sábado, diciembre 21, 2024
Economía

los trabajadores piden un aumento salarial del 77% y las navieras ofrecen el 40%


La huelga de estibadores en toda la costa este de Estados Unidos y el Golfo de México va a dar comienzo en la medianoche de Estados Unidos. Después de meses de conflicto en las negociaciones para el nuevo contrato (el actual dejará de estar en vigor esta misma noche), las dos partes no han llegado a un acuerdo: por un lado, la Asociación Internacional de Estibadores (ILA) exige que aumenten los salarios un 77% en los próximos seis años, entre otras medidas, y por el otro, la Alianza Marítima de Estados Unidos, que representa en este conflicto a los gestores de los puertos y a las empresas navieras, que ofrecen un aumento muy inferior. La huelga tiene potencial de volver a generar presiones inflacionistas y a crear cuellos de botella en las cadenas de suministro globales, especialmente si se prolonga durante mucho tiempo, y va a poner a prueba las lecciones que ha aprendido la industria comercial estadounidense en la crisis de suministros que se produjo tras la pandemia.

Los estibadores han dicho «basta» y comenzarán la huelga esta misma noche. Los trabajadores que descargan los buques que llegan a los puertos en Estados Unidos piden un nuevo contrato para los próximos años que incluya subidas salariales del 77%, y las empresas navieras y gestoras de los puertos les ofrecen mucho menos: un 40%. Además, el sindicato de estibadores también exige que se frenen los proyectos que automatizarán el trabajo en los próximos años, una tendencia que amenaza miles de puestos trabajo de sus sindicalistas. El conflicto no es nuevo: desde hace años, como ilustró la famosa serie televisiva The Wire, los estibadores luchan contra un mundo en el que cada vez son más prescindibles.

La otra cara de la moneda de la situación de los estibadores son los elevados salarios que perciben. Los representantes de la Alianza Marítima de Estados Unidos alegan que los salarios que se pagan ya son muy altos, y que los beneficios de las navieras ya no son tan elevados como lo fueron durante la pandemia. Según las alegaciones de la Alianza Marítima, un trabajador portuario sindicalizado en la Asociación Internacional de Estibadores cobraría muy por encima del salario medio estadounidense y que un trabajador de almacenaje y transporte.

El parón que han acordado llevar a cabo ahora puede tener consecuencias importantes, tanto en Estados Unidos como en el mundo entero. A partir de esta noche, los puertos desde Nueva Inglaterra hasta Houston, Texas, dejarán de funcionar, salvo excepciones como la descarga de material militar o los cruceros turísticos. La globalización de las cadenas de suministro mundiales ha hecho que el bloqueo de los puertos en la primera economía del mundo afecte a lo largo y ancho del planeta, algo que quedó patente con la crisis inflacionista que se produjo en 2021, consecuencia de la reapertura económica que hubo en la salida de la pandemia. Además, el parón se suma a los problemas que el sector ya estaba sufriendo por la crisis en el Mar Rojo, que ha forzado a redirigir las rutas comerciales lejos de la región.

Los últimos años, sin embargo, han sido excepcionalmente buenos para las navieras, con firmas como Maersk o Hapag-Lloyd obteniendo durante la pandemia los mejores resultados de su historia. El líder del sindicato, Harold Daggett, reclama que los estibadores deberían beneficiarse de los aumentos de ingresos que se han producido en los últimos meses, y también durante la pandemia. Stephane Kovatchev, analista del equipo de crédito de Bloomberg Intelligence, reconoce cómo «un aumento de las tarifas de transporte marítimo puede apoyar la rentabilidad de la industria de los envíos», pero también pone el dedo en uno de los problemas económicos que puede generar el conflicto: «Puede provocar un rebote en la inflación para los consumidores finales», señala Kovatchev.

Seis días para descongestionar por cada día de huelga

El riesgo de que el parón de los estibadores termine desembocando en un nuevo aumento de la inflación que pondría en problemas a la Reserva Federal estadounidense, justo después de iniciar un nuevo ciclo de bajadas de tipos, aumenta cuanto más tiempo dure la huelga que han acordado los estibadores.

La naviera Maersk lleva ya tiempo tratando de protegerse contra la posible huelga, y calcula que una semana de huelga generará retrasos en los envíos de entre cuatro y seis semanas, una cifra similar a la estimación que mantiene UBS, quienes apuntan a que, por cada día de huelga, se necesitarán otros seis para poder despejar la congestión. Por su parte, desde JP Morgan destacan, basándose en datos de Linerlytica, que, por cada semana de parón, la disponibilidad de la flota mundial de buques caerá un 1,7%, hasta un máximo del 15% de la capacidad total de transporte, si la huelga llegase a ser indefinida.

La esperanza para evitar que un parón prolongado de los estibadores termine presionando al alza a la inflación recae en la capacidad que puedan tener la industria del consumo al por menor de absorber el aumento de costes que generará el parón. Muchas empresas también se han preparado para la huelga en los últimos meses, asegurándose el suministro a través de la costa Oeste de Estados Unidos, o llenando sus inventarios hasta los topes por si el parón de los estibadores se prolongase.

Sin embargo, fuentes de la compañía Hapag-Lloyd destacan que, si los envíos se fuesen a redirigir hacia los puertos de la Costa Oeste, se podría producir una congestión en estos similar a la que se vivió durante la pandemia, con el riesgo inflacionista que eso genera.

Un problema para la administración Biden

La administración Biden, y el partido Demócrata, en su conjunto, se ha encontrado con el problema de la huelga a dos meses de las elecciones en Estados Unidos. Para el gobierno, ninguna de las dos opciones que se le plantean es positiva. Por un lado, puede optar por apoyar a los estibadores, pero esto aumenta el riesgo de que se puedan producir aumentos de inflación y problemas de suministro en Estados Unidos en los dos meses previos a las elecciones. Por otro lado, el gobierno puede ponerse de lado de las navieras, que han cosechado beneficios históricos en los últimos años, y, en general, se trata de compañías no estadounidenses.

Hasta ahora, le gobierno ha optado por mantenerse al margen y tratar de ganar algo de tiempo. Este mismo domingo Joe Biden declaró que evitará posicionarse en el conflicto, y que se trata de una disputa que deberán resolver ambas partes. La alternativa que tiene el gobierno es intervenir y forzar que los estibadores trabajen durante 80 días más, ampliando el margen de negociación durante este periodo. Sin embargo, son varios los expertos que destacan cómo esta vía podría ser poco efectiva, ya que lo más probable es que los estibadores no trabajen de forma eficiente si se les fuerza a trabajar.

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