martes, enero 21, 2025
Ciencia y Salud

Un proyecto de ley en California busca etiquetar las redes sociales con advertencias sobre salud mental


Rob Bonta, fiscal general del estado de California, Estados Unidos, ha presentado un proyecto de ley que pretende obligar a las redes sociales a añadir etiquetas de advertencia que alerten sobre las afectaciones a la salud mental que pueden ocasionar en menores de edad. La iniciativa legislativa se conoce AB 56 y está respaldada por la asambleísta Rebecca Bauer-Kahan.

Los impulsores de la normativa explican que los suscriptores, en especial los niños y adolescentes, deben tener acceso a información clara sobre los efectos dañinos que puede provocar el uso de servicios social media. Sugieren que empresas como Meta, Snap, ByteDance o X deberán mostrar avisos al respecto a los usuarios de todas las edades al iniciar sesión por primera vez. Después de esto, las notificaciones tendrá que enviarse de manera semanal. En cada ocasión, permanecerán en pantalla durante al menos 90 segundos, sin posibilidad de ser omitidas.


Ilustración de personas viendo celular

Los demandantes también acusan que TikTok facilita la promoción de retos virales que, en diversas ocasiones, se han relacionado con la muerte de algunas personas.


Adicción a las redes sociales

La propuesta está basada en las disposiciones previstas en las leyes de Protección contra el Acoso Cibernético y de Prevención de la Violencia en Línea, actualmente vigentes en California. Ambas regulaciones contemplan disposiciones que obligan a las redes sociales a informar sobre sus protocolos para evitar, detectar y contener el acoso cibernético y la difusión de materiales violentos.

Bonta alega que “las corporaciones de medios sociales han demostrado su falta de voluntad para abordar la crisis de salud mental. Se han dedicado a aprovechar al máximo las funciones adictivas y el contenido dañino en favor de las ganancias”. Añade que las etiquetas de advertencia son una “forma equitativa y transparente” de enfrentar la problemática. “Son otra herramienta en la caja para poner un alto y proteger a las futuras generaciones”, agrega.

Un informe del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos señala que la edad mínima para usar espacios digitales de comunicación en el país es de 13 años. Pese a ello, revela que casi el 40% de los menores entre 8 y 12 años son miembros en alguna de estas plataformas. Advierte que los suscriptores que navegan más de tres horas al día en espacios como Facebook, Instagram o TikTok “están expuestos a un doble riesgo de experimentar problemas de salud mental”. Cita algunos trastornos como la depresión, ansiedad, afectaciones en el sueño y dificultades para relacionarse con el entorno.

“Las redes sociales han creado sistemas diseñados para mantener a nuestros niños ocupados sin descanso, a expensas de su salud mental. Este proyecto de ley arroja luz sobre esos daños y garantiza que las familias tengan acceso a información fundamental para tomar decisiones”, expone Bauer-Kahan.



Vivek Murthy, director general de salud pública de Estados Unidos, dijo a principios de año que las big tech deberían adoptar un sistema de etiquetado para alertar sobre sus posibles efectos negativos en el bienestar psicológico. La propuesta fue presentada ante el Congreso y apoyada por 42 fiscales generales, entre ellos Bonta.

Autoridades sanitarias en todo el mundo han expresado preocupación acerca del uso excesivo de redes sociales entre la población más joven. Algunos países han comenzado a tomar medidas drásticas para tratar la situación. En Australia se ha aprobado un anteproyecto de ley que pretende prohibir el uso de estos espacios virtuales a las personas menores de 16 años de edad. Los mecanismos de control que incluye esta iniciativa superan en rigor a cualquier otro esquema regulatorio existente, según los especialistas.

Las compañías del sector han dicho que la institución de vetos tajantes no representa una solución real al problema. Justifican que estos escenarios podrían generar un caos y ocasionarían una migración masiva de usuarios a sitios más peligrosos y menos regulados. La documentalista Lauren Greenfield ha refutado la postura. En una entrevista con WIRED, sostiene que “la tecnología es importante por muchas razones, pero la ingeniería actual de las apps sociales es una situación insostenible. No es justo pedirles a los adolescentes que se autorregulen cuando las plataformas han sido diseñadas para crear adicción”.



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