John McFall, el primer astronauta con discapacidad está listo para ir al espacio
La Agencia Espacial Europea (ESA) está trabajando para hacer historia una vez más. El estudio de viabilidad ‘Fly!’, que debía investigar la posibilidad de enviar al espacio a una persona discapacitada, concluyó el pasado otoño, dando luz verde a John McFall, el primer astronauta sin una pierna. Y ahora, según ha anunciado esta dicha agencia espacial, también ha dado el visto bueno el comité médico de la Estación Espacial Internacional (EEI), que certifica al astronauta europeo con el nivel más alto de autorización de vuelo.
El proyecto comenzó en 2020, con una encuesta preliminar en la que se identificaron los tipos de discapacidad menos susceptibles de ser incompatibles con los requisitos actuales para participar en misiones en la EEI. En 2021, se decidió que la baja estatura, las piernas de diferente longitud y la falta de una extremidad inferior no suponen limitaciones para los astronautas, por lo que la ESA inició oficialmente la búsqueda de un candidato para llevar a cabo el estudio.
El candidato ideal se presentó en noviembre de ese año: John McFall, médico cirujano con una pierna ortopédica y campeón paralímpico de 100 y 200 metros en los Juegos Paralímpicos de 2007. Se estudiaron todos los aspectos potencialmente problemáticos de la discapacidad de McFall en un entorno espacial y las posibles contraindicaciones para su participación en una misión en la EEI. El estudio de viabilidad finalizó en 2024 sin identificar ninguna razón por la que la discapacidad de McFall debiera impedir su reclutamiento en el cuerpo de astronautas de la ESA. McFall está a la espera de recibir el máximo nivel de certificación, que le permite además participar en las llamadas misiones de larga duración, es decir, permanecer en la estación espacial más de 30 días.
«Se trata de un éxito que demuestra lo mucho que hemos aprendido a lo largo de los años sobre los efectos de estar en el espacio sobre el cuerpo humano», explicó Alessandro Alcibiade, cirujano de vuelo del programa ‘Fly!’ en una rueda de prensa. «Al principio de la era espacial, solo los pilotos de pruebas en perfecta forma física podían volar. No porque fuera necesario, sino por precaución, porque no sabíamos qué efecto podía tener la microgravedad en el organismo humano, que evolucionó en condiciones muy diferentes. Ahora hemos acumulado cada vez más conocimientos médicos, y nos sentimos seguros de que podemos hacer volar cada vez a más gente, y creo que éste es uno de los mayores logros del actual programa espacial.
John McFall está listo para la misión
El británico John McFall, ahora un astronauta, podría participar en cualquier momento en una misión de la ESA. Sin embargo, hay otros dos aspectos que deben aclararse antes de que podamos pensar realmente en organizar un lanzamiento. El primero se refiere a la prótesis, que como todo objeto que se introduce en la agencia, debe contar a su vez con una certificación. No obstante, el equipo del programa está trabajando con el fabricante, y el proceso debería concluir a finales de este año.
Por otra parte, la ESA lanzó una convocatoria de oportunidades, pidiendo a universidades y empresas privadas que presentaran proyectos de investigación y experimentos que pudieran aprovechar las características de John McFall para ser llevados a cabo en la EEI. Hasta la fecha, ya han llegado 17 propuestas de ocho naciones diferentes, por lo que todo debería estar listo en poco tiempo.
¿Cuándo partirá McFall hacia el espacio? Aún no es seguro: todos los astronautas autorizados a volar compiten entre sí para ser incluidos en las próximas misiones en la estación espacial, y en este sentido no puede recibir favoritismos de la ESA. El tiempo apremia, porque la misión está prevista para 2030. La agencia europea les ha asegurado que el objetivo es tener a todos los astronautas en espera antes de esa fecha. Pero aunque eso no sea posible, siempre queda la Luna, y el nuevo Portal Lunar que se construirá en los próximos años. Las posibilidades de verlo partir, por tanto, son extremadamente altas. Solo es cuestión de tiempo.
Artículo originalmente publicado en WIRED Italia. Adaptado por José Carlos Oliva.