Venecia se mudó para el Canal del Cerro
LA HABANA, Cuba.- Hace unos días fui a casa de Irina Diéguez Toledo, una excompañera de trabajo y buena amiga, que vive en la calle San Cristóbal esquina a Recreo, en la zona conocida como el Canal del Cerro, y poco faltó para que no pudiera llegar hasta allí, pues la cuadra entera, hasta los contenes, era un río de aguas albañales unida a la potable, producto de varios salideros y roturas de tuberías que existen a su alrededor.
La esquina de las calles Suzarte y San Cristóbal no había por donde cruzarla, y tuve que mojarme los zapatos, y hasta los pies con esa corriente de agua inmunda que inundaba además las calles aledañas, y pasar por encima de unas piedras y maderos, puestos por los vecinos para ir de una acera a la otra, como puentes improvisados.
En algunos tramos la acera ésta rota, el agua sube por encima también, algo que dificulta más el tránsito por allí.
Durante mi conversación con Irina le pregunté si alguna instancia oficial sabía sobre este problema y me contestó: “Esto lleva así años, y ahora se encuentra peor. Yo escribí a la dirección de Aguas de La Habana, al Gobierno Municipal y al Provincial, a Epidemiología, a la oficina de atención a la ciudadanía de Díaz-Canel… Además, esto lo conoce el delegado de la circunscripción y otras autoridades y no dan una solución definitiva”.
Añadió: “El agua se desperdicia a través de los salideros y no llega a la casa. Muchas veces ponen el agua de noche, como por ejemplo ayer, y tuve que lavar a partir de las 10:00 y terminé cerca de la una de la madrugada. Vivo sola con mi tío, un anciano enfermo que cuido. Esta obligación, y el trabajo que paso, me tienen con esta delgadez que me ves y un enorme cansancio que hace que en ocasiones hasta me duerma de pie”.
Continuó: “Aquí hay que estar encerrados todo el tiempo, pues los mosquitos casi no te dejan vivir. Yo puse tela metálica en las ventanas, pero si abres una puerta entran. Ya no fumigan como antes. Para colmo, tengo ratones en la casa por la basura sin recoger que nos rodea por todos los lados”.
Me enseñó de donde salen tantos mosquitos. En la esquina de su casa, en los charcos permanentes de agua, vi las larvas de estos insectos, y hasta renacuajos.
Me dijo: “Yo vivo en este lugar hace muchos años, y jamás la situación había llegado al estado actual. ¿Tú crees que se puede vivir así? Son verdaderos arroyos callejeros constantes en la zona, ya no podemos salir siquiera a la acera sin mojarnos los pies. Esto parece Venecia, solo faltan las góndolas”.
Ante esta agobiante situación, Irina se desahoga y sube a Facebook videos cortos y fotos, y creó una serie titulada: “En mi barrio no crecen las flores”.
A salir del hogar de mi amiga hice un recorrido por la zona para comprobar el estado de las calles accesorias.
Desde la esquina de San Salvador y Chaple, a pocas cuadras de su casa, comienza el despilfarro de agua por varios salideros que hay en las calles Meireles, Suzarte, Recreo y otras cercanas.
Estas calles están en un declive y, por tanto, el agua corre en forma de cascada, y produce la inundación. Solamente se seca un poco cuando cortan el suministro, aunque se mantienen las aguas albañales y el limo negruzco propio de algo bien añejo.
Las reparaciones realizadas en lugares cercanos parece que no han sido las mejores, pues están las calles rotas y sin asfaltar. Por el tiempo que llevan así, ha crecido la hierba.
Una preocupación generalizada de los vecinos es que debido a las roturas y tupiciones de la red del alcantarillado, se mezclen y contaminen las aguas, lo cual provocaría enfermedades.
Todo esto ocurre a poca distancia del acueducto de Albear, en Palatino, que abastece de agua a buena parte de los pobladores de La Habana.
El problema no es exclusivo de esta zona del Cerro. El Estado ha reconocido la existencia de más de 130.000 personas en la capital que por las roturas y salideros, entre otras cosas, no reciben agua en sus viviendas, y la obtienen a través de camiones pipas, o cada varios días.