Una encuesta mide por primera vez el populismo científico en España
“La casta también son los supuestos científicos e intelectuales, que creen que tener una titulación académica los vuelve seres superiores”, reprochaba Javier Milei el pasado 5 de septiembre. Si bien, el populismo suele enfrentar a la ‘gente normal’ contra las élites políticas, en los últimos años, algunos movimientos populistas —como el de Donald Trump o Javier Milei—, han puesto el foco en las ‘élites académicas’, alegando que el instinto natural y el sentido común son superiores al conocimiento científico que muchos de sus seguidores consideran inútil y asocian a con intereses ocultos.
En este contexto, la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) ha publicado los resultados de la encuesta Confianza en la ciencia y Populismo científico en España. que analiza este fenómeno —conocido como populismo científico— en 987 personas que usan internet de forma habitual en el país.
Además, el trabajo forma parte de un estudio internacional de la Trust in Science and Science-Related Populism (TISP), que analiza los factores que afectan a la confianza en la ciencia y el populismo científico en 68 países. Los resultados se publicaron el pasado 20 de enero en la revista Nature Human Behaviour.
Populismo científico: un concepto escurridizo
¿Qué sistiene el populismo científico? Puesto que los populismos no son doctrinas y se adaptan rápidamente, es difícil abarcar sus características a modo de definición. De manera orientativa, el populismo científico puede describirse como el conflicto entre dos grupos: por un lado, el de un sector de la población que se considera a sí mismo el guardián de un conocimiento cotidiano autosuficiente, autoevidente y virtuoso y, por otro, la élite académica, a la que aquel primer conjunto califica de interesada y digna de sospecha. Este conflicto contrae un problema de soberanía y de autoridad con respecto a la ciencia y la información verificada. ¿Quién tiene autoridad para decidir qué se investiga y financia? ¿Quién tiene autoridad para entender la producción de conocimiento?
“Me están diciendo que no coma azúcar, pero yo la llevo comiendo toda la vida, no me va a decir el médico lo que tengo que hacer”, pone como ejemplo de dicho populista Celia Díaz Catalán, investigadora de la Universidad Complutense de Madrid y codirectora científica del estudio. Para la Investigadora, el populismo científico es ese antagonismo entre la ciencia y el sentido común, que da como seguro lo que hemos visto toda la vida. “Mi abuela que vivió 100 años y fumó toda la vida es la postura más clara de populismo científico”.
Con todo, la experta reconoce que es un concepto difícil de definir. “Se toca con anti-intelectualismo, que se toca con desconfianza”, explica. “¿Hay una relación entre la conspiración antivacunas y el populismo científico? Sí. ¿Todas las personas que se podrían identificar de alguna forma como conspiracionistas, antivacunas, se pueden tildar de populistas científicos? No. El populismo científico es más diverso”.
Gema Revuelta, directora del Centro de Estudios de Ciencia, Comunicación y Sociedad de la Universitat Pompeu Fabra (CCS-UPF), también considera que el término es confuso porque se ha sacado de su contexto político.