domingo, abril 13, 2025
Ciencia y Salud

Mientras crece la tensión por el agua en la frontera, esta alianza binacional reinventa la agricultura que depende del río Colorado


Y sigue: “¡Eso termina ahora! Me aseguraré de que México no viole nuestros Tratados ni dañe a nuestros agricultores texanos. El mes pasado, detuve los envíos de agua a Tijuana hasta que México cumpla con el Tratado de Aguas de 1944. Mi secretaria de Agricultura, Brooke Rollins, defiende a los agricultores texanos, y seguiremos intensificando las consecuencias, incluyendo aranceles y, quizás, incluso sanciones, hasta que México cumpla con el Tratado y le dé a Texas el agua que se le debe».

Horas después, en su cuenta de X, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum respondió “El día de ayer fue enviada al subsecretario del Departamento de Estado de Estados Unidos una propuesta integral para atender el envío de agua a Texas dentro del tratado de 1944, que incluye acciones de muy corto plazo. Han sido tres años de sequía y, en la medida de la disponibilidad de agua, México ha estado cumpliendo. La Comisión Internacional de Límites y Aguas ha continuado los trabajos para identificar opciones de solución favorables para ambos países».

Agricultura: de problema a solución

De pie en su rancho, Meza, con el bigote cano y las manos en los bolsillos, es directo: “la idea es hacer más con menos. Hay que sembrar agua”. A sugerencia de su hijo, apostó por el sistema agrosilvopastoril como defensa contra la escasez.

El rancho Tata Lobo tiene 14 hectáreas; seis de ellas se trabajan con pastos perennes adaptados a la región, como el bermuda, que el ganado mayor puede pastear. En otra sección sembrarán avena, rye grass y cebada. Ya salpicados por el terreno, crecen árboles y arbustos nativos como la gobernadora, la cachanilla y el mezquite, que, en verano, cuando se alcanzan los 50ºC, ofrecen sombra y ayudan al confort térmico del ganado. También hay toloache, margaritas del desierto y amaranto. Meza espera que el lugar sea “sustentable, resiliente y ecoturístico”.

Baja California Mexicali

En el rancho Tata Lobo trabajan 14 hectáreas con diversas especies

Pablo Romero

El riego está tecnificado. “Permite un ahorro con sensores de humedad que indican cuándo y cuánto hay que regar”, explica a WIRED en Español. En la hectárea donde crían gallinas, riegan de forma subterránea, mientras que el pasto es por aspersión. Un proyecto de reconversión de cultivos en el valle, a cargo de The Nature Conservancy, logró ahorrar 50% de agua, equivalente a 15 albercas olímpicas.

Pensar en la gestión del agua implica un mejor manejo de los suelos. En el rancho Tata Lobo todo se sembró con cero labranza, técnica que incrementa la materia orgánica, reduce la erosión y mejora la retención de agua. Mónica Avilés, experta en edafología, la ciencia de los suelos, comenta que en la región hay una doble degradación, una natural y otra por la actividad agrícola. La investigadora del Instituto de Ciencias Agrícolas, de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), precisa que los suelos de Mexicali enfrentan desafíos como la salinización y la baja materia orgánica. “Tienen su origen en sedimentos arrastrados por el río Colorado. Aquí es un libro abierto”, dice mientras el viento levanta el polvo.



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