jueves, diciembre 26, 2024
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Acusaciones de montaje a Mary y Federico de Dinamarca: por qué fingen que siguen juntos y están enamorados


Elena de los Ríos

Si se confirma que Letizia irá de blanco en
el famoso retrato oficia
l obra de la fotógrafa estadounidense Annie Leibovitz,
la conexión con Mary de Dinamarca va a ser inmediata. La reina australiana de los daneses no puede lucir más blanca y serena, pese a
las circunstancias con polémica
que le ha tocado vivir. Solo la vemos en un plano americano, pero su rostro lleno de sabia madurez lo cuenta todo. Ya no vemos a la mujer, sino a la institución.

La verdad es que el retrato oficial de los monarcas daneses no tiene desperdicio, aunque el plano sea tan escueto. El rostro de la reina Mary celebra su edad: si hay
retoques son mínimos, porque ahí están las arruguitas de expresión que tantas se esfuerzan en borrar. El de
Federico de Dinamarca ya no traslada la picardía
, de antaño, pero ni la circunspección de la barba cana eclipsa la seña de identidad del
‘príncipe turbo’: ese icónico frontal calculadamente despeinado.

No podemos dejar de consignar que Mary y Federico de Dinamarca no posan hombro con hombro, en un plano de igualdad. Es la reina quien se sitúa por delante, como por delante se sitúa
su reputación y entrega a las tareas que tiene encomendadas. No se conocen críticas a la reina, aunque las escapadas que el matrimonio real ha orquestado en los últimos meses han generado ríos de titulares por
los lujos y el despilfarro general
de los mismos. Tantos, que hasta han tapado la famosa escapada madrileña con Genoveva Casanova.

Dinamarca se escandaliza con la vida de lujo de los reyes

Los reyes de Dinamarca gustan del viaje de lujo: en verano
por culpa las vacaciones
y en invierno, porque escapar de las bajas temperaturas del país es obligación de la élite nacional. El pasado agosto, la pareja royal viajó a la isla Bornholm, un paraíso situado en el mar Báltico, concretamente entre la costa sur de Suecia y el norte de Polonia. Según el diario danés Ekstra Bladet, Federico y Mary de Dinamarca gastaron a un ritmo desaforado:
3.000 euros por minuto.

El costo del viaje de un solo día a Bornholm ascendió a 66.000 euros, 13.000 de ellos destinados a pagar el tiro de caballos del carruaje de los monarcas. En septiembre,
Mary Donaldson
se fue de vacaciones sin Federico, solo con su hija Josephine, nada menos que a Australia. Allí la vimos bañándose en la playa. El monarca tampoco se queda corto, pues en septiembre
‘desapareció’ durante un fin de semana en el que dejó a su esposa de regente. Estuvo en Alemania, en el castillo de Berleburg, de cacería.

El retrato de Mary de Dinamarca, con el colgante que lleva la inicial F. /

instagram (@detdanskekongehus)

La prensa alemana sigue muy de cerca la
evolución del matrimonio real danés, también porque el rey Federico es muy popular entre la aristocracia germana. Su primo y anfitrión en Berleburg es
Gustav Sayn-Wittgenstein-Berleburg, hijo de la princesa Benedicta, hermana de Margarita II. De hecho, es una popular publicación alemana la que ha lanzado una hipótesis sobre la relación de Federico y Mary de Dinamarca que no es descabellada:
su matrimonio es un montaje.

¿Estamos ante un matrimonio que se sostiene únicamente en el deber y el disfrute de una vida a todo tren? Esa parece ser la percepción de la revista alemana Bunte, en alerta desde que
Genoveva Casanova saltó a la palestra como la amiga mexicana-madrileña del rey Federico. Los periodistas germanos denuncian cómo los monarcas de Dinamarca escenifican una relación aparentemente perfecta, en lo que han denominado «una trampa». Así lo detectaron en un reciente viaje de Federico y Mary a Copenhague.

En público, Mary y Federico parecen fingir cercanía

«María y Federico de Dinamarca buscaron repetidamente la cercanía mutua. El rey, incluso, le tomó la mano con fuerza a Mary en el escenario. Casi como si quisiera dejar claro que los dos, efectivamente, van de la mano pero no logran zanjar
las acusaciones actuales de montaje», publicó Bunte. Y tiene su lógica: una pareja que prefiere disfrutar su tiempo de ocio por separado, no puede pretender creíble una relación de enamoramiento convencional.

Puede que a Mary y Federico de Dinamarca se les esté yendo la mano con la falsificación de una relación que, evidentemente, ya
ha pasado página del romanticismo. Y aunque no es ningún drama sino, más bien, algo natural en la vida de las parejas, ellos se empeñan en interpretar. De ahí que la reina luzca, una vez más, ese colgante con una F que apunta a la persona que lleva más cerca del corazón. A estas alturas, quién se va a creer que
Mary continúa enamorada. Eso sí que sería una tragedia real.





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