La IA, una herramienta prometedora para abordar la crisis global de salud mental
Una encuesta realizada por Oliver Wyman Forum a 16,000 personas en 16 países reveló que muchos están dispuestos a probar la IA para terapia. En India, el 51% de los encuestados se mostró abierto a esta opción, mientras que en Estados Unidos y Francia el porcentaje fue del 24%. Curiosamente, la disposición a utilizar IA para salud mental es mayor en países con menos profesionales per cápita, lo que subraya su potencial para democratizar el acceso en regiones con mayores carencias.
Los más jóvenes, en particular, parecen más receptivos a estas tecnologías. El 36% de los encuestados de las generaciones Z y millennial expresaron interés en probar la IA para atención en salud mental, frente al 28% de otras generaciones. Este dato coincide con la mayor prevalencia de trastornos mentales en jóvenes y su mayor proactividad en buscar ayuda.
Beneficios y riesgos de la IA en salud mental
Aunque la IA no tiene emociones reales, muchos la perciben como un confidente emocional debido a su disponibilidad constante y su capacidad para expresar empatía basada en patrones de datos. De hecho, cinco veces más encuestados en el estudio de Oliver Wyman Forum prefirieron compartir pensamientos personales con IA que con un humano.
Sin embargo, es crucial proceder con cautela. La atención en salud mental asistida por IA debe ser parte de un enfoque integral, no un reemplazo de las interacciones humanas. Los sistemas de salud deben integrar funcionalidades que deriven a los pacientes a un terapeuta humano si se detecta un empeoramiento en su estado. Esto es especialmente importante para evitar consejos inadecuados que podrían agravar la situación o incluso llevar a la autolesión.
Además, la privacidad y la seguridad de los datos son preocupaciones críticas. Los datos de salud mental son sensibles y, en algunos casos, pueden ser explotados con fines comerciales. Regulaciones como la Ley de Inteligencia Artificial de la Unión Europea y las advertencias de la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos buscan proteger a los usuarios, pero los consumidores también deben ser conscientes de los riesgos antes de utilizar aplicaciones en sus dispositivos personales.
El futuro: colaboración entre humanos y máquinas
Para maximizar los beneficios de la IA generativa, es esencial que esta complemente, no reemplace, a los profesionales de salud mental. Un enfoque colaborativo permitirá a los terapeutas centrarse en la atención empática y personalizada, mientras la IA maneja tareas como el análisis de datos y la atención inicial.
Parte del problema radica en la falta de regulación en el mercado de aplicaciones de salud mental. La mayoría de estas herramientas no están sujetas a supervisión gubernamental, y en 2020, la FDA relajó las normativas para facilitar el acceso a la atención remota durante la pandemia. Un estudio de 2021 analizó las afirmaciones hechas por los sitios web de varias aplicaciones antes y después de este cambio regulatorio. Por ejemplo, Woebot, que antes evitaba usar terminología médica o presentarse como un reemplazo de la terapia tradicional, rebautizó su servicio como «una solución para ayudar a llenar el vacío en el tratamiento de la salud mental». De manera similar, Youper pasó de ser un «Asistente de salud emocional» a promocionarse como «Terapia de IA».
Los expertos advierten que es urgente establecer regulaciones más estrictas sobre lo que estas aplicaciones pueden prometer y ofrecer. Sin un marco regulatorio claro, existe el riesgo de que se exageren sus capacidades, lo que podría llevar a los usuarios a depender de herramientas que no están diseñadas para reemplazar la atención profesional. La transparencia y la responsabilidad son clave para garantizar que estas tecnologías complementen, en lugar de comprometer, la atención en salud mental.
En última instancia, la IA tiene el potencial de transformar la atención en salud mental, especialmente en regiones con escasez de profesionales. Sin embargo, su implementación debe ser guiada por principios éticos y un enfoque centrado en el paciente. Solo así podremos garantizar que esta tecnología no solo amplíe el acceso, sino que también mejore la calidad de la atención para millones de personas en todo el mundo.