Un acuerdo global sobre plásticos a la vista: Las negociaciones clave dan inicio en Corea del Sur
“Confío en que, durante esta semana, todos los Estados miembros actúen con solidaridad y un profundo sentido de responsabilidad hacia las generaciones futuras, y que juntos inauguren un nuevo capítulo histórico al concluir un tratado global sobre la contaminación plástica”, añadió.
Oficialmente, las conversaciones llevan el nombre de la quinta reunión del Comité Intergubernamental de Negociación (INC-5), cuyo objetivo es desarrollar un instrumento internacional jurídicamente vinculante para combatir la contaminación por plásticos, incluido el daño al medio marino. Este encuentro sigue a cuatro rondas previas iniciadas hace exactamente 1,000 días en Uruguay.
La directora del PNUMA, Inger Andersen, destacó la gravedad del problema: “Algunos plásticos pueden tardar hasta 1,000 años en descomponerse”, y aun así, señaló, “solo se fragmentan en partículas más pequeñas que persisten, se dispersan y contaminan. Estas partículas dañan la resiliencia de los ecosistemas, obstruyen el drenaje en las ciudades y, probablemente, afectan la salud humana. Además, el crecimiento descontrolado de la contaminación plástica emite cada vez más gases de efecto invernadero, exacerbando el desastre climático”. Según Andersen, esta realidad ha generado una presión pública y política creciente para actuar de manera decisiva.
En un mensaje dirigido a los delegados en Busan, el Secretario General de la ONU, António Guterres, enfatizó la necesidad de un tratado que sea “ambicioso, creíble y justo”.
Para Guterres, cualquier acuerdo debe abordar el ciclo de vida completo de los plásticos, incluyendo la eliminación gradual de plásticos de un solo uso y de corta duración, la mejora en la gestión de residuos y la promoción de materiales alternativos. También subrayó la importancia de garantizar que todas las naciones tengan acceso a tecnologías que mejoren los entornos terrestres y marinos, y proteger a las comunidades más vulnerables, como los recicladores, quienes dependen de la recolección de plástico para su sustento.
El gran problema latente de los microplásticos
Los ecologistas y los científicos que estudian la contaminación coinciden en que la forma de solucionar el problema del plástico no es con más reciclaje ni con tubos gigantes que recojan la basura que flota en el océano, sino reduciendo masivamente su producción. Pero aunque no sabemos qué es lo que finalmente se incluirá en el tratado –se calcula que las negociaciones se extiendan hasta 2024–, no esperes que acabe con la fabricación de plástico del mismo modo que un tratado de paz acabaría con una guerra. En cambio, podría impulsar a la humanidad a atender su debilitante adicción a los polímeros, por ejemplo, apuntando a los plásticos de un solo uso. «No tendremos un mundo sin plástico; eso no es en un futuro previsible», comenta Deonie Allen, científica especializada en plásticos de University of Canterbury, en Nueva Zelanda. «Sin embargo, por la forma en que lo usamos actualmente, esa es una opción que podemos elegir hoy».
Piensa en el flujo de plástico que llega al medio ambiente como un arroyo. Si se quiere tratar el problema río abajo, se eliminan los residuos que ya están en el entorno, como se hace en una limpieza de playas. Más arriba –literalmente– se pueden implementar barcazas fluviales para interceptar el plástico antes de que llegue al océano. Pero lo más lejos que se puede ir río arriba es, simplemente, no producir el plástico en primer lugar.