La COP29 hace los primeros cálculos sobre cuánto dinero invertir en el clima
Lo esencial viene después del artículo 55, donde entre la perífrasis y un paréntesis, más las otras estimaciones de las necesidades, se fijan por fin las cifras de cuánto habrá que asignar realmente. Los números giran en torno a los 1,300 millones anuales, para plazos que oscilan entre un lustro y una década. La buena noticia es que China, uno de los principales negociadores, apoyará gran parte de la cifra. Las decisiones que se tomen en los próximos días y cualquier zona de aterrizaje en torno al billón se considerará un éxito rotundo. Dentro del borrador existen versiones que intentan reservar una determinada cuota para las islas pequeñas, que ronda entre los 39,000 millones, y 290,000 millones a los países pobres.
Aún quedan muchas cuestiones por resolver, como las relativas al tipo de financiamiento: fondos públicos no reembolsables o préstamos con intereses subvencionados. Queda por dictaminar cuánto deberá destinarse a inversiones, cómo se dividirá entre mitigación, adaptación y las pérdidas. Esperemos tener respuesta el 22 de noviembre, día en que concluirá la COP29.
Partidarios y opositores
«No hay avances en el contenido, sino en el método. En general, es un documento más detallado que el anterior, que contiene más opciones, buenas y malas, pero también elementos relacionados con nuestros temas clave», opina Chiara Martinelli, directora de una red de 180 ONG, Climate Action Network Europe. Añade que hay cifras, pero sigue faltando una definición de financiación climática: «El lenguaje sobre los derechos, la referencia a los combustibles fósiles y los grandes contaminantes son buenos, no obstante, la sección de pérdidas y daños puede mejorarse».
Por su parte, Eleonora Cogo, experta en reformas financieras internacionales del think tank Ecco, no esta satisfecha: «El nuevo texto es un paso atrás porque vuelve a poner todas las opciones sobre la mesa. La semana próxima vienen los ministros y necesitarán un texto con pocas cuestiones abiertas que resolver. La cuantía del nuevo objetivo será sin duda una de ellas». Arunaba Ghosh, responsable de la ONG Consejo de Energía, Medio Ambiente y Agua sugiere que el texto sobre el NCQG, con abundantes corchetes y opciones, es indicativo de que las partes mantienen sus posiciones: «Aún queda mucho trabajo para llegar a un acuerdo sobre los aspectos claves como el quantum, la calidad de la financiación prevista y los plazos. El NCQG debe ajustarse a las necesidades de los países en desarrollo y debería ascender al menos a un billón al año, consistente principalmente en subvenciones y financiamiento en condiciones favorables». Apunta a que la financiación climática debe ser «concesional, catalizadora, asequible y creíble».
No faltan quienes califican el borrador como un «desastre», como lo hace un negociador anónimo. Claudia Concaro, delegada del think tank Italian Climate Network en la COP29, subraya el papel clave de los grupos políticos que llegan para el cierre: «En este momento, las visiones sobre la estructura del NCQG son tan distantes entre los países desarrollados y en desarrollo que son irreconciliables sin diálogo a niveles superiores». Es importante mencionar que muchos dirigentes se han mantenido alejados de la sede en Bakú en los últimos días.
El miércoles por la tarde, los delegados volvieron a reunirse para pedir a los copresidentes que rigen el sentido del texto, que elaboren un documento más breve. El nuevo borrador podría mantener todas las opciones presentes, eliminando cualquier duplicación. El apoyo procede de la Coalición de Alta Ambición (HAC, por sus siglas en inglés), que publicó un documento en el que se reitera la urgencia de encontrar un billón para el clima. Entre los firmantes están la Unión Europea, Francia, Canadá y Alemania.
Artículo originalmente publicado en WIRED Italia. Adaptado por Alondra Flores.