 2025
Ciencia y Salud

De vaca, avena, almendra, soya, coco… ¿cuál es la mejor leche?


Ya sea por salud, impacto ambiental o consciencia con todas las especies, algo tan trivial como tomar un vaso de leche se ha vuelto un poco complicado. Entrar al supermercado o a una cafetería implica elegir no solo entre leches enteras, semidescremadas, parcialmente descremadas, deslactosadas, pasteurizadas, ultrapasteurizadas, además de las opciones de leches vegetales. Ante esta infinidad de opciones: ¿cuál elegir?, ¿cuál es la mejor en términos de salud?, ¿cuál en huella ecológica?, ¿cuál en costo-beneficio?, ¿qué tantos factores debemos tomar en cuenta?, ¿vale la pena pensar en esto?

Saber qué leche elegir podría parecer una nimiedad, pero cuando se trata de la salud individual y planetaria, se convierte en un tema relevante. A la fecha, existen varios estudios globales que se enfocan en la huella ecológica de los alimentos para saber cuántos recursos, como agua, uso del suelo, energía, emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), químicos u hormonas, se utilizan en sus procesos. También hay estudios que analizan otras variables como la edad de la persona consumidora, sus enfermedades, condiciones de salud, requerimientos calóricos, entre otras.

De acuerdo con un análisis de Global Change Data Lab y la Universidad de Oxford, en el Reino Unido, la leche de vaca tiene un impacto ambiental significativamente mayor que las alternativas vegetales en todas las métricas. Aproximadamente genera tres veces más emisiones de GEI , utiliza 10 veces más tierra, usa hasta 20 veces más agua dulce y genera niveles mucho más altos de eutrofización (contaminación de los ecosistemas por un exceso de nutrientes).

Huella ambiental de las leches lácteas y vegetales

Además, el eructo y excremento de los animales rumiantes, como vacas, ovejas y cabras, generan metano, un gas de efecto invernadero 80 veces más potente que el dióxido de carbono y responsable del 30% del calentamiento global desde la época preindustrial. El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) estima que, para el 2050, estas emisiones podrían aumentar hasta el 70%.

En el caso de las opciones vegetales analizadas (almendra, arroz, soya, avena), todas tienen un impacto menor que los productos lácteos, pero no hay un ganador claro.

Primero lo primero: saber qué tomas

Empecemos por lo básico: la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), entidad encargada de velar por los derechos de los consumidores en México, es clara al señalar que el término ‘leche’ solo se aplica para la de origen animal, ya sea de vaca, cabra, oveja, etc. En el caso de las otras, se trata de ‘bebidas vegetales’ y pueden ser de soya, avena, almendra, amaranto, coco, arroz o nuez, entre las más comunes. Ambas bebidas contienen nutrientes esenciales como proteínas, carbohidratos, grasas, calcio, vitaminas y minerales, mas difieren en cantidad y en los nutrientes añadidos por cada marca.

Otro punto a considerar es saber identificar si se trata de leche o de producto lácteo combinado. De acuerdo a la norma oficial mexicana NOM-183-SCFI-2012, las leches deben contener mínimo el 80% de caseína (proteína de la leche), mientras que los productos lácteos combinados contienen menores porcentajes de proteínas y caseína, y usualmente contienen más porcentajes de grasas vegetales.


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En el caso de las bebidas vegetales, es básico saber si se trata de ‘bebida de’ o ‘sabor a’, por ejemplo, “bebida de arroz” o “de sabor arroz”. Además, las bebidas vegetales contienen sodio y alérgenos, por lo que las personas con alergias o hipertensión no deben tomarla, o bien, consultar con el médico antes de consumirlas. Todas estas indicaciones deben estar claramente especificadas en el empaque.

Una vez aclarado esto, viene lo interesante y, para tomar una decisión informada, WIRED en Español consultó a las especialistas.

Todo depende de tu intestino

“Mucha gente dice ser intolerante a la lactosa, y no es tanto así, más bien son intolerantes a la grasa de la leche, lo cual provoca distensión abdominal, meteorismo, flatulencia, incomodidad gastrointestinal. Las personas intolerantes a la lactosa también padecen de estos malestares, pero con la presencia de diarreas”, señaló la doctora Mayra Ramos Gómez, jefa del servicio de Gastroenterología del Centro Médico Nacional 20 de Noviembre, en la Ciudad de México.

La enzima lactasa se produce en el intestino delgado, pero algunas personas no la producen por una deficiencia congénita, o bien, por deficiencia adquirida, es decir, cuando se deja de tomar leche por mucho tiempo y el cuerpo pierde su capacidad de digerirla. También en el intestino delgado se producen dos bacterias esenciales: Bifidobacterias y Firmicutes.



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