Marruecos imita el antiguo modelo de España para dar su gran salto económico y ser la fábrica de África
Marruecos es un país que lo tiene prácticamente todo para disfrutar de un desarrollo económico que le permita poco a poco reducir la brecha con España y Europa. Una situación geográfica buena (pegado a Europa, uno de los grandes centros de consumo), una mano de obra barata, pero relativamente mejor formada que la del resto de África, y grandes aliados a nivel internacional como EEUU o la propia España. Rabat no quiere desaprovechar esta oportunidad y ha empezado a seguir, parcialmente, los pasos que dio España en su época de mayor crecimiento del PIB y la productividad. Marruecos se está convirtiendo en una potencia automovilística que podría catapultar su crecimiento del PIB en los próximos años, según coinciden diferentes casas de análisis.
Hasta la fecha, la economía de Marruecos ha sido más una decepción que una sorpresa positiva. Sus tasas de crecimiento del PIB agregado y per cápita han sido relativamente pequeñas para su nivel de desarrollo y todas las ventajas señaladas anteriormente, además de la ayuda internacional que recibe. Además, recientemente, han emergido pruebas de desaceleración. Sin embargo, esto podría estar a punto de empezar a cambiar. «El débil desempeño económico de Marruecos este año probablemente no sea más que un mero contratiempo», señala en un reciente informe James Swanston, analista de Capital Economics. Ese contratiempo lo explica Stéphane Alby, economista de BNP Paribas, en una importante sequía que ha mermado la agricultura. De hecho, si se excluye al sector, aclara el experto del banco francés, el crecimiento de la actividad se mantuvo sostenido con un 3,3% interanual en el primer semestre de 2024.
El horizonte, por tanto, sigue siendo prometedor. «Gracias a una inflación baja y estable, una política monetaria más laxa y un sector manufacturero floreciente, esperamos que la economía de Marruecos crezca alrededor de un 5% en 2025 y 2026, más rápido de lo que esperan otros analistas. Es más, en un horizonte más largo, es probable que la convergencia de ingresos con Estados Unidos sea una de las más rápidas del mundo emergente», apunta Swanston desde Capital Economics.
La renta per cápita actual de Marruecos es de unos 4.200 dólares, muy lejos de la de países como España, que supera los 30.000 dólares, según el Fondo Monetario Internacional (FMI). Sin embargo, aunque la brecha es tan grande, buena parte de esta diferencia se generó entre los años 50 y 80, cuando España disfrutó de su gran despegue industrial y de productividad. Un informe reciente de Deutsche Bank mostraba que el gran despegue de la economía española se produjo en el periodo 1950-1974, con un crecimiento medio cada año del 6,3%. Más tarde, la economía nacional comenzó a perder tracción, al igual que la productividad. En el periodo 1975-1999 la tasa de variación real anual del PIB promedió un 2,6%, mientras que el cuarto de siglo 2000- 2024 este dato ha sido solo del 1,6%. Ahora Marruecos quiere emular esa etapa o gran ciclo económico de España siguiendo los mismos pasos.
Marruecos mira a España para su salto
Precisamente en esa época España vio llegar importante inversión extranjera, con mención especial al sector del automóvil. Muchas de las plantas más conocidas de marcas extranjeras en suelo español empezaron a operar en esa época. En los años 50, la compañía estatal francesa Renault buscaba un socio industrial para fabricar vehículos en España bajo su licencia y de ahí surge la planta de FASA en Valladolid. La conocida planta de Volkswagen en Pamplona trabajó para la inglesa Morris (los famosos Mini) en los 60 y en los 70 SEAT la empleó para unidades de Lancia italianos. En 1972, la americana Ford decidía volver a España tras décadas de ausencia y presentó sus planes al gobierno franquista, lo que desembocaría en la construcción de la planta de Almussafes en Valencia. Unos años más tarde, en 1979, la japonesa Nissan se instalaba en Cataluña.
Esa dinámica se está apreciando en los últimos tiempos en Marruecos. Aunque, por ejemplo, Renault tiene presencia en el país desde los años 30, el acelerón ha llegado en el siglo XXI. Las plantas del grupo francés en Casablanca (SOMACA) y Tánger han superado los cuatro millones de vehículos fabricados en sus líneas de producción desde el inicio de las operaciones, en 2005 y 2012 respectivamente. Otro gigante francés, Citröen, tiene planeado producir alrededor de 100.000 vehículos en el país para 2027. El año pasado, la producción total de vehículos en Marruecos aumentó un 15% y superó la marca de 500.000 unidades. Marruecos produce ahora más vehículos que Hungría y Rumanía, y se acerca a Polonia, según las cifras recopiladas por Capital Economics.
Tras la pandemia, los proyectos se han multiplicado, especialmente al calor del impulso al coche eléctrico y la necesidad de diversificar las cadenas de suministro y encontrar costes laborales más bajos. En ese impulso ha tenido que ver mucho una China deseosa de inundar el mundo con sus más baratos y competitivos vehículos eléctricos. Algo que se ha visto muy claramente en los componentes. Cada vez son más los fabricantes chinos de baterías para coches eléctricos que están proyectando plantas en Marruecos. El grupo chino dedicado a las baterías Gotion High-Tech abrirá una gigafactoría en el país. La empresa Hunan Zhongke Shinzoom Technology, especializada en equipos electromagnéticos y ánodos para baterías, también. El grupo BTR New Material planea levantar igualmente una fábrica para producir 50.000 toneladas de cátodos al año. En un ejemplo aún más significativo, el fabricante de componentes español para el automóvil Antolin, que ya tiene una planta en Tánger, ha anunciado que quiere aumentar sus inversiones en el país vecino.
Françoi Conradie, economista de Oxford Economics, explica en declaraciones a elEconomista.es, que la comparación con la España de los 60 y 70 es lógica y tiene sentido: «Sí, se aplica la misma lógica: tratar de aprovechar al máximo una fuerza laboral cualificada y relativamente barata que se encuentra fuera, pero cerca, del mercado central europeo. El momento es muy bueno, ya que la adopción de vehículos eléctricos en Europa mantendrá la demanda de compra de automóviles en un nivel saludable», asegura este experto.
Pese a que el impulso viene de antes, desde BNP, Stéphane Alby se retrotrae a 2021, cuando las autoridades lanzaron un amplio programa a largo plazo que pretende remodelar profundamente el modelo de desarrollo de Marruecos. Las cifras parecen avalar estos planes: los anuncios de proyectos de inversión extranjera directa (IED) totalmente nuevos se han multiplicado por cinco en los dos últimos años. Marruecos es el país con la mayor proporción de nuevos proyectos anunciados en porcentaje del PIB en comparación con otros países «conectores»: un 14% en 2023 frente a menos del 2% para México y Turquía. Aquí vuelve a quedar patente la importancia de China: históricamente representaba menos del 2% de los flujos de la IED, pero representó casi el 30% de los anuncios de inversión en el período 2022-2023.
James Swanston, el autor del informe de Capital Economics, explica en declaraciones a elEconomista.es que Marruecos puede hacer grandes avances en la mejora de su PIB per cápita, aunque no alcanzará a corto y medio plazo a los países más ricos de África (tienen grandes riquezas naturales como petróleo o diamantes), «debería experimentar una tasa mucho más rápida de crecimiento del PIB per cápita en el medio y largo plazo y converger con los ingresos de las economías desarrolladas más rápidamente que otras naciones africanas», sentencia este experto. Con todo, «esperamos que las exportaciones de Marruecos sigan creciendo con fuerza, respaldadas por el sector automovilístico. Ya hemos señalado anteriormente que el sector automovilístico ha avanzado a pasos agigantados en la última década», asegura.
Otras ventajas de producir en Marruecos
«Marruecos acaba de experimentar profundos cambios con el desarrollo del sector del automóvil. Las exportaciones de este sector se han más que triplicado en una década, lo que ha mejorado notablemente la capacidad de la economía para resistir los choques externos sin aumentar su potencial de crecimiento. Reforzar los vínculos entre el desarrollo de estos nichos industriales de alto valor añadido y el resto de la economía será, pues, uno de los principales retos de los próximos años», completa Alby desde BNP.
Los datos que aportan los expertos de las diferentes casas de análisis allanan el terreno para que Marruecos disfrute de su milagro económico o etapa de gran expansión. Más allá de las ventajas económicas específicas del sector, es probable que Marruecos siga siendo un destino atractivo para la inversión. La calidad de la infraestructura de Marruecos proporciona un buen entorno para la exportación, y Marruecos ocupa el sexto lugar entre los principales mercados emergentes en términos de calidad de sus puertos. Mientras tanto, más de la mitad de la población es menor de 30 años y la población en edad de trabajar seguirá creciendo como porcentaje de la población total. Esto debería generar un mayor ahorro interno y, por lo tanto, más recursos internos para financiar la inversión.
«Con una tendencia creciente de inversión en Marruecos desde la UE, las economías del Golfo y China en los últimos años, sospechamos que estos factores, junto con los abundantes recursos de Marruecos, las reformas estructurales y la incursión en la cadena de suministro de África, harán que Marruecos siga siendo un destino para la inversión. Esto debería consolidar aún más a Marruecos como un centro manufacturero en el norte de África», sentencia el informe de Capital Economics.