Este es el efecto que el silbato de la muerte azteca causa en tu cerebro
La cultura mexica desarrolló varios instrumentos de viento. De entre ellos, destaca el ehecachichtli, conocido mundialmente como el silbato de la muerte azteca. Es un objeto de cerámica con forma de cráneo que emite un singular sonido descrito por los oyentes como “un inquietante grito”.
La morfología de los silbatos de la muerte es bien conocida y su replicación es sencilla. Gracias a ello, es posible crear ehecachichtli modernos que permiten recrear su sonido tan característico. En internet hay un sinfín de videos donde se puede atestiguar “el grito” de estos instrumentos. Sin embargo, en cuanto a su verdadero propósito, antropólogos y arqueólogos no se ponen de acuerdo.
Existen varias hipótesis sobre la función original de los silbatos de la muerte, desde las que comprenden una función ritual mortuoria, hasta las que mencionan que son talismanes protectores. A ellas se suman las que dictan que se usaron para intimidar rivales. En cualquier caso, la respuesta científica es la misma: no hay evidencia suficiente para respaldar una u otra.
El sonido sí incita miedo, dice la ciencia
La teoría por la que más se inclina la cultura popular es la del uso para aterrorizar rivales. Para probarlo, recalcan los científicos, es necesario conocer los efectos psicológicos que provoca este instrumento en los seres humanos modernos. Con la idea de contestar esa pregunta, un equipo de neurocientíficos de la Universidad de Zúrich experimentó con una réplica exacta de un ehecachichtli prehispánico y observó lo que provocó en la conducta de 70 sujetos de prueba.
De acuerdo con su investigación, publicada en Communications Psychology, los silbatos de la muerte sí se perciben predominantemente como aterradores y aversivos. Las pruebas psicoacústicas reflejan que las personas asocian los sonidos del ehecachichtli con temor, incluso cuando desconocen su origen. Mediciones posteriores con resonancias magnéticas mostraron que el cerebro de los participantes registró actividad relacionada con estados de alerta mientras se activaron áreas de procesamiento asociativo en la corteza frontal.
“Los silbatos de calavera parecen herramientas sonoras únicas con efectos psicoafectivos específicos en los oyentes, y las comunidades aztecas podrían haber capitalizado su naturaleza aterradora y chillona”, señala el reporte.
Uno de los resultados inesperados sobre el estudio de los silbatos de la muerte es su aparente ambigüedad acústica. Según el estudio, una de las razones por las que el sonido es tan inquietante es porque parece un grito humano, pero nunca termina por ser idéntico a uno real. Es un efecto similar al del “valle inquietante”, un fenómeno psicológico predominante en la robótica en el que la imitación de comportamientos muy parecidos a los de los humanos, lejos de despertar empatía, provoca un distanciamiento entre las personas y el producto.
“Los sonidos del silbido de la calavera atraen la atención mental al imitar afectivamente otros sonidos aversivos producidos por la naturaleza y la tecnología. Fueron clasificados psicoacústicamente como una mezcla híbrida de una voz o un grito, pero también con elementos de mecanismos técnicos”, finaliza el documento.