Por primera vez se utilizan células madre de esperma para restaurar la fertilidad
En el futuro, los cirujanos probablemente tendrían que cortarle los testículos y extraer el esperma que pudiera haber allí, que luego se utilizaría para fecundar un óvulo en un laboratorio. Hasta que Hsu no esté preparado para tener un hijo, los investigadores probablemente no sabrán si el procedimiento funcionó. «Lo que esperábamos de este trasplante inicial era demostrar que el método era seguro y factible», afirma Orwig. Las ecografías muestran que el tejido testicular de Hsu no ha resultado dañado por la intervención y que sus niveles hormonales se encuentran dentro de la normalidad. Por ahora, su semen sigue careciendo de espermatozoides.
Pronto podrían realizarse más trasplantes
El equipo de Orwig lleva almacenando tejido testicular de niños desde 2011, y ahora algunos de esos pacientes están entrando en edad reproductiva. Como parte de un ensayo clínico, su grupo ha recibido permiso de una junta de revisión institucional para hacer trasplantes de células madre, así como de tejido testicular.
El trasplante de tejido testicular inmaduro es un método alternativo que los investigadores están estudiando. En esta técnica, se introduce un trozo de tejido preservado bajo la piel del escroto. La esperanza es que el tejido madure y acabe produciendo espermatozoides. En monos, Orwig y su equipo trasplantaron tejido testicular, retiraron ese tejido injertado entre ocho y 12 meses después y extrajeron esperma de él. Utilizaron el esperma para fecundar óvulos y transfirieron los embriones resultantes a madres de alquiler de macacos hembra, lo que dio lugar a un nacimiento con vida.
Para recuperar el esperma, se corta una porción de tejido de la piel, un procedimiento menos invasivo que el trasplante de células madre, que requiere abrir el testículo. Cuando el equipo de Orwig empezó a recoger tejido testicular, pensó que obtendrían más células madre aislándolas primero del tejido y congelándolas después. Así lo hicieron con sus primeros pacientes, incluido Hsu. Pero más tarde descubrieron que podían obtener la misma cantidad de células madre o más criopreservando trozos enteros de tejido, descongelándolos después y extrayendo las células. Esto significaba que Hsu solo podía someterse a un trasplante de células madre, porque sus células estaban congeladas. Otros pacientes que congelaron trozos enteros de tejido tendrán la opción de someterse al trasplante de células madre o al de tejido.
En enero, investigadores de la Vrije Universiteit Brussel y Brussels IVF, Bélgica, anunciaron que habían realizado el primer trasplante de tejido testicular en un paciente sometido a quimioterapia en la infancia. El paciente será sometido a un seguimiento durante un año, en el que se analizará su semen para detectar la presencia de espermatozoides. Al cabo de un año, los médicos extraerán algunos de los trozos de tejido trasplantados para comprobar si hay espermatozoides.
El futuro de los tratamientos para infertilidad
«Los pacientes que reciben terapias contra el cáncer que les salvan la vida a menudo quedan con problemas de fertilidad permanentes. Es difícil dictaminar qué enfoque va a ser el más eficaz, pero creo que ambos realmente merecen un estudio más profundo», afirma Robert Brannigan, presidente electo de la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva y profesor de urología de la Universidad Northwestern.
Un procedimiento similar, denominado «trasplante de tejido ovárico», está disponible para pacientes femeninas con cáncer y ha dado lugar a más de 200 nacidos vivos en todo el mundo. Es más avanzado que la congelación y el trasplante testicular porque, en los varones adultos que necesitan quimioterapia, suele existir la opción de congelar esperma, mientras que la práctica equivalente en las mujeres, congelar óvulos, puede llevar de dos a tres semanas, y las pacientes pueden no tener tiempo de someterse a ella antes de empezar la quimioterapia. Cuando la congelación de óvulos no es posible, se puede recoger un trozo de tejido del ovario y almacenarlo para su uso posterior.
«Es muy satisfactorio ver cómo nos estamos poniendo al día para ofrecerles a nuestros jóvenes el mismo tipo de oportunidades que a nuestras jóvenes», refiere Jonathan Routh, urólogo pediátrico de Duke Health. Añade que mantener a los niños con vida siempre es el objetivo número uno, pero permitirles crear vida es realmente el objetivo dos.
Hsu es consciente de que la tecnología aún está en pañales y que podría no funcionar en su caso. Aunque no pueda tener un hijo biológico, espera que estas técnicas acaben abriendo opciones a otros pacientes de cáncer infantil. «Es una práctica que acaba de empezar. Cuanto más apoyo, más investigación y más datos tengamos, mejor para gente como yo en el futuro», concluye.
Artículo publicado originalmente en WIRED. Adaptado por Alondra Flores.