jueves, diciembre 12, 2024
Ciencia y Salud

Descubrir cómo sobreviven los carroñeros tras comer carne descompuesta podría salvar a los humanos


Los carroñeros están expuestos a un sin fin de infecciones debido a su dieta basada en materia orgánica descompuesta. Diversas investigaciones han intentado explicar cómo estas especies evitan enfermarse. Ninguna ha logrado descubrirlo con certeza. Pese a ello, la comunidad científica asegura que entender a detalle los mecanismos de defensa inmunológica de estos seres vivos podría mejorar la medicina y la salud de los humanos.

Investigadores de todo el mundo han planteado múltiples teorías que intentan explicar cómo algunos animales pueden comer carroña. Un estudio dirigido por Daniel Blumstein, ecólogo de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), analizó ocho hipótesis al respecto que se han presentado a lo largo de las últimas décadas. El objetivo fue evaluar la validez y fortaleza de sus fundamentos.


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Investigadores de la Universidad de Pensilvania han desarrollado un algoritmo basado en inteligencia artificial para extraer contenido genético de especies extintas. El gran objetivo es desarrollar antibióticos más poderosos.


Estudiar a los carroñeros puede salvar a los humanos

Las conjeturas revisadas abarcan diferentes explicaciones. Un trabajo publicado en 1975 sugiere que los buitres comen a gran velocidad para evitar que las bacterias formen esporas. Otro difundido en 2009 indica que estas aves orinan en sus patas antes de ingerir los alimentos para matar a los patógenos. Uno más señala que la calvicie característica de algunas de estas especies es una modificación fisiológica que facilita la limpieza y reduce la exposición a los virus. Por su parte, una investigación de 2015 califica el comportamiento de lavado de alimentos visto en los mapaches como una técnica de protección.

Blumstein y sus colegas desestimaron estos enfoques. “No encontramos ningún fundamento sólido de que utilizar orina para esterilizar los cadáveres, tener la cabeza calva, comer rápido o lavar la comida reduzcan el riesgo de enfermedad en los comedores de carroña”, exponen. Por el contrario, explican que el alegato mejor sustentado involucra la existencia de sistemas inmunológicos mejorados en los carroñeros. Estos incluyen barreras físicas como la piel y adaptaciones de vigilancia inmunitaria como las células asesinas naturales y los leucocitos fagocíticos (glóbulos blancos).

Siete de los estudios considerados evaluaron procesos inmunes hipotéticos en mamíferos, aves y reptiles. Coinciden en que los buitres tienen una inmunidad innata enriquecida, respecto a sus pares que prefieren comida fresca. Los expertos señalan que mantener un pH gástrico bajo, eludir alimentos con varios días de descomposición y la presencia de un microbioma especializado y de defensas inmunes optimizadas son las teorías que justifican con mayor certeza cómo los carroñeros sobrevivir a su dieta. No obstante, los autores anotan que los datos actuales son insuficientes para determinar una estrategia única. “El número limitado de estudios nos dice que necesitamos más investigación para entender realmente cómo lo hacen”, añade Blumstein.



El especialista de la UCLA enfatiza en que acelerar la exploración del tema puede derivar en el descubrimiento de nuevas alternativas para combatir las infecciones en humanos y contrarrestar la resistencia de los patógenos a los medicamentos.

En la actualidad, las bacterias resistentes matan a más de un millón de personas al año. Un nuevo estudio del proyecto Global Research on Antimicrobial Resistance (GRAM, por sus siglas en inglés) revela que sin un cambio en la prevención de enfermedades y en la búsqueda de nuevos antibióticos, las muertes causadas por estas ‘superbacterias’ podrían acercarse a los 2 millones anuales en 2050.

“La resistencia a los antibióticos es una inmensa amenaza a la salud pública global. Los carroñeros pueden dispersar patógenos a grandes distancias mientras buscan su próximo alimento. Desde una perspectiva biomimética algunos de sus mecanismos de defensa podrían usarse potencialmente para mejorar la medicina humana y veterinaria”, concluye Blumstein.



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