lunes, febrero 3, 2025
Cuba

El Plan B de la “dolarización parcial” Cubanet


LA HABANA.- La economía del régimen cubano es un eterno deja-vú. Lo que ocurrió alguna vez en el pasado reciente con el CUC nos está regresando. Y precisamente porque han prometido (en el mismo programa televisivo donde escuchamos a Alejandro Gil hablar del “camino correcto”) “respetar” las cuentas en MLC, es que estamos seguros de que no lo harán, como tampoco hay nada en firme con una “dolarización parcial” que en esencia sigue siendo lo mismo: te pago con un papel que no sirve y te cobro con otro muy difícil de conseguir.

Cuando encuentren otra “vía express” para ingresar dólares, pero sin renunciar jamás a saquear los bolsillos del ciudadano, entonces dirán que la dolarización fue un error. Pero todo indica que esta vez el “error” se extenderá por largo tiempo pues todos los otros caminos de saqueo se han ido cerrando.

El turismo continúa en caída libre; la comercialización de servicios médicos está en sus peores momentos; los negocios de envíos a Cuba, por su evidente conexión con la cúpula castrista, probablemente ya estén en la mira de la Casa Blanca. A eso sumemos que el simulacro de aperturas para un “sector privado” de fantasía terminó en revancha de mafiosos; la captación de remesas de manera directa está frenada por las sanciones a FINCIMEX y Orbit S.A.; mientras que las deportaciones anunciadas ponen en peligro el ejército de emisores de remesas que se propusieron crear con el éxodo masivo.

Los planes de mutación iniciados con Barack Obama fallaron, el espaldarazo de Joe Biden llegó pero demasiado tarde y Kamala Harris fue derrotada por Donald Trump, que en apenas 10 días y con un par de medidas ha dejado claro que no será nada fácil negociar con él si, como las veces anteriores, a la mesa de “diálogo” solo llevan un manojo de presos políticos.  

El panorama no luce nada prometedor para quienes no contaban con que Donald Trump regresara a la Oficina Oval. Los sueños de “mutar” en “dictadura buena”, encabezada por una élite de represores-empresarios dispuesta a pactar con quien sea a cambio de hacer borrón y cuenta nueva con el pasado, parecen estar a punto de romperse irremediablemente, y apenas les queda la opción de acumular los dólares suficientes, en efectivo, para poder escapar cuando esta olla de presión —sin la válvula de seguridad que son el éxodo, las remesas y los presos políticos como moneda de canje— les estalle en la cara.

En tal sentido (y además en el sinsentido de pretender “desdolarizar dolarizando”) la “dolarización parcial” es simplemente un truco, un acto de ilusionismo tras el cual se esconde no solo la estafa como práctica habitual sino ese Plan B de la escapada que, a estas alturas del juego, con la evidente impopularidad de la medida, va despuntando como único plan.

Los ejercicios de guerra, la pretendida “exhibición de músculos” que apenas los ha puesto en ridículo en las redes sociales, las marchas y la propaganda exacerbada apenas son distracción para los pocos ingenuos que, dentro o fuera de Cuba, aún esperan por que el castrismo muestre algo de coherencia ideológica con aquellos tiempos en que Fidel Castro al menos podía jactarse de tener liderazgo entre sus propias fuerzas, pero resulta que la vieja estrategia ya no funciona, es obsoleta incluso al interior de las filas comunistas donde más de uno —viendo el final tan cerca— está a la espera o de mutar o de huir, porque la “resistencia” siempre ha sido un mito fabricado a la medida de la miseria que nos rodea y que nos “resistimos” a ver.

Los planes pintan mal porque esta vez vienen a por todos. La idea de renovar una vieja guardia, ya cansada y decepcionada, en los grupos de influencia dentro de los Estados Unidos pudiera no florecer con las deportaciones y demás medidas de control de la emigración y sus relaciones con la dictadura que pudieran venir, y esos eran puntos clave para la supervivencia de un régimen que solo se mantiene en virtud de esos respiraderos y válvulas de escape que son lo que pudiéramos llamar la “emigración fiel” pero que en realidad se trata en la mayoría de los casos de verdaderos agentes trabajados por la inteligencia cubana.

No solo es el régimen, la élite que lo conforma, quien se coloca en la marca y listo para mutar o correr, sino muchos de esos negocios que le tributan (Katapult, de Hugo Cancio, entre los primeros) y que por ser manejados por los comunistas desde las sombras pudieran haber comenzado ya a buscar su propia puerta de escape, probándose en otros mercados de la región, incluso en Europa, diversificándose, porque intuyen la debacle que se aviene.

En ese punto, con esto de la “dolarización parcial” —en tanto no es posible “dolarizar” nada en Cuba si no es completamente— quizás esta vez no estaríamos tanto en ese deja-vú de los experimentos como en la mismísima puesta en práctica de un Plan B que tiene como único fin asegurar una buena escapada, y no precisamente hacia Rusia, como hiciera Bashar al-Asad, sino en una ruta convenida probablemente con el auxilio de El Vaticano, con quien al parecer no han terminado las conversaciones, y solo por eso la liberación de presos continúa, a pesar de lo ocurrido.

Nunca llegaremos a ver la “desdolarización”, como jamás volvimos a ver los mercados en pesos cubanos abastecidos con lo recaudado en las tiendas en MLC. Pero esta vez nos quedaremos esperando no porque otro Gil traicione (puesto que así como “traidor” lo calificó la ex contralora Gladys Bejerano) o porque otro Murillo se equivoque con el experimento sino porque jamás han pensado en “desdolarizar”. Lo de ahora es una verdadera operación de evacuación, un zafarrancho desesperado por agarrar todo el efectivo que puedan y salir corriendo. Porque si en 10 días con Donald Trump la cosa pinta mal, en cuatro años, de los comunistas atrapados en la Isla apenas quedarán las cenizas.



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