miércoles, marzo 12, 2025
Cuba

Comerse un dulce es un lujo en Cuba


LA HABANA.- El paladar de los cubanos, que es propenso a consumir bastante azúcar, viene sufriendo desde hace años por los altísimos precios de los dulces de repostería, elaborados con harina y cremas, lo que los hace  inalcanzables para un gran sector de la población.

Cuando deseé por estos días comer algún dulce, y acudí a las dulcerías particulares más cercanas a mi casa para comprar algo de mi agrado, ya que los dulces que antes vendían en las panaderías estatales no existen, encontré que tanto los pasteles de hojaldre como el llamado pastel oriental, que hace unos años valían entre uno y tres pesos, hoy cuestan entre 50 y 60, según el lugar.   

Anoté el costo de cada uno de los productos que aparecían en tablilla en uno de estos establecimientos. Las rosquitas, torticas, panques y masareales, que antes costaban un peso, ahora valen 60 pesos; las leonesas, marquesitas y donas, 80 pesos; genovesas, lanceros, y eclears   130; un mini bombón, 80, y un Peter pequeño, 50.

El cake para cumpleaños está entre los 2000 y 2500 como mínimo, pero el pastel bombón puede costar hasta 4000 pesos.

Estos precios son en establecimientos de menor categoría. En los establecimientos sofisticados, con aire acondicionado, son mayores los montos. Por ejemplo, en la dulcería Choco-Alexo, ubicada en Ayestarán entre Domínguez y San Pablo, en El Cerro, lo más barato cuesta 100 pesos. Incluso ofertan servicio de solicitudes por teléfono, entrega a domicilio, con pago extra por el mismo, por tanto si opta por esta opción, la cuenta no será menos de 500 pesos.

Es bastante común ver hoy por las calles a vendedores ambulantes, con bocinas eléctricas en sus carritos o bicicletas, que pregonan dulces: las gaceñigas a 250 pesos; tabletas de guayaba o coco, a 320 pesos si es entero y 80 la cuña.

Aún existen algunos reposteros particulares, con licencia o sin ella, que venden cake y dulces a precios similares, pues los tres elementos básicos para elaborar estos alimentos están muy caros: la harina, a 900 pesos o más el kilogramo; 30 huevos, entre 2500 y 3000 pesos, y la  azúcar no baja de 750 pesos el kilogramo. Todos estos productos, importados muchas veces,  se consiguen en las tiendas de Mypimes o por la izquierda y sus precios aumentan por día.

Los dulces más sencillos, tan comunes antes, ahora cuestan 60 pesos como mínimo. Si tenemos en cuenta que antes del reordenamiento económico costaban un peso, ahora valen sesenta veces más.  

Existen también dulcerías que comercializan dulces finos en divisa. Están ubicados por lo general en zonas turísticas, con precios fuera del alcance de la mayoría de la población, por tanto, es mejor ni averiguar porque el bolsillo de un anciano como yo no puede darse ese lujo.

Inevitablemente, uno piensa con añoranza en el pasado. De niño, mis padres siempre me celebraban los cumpleaños sin que fuese un gran sacrificio. El cake se adquiría en La Gran Vía y valía entre 2.50 y 4 pesos. 

Todavía en los años 1970 en las escuelas primarias, de forma gratuita, daban a los alumnos como merienda, una tortica o un masa real (el llamado matahambre) y un refresco. Ahora, los padres tienen que arreglárselas para que sus hijos puedan comer algo en la escuela.

Los dulces en almíbar (como los casquitos de guayaba y el coco rallado con su correspondiente queso amarillo) y las mermeladas, enlatadas o elaboradas en la casa que servían para el tradicional postre, son algo del pasado. Ahora solo se pueden adquirir en conservas y muy caros en las tiendas en MLC o las Mypimes. En casa es imposible hacer dulces, porque el azúcar de la cuota que venden por la libreta de abastecimiento, llega con retraso a las bodegas, si es que llega. Y la que venden por la izquierda, importada o  robada de los almacenes, resulta demasiado cara (entre 350 y 370 pesos la libra). En Cuba hemos dicho, involuntariamente, adiós al dulce.



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