Fueron muy efectivos para preservar empleo
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha visitado Madrid para constatar que los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) fueron una herramienta clave para preservar puestos de trabajo durante la crisis provocada por la pandemia. Más de 3,5 millones de personas llegaron a cobrar simultáneamente esta prestación asistencial diseñada por el Ministerio de Seguridad Social que dirigía José Luis Escrivá durante el confinamiento estricto. El club de las economías desarrolladas asegura que el rápido despliegue de subsidios a las empresas y trabajadores por parte del Estado fue clave para retener el empleo.
Al contrario que en otras crisis, Escrivá y su equipo de trabajo cambiaron la forma de afrontar el impacto económico. «Adiós, austeridad», debió pensar el actual gobernador del Banco de España, que impuso una ayuda que aumenta el gasto público a corto plazo -cubrió a más de 4 millones de trabajadores en algún momento, prácticamente el 25% de la fuerza laboral-, pero que tuvo un resultado positivo para favorecer la retención de empleo, ha explicado Stefano Scarpetta, el director de Empleo, Trabajo y Asuntos Sociales de la OCDE.
Los ERTE «desempeñaron un papel fundamental en la prevención de la pérdida de puestos de trabajo y el apoyo al empleo durante la crisis de COVID-19. Gracias al uso generalizado y sin precedentes del apoyo al mantenimiento del empleo, el aumento del desempleo en respuesta al descenso de la actividad económica fue varias veces menor durante la pandemia que durante la crisis financiera mundial, cuando el desempleo se disparó y el uso del ERTE fue insignificante», recalcan desde el denominado club de las economías desarrolladas.
La lectura que defiende José Fernández Albertos, entonces en el equipo de Escrivá y ahora en el gabinete de Presidencia, es que los ERTE han dinamizado la actividad económica debido a que han minimizado el coste asociado a la contratación tras destrucción de empleo (reasignación de empleo) y a la pérdida de capital humano que hubiera provocado los despidos en masa.
Una herramienta para evitar un paro histórico
El uso de ERTE fue disminuyendo a la par que se recuperaba la actividad sin que los trabajadores subsidiados fueran absorbidos por la enorme bolsa de desempleo que existe en nuestro país (donde más paro hay en toda Europa). Como resultado, la utilización del ERTE disminuyó hasta niveles insignificantes a principios de 2022, coincidiendo con el impulso del empleo en la fase de recuperación, evitando un incremento del paro que hubiera sido histórico durante los peores meses.
Según el documento, un 25% del gasto fue destinado al ‘efecto de peso muerto’, es decir, a puestos que se iban a destruir igualmente y a empleos que se iban a mantener sí o sí. En todo caso, el resultado de aumentar las partidas de apoyo al empleo fue compensado por el menor gasto en prestaciones por desempleo y los mayores ingresos derivados del mantenimiento de la actividad. «El saldo fiscal del apoyo al mantenimiento del empleo fue positivo», aseguran.
«Sugiere que el ERTE no ralentizó significativamente la reasignación de puestos de trabajo de empresas de baja productividad con dificultades estructurales a empresas de alta productividad con buenas perspectivas de crecimiento», explica la OCDE, indicando que el mayor uso de esta figura se dio en las empresas de servicios de atención al público.
«La utilización del ERTE fue mayor en las regiones, industrias y profesiones más afectadas por la crisis, lo que demuestra una vez más que el apoyo se dirigió eficazmente a las empresas y los trabajadores que más lo necesitaban. La utilización fue especialmente importante entre las pequeñas empresas de servicios y las ocupaciones que implican el contacto cara a cara o en las que las posibilidades de teletrabajo eran limitadas», indica el informe.