El mecanismo de Anticitera estaba lejos de ser la gran computadora analógica astronómica, propone un estudio argentino
El mecanismo de Anticitera es uno de los artefactos tecnológicos más enigmáticos de la historia. Tiene más de 2,000 años de antigüedad y luce como los vestigios de un reloj de pared color cobre que alguna vez albergó decenas de engranes. Los expertos que han podido estudiarlo sugieren que fue una “computadora analógica” capaz de predecir posiciones estelares, monitorear eclipses y calcular el movimiento de la Luna en la antigua Grecia. Sin embargo, al mecanismo de cobre le faltan demasiadas piezas como para que pueda confirmarse cualquier suposición sobre él.
No existe “un instructivo” sobre el mecanismo y los engranes que le faltan se han perdido para siempre en el mar de la isla griega de Anticitera. Para acercarse a su complejidad, los investigadores recurrieron a modelos tridimensionales de sus engranajes y dientes, según las configuraciones más probables.
Por ahora, una de las pocas certezas que hay alrededor del dispositivo es que utilizaba dientes en forma triangular, una configuración inusual para cualquier mecanismo similar.
¿Y si el mecanismo de Anticitera no es tan espectacular como pensábamos?
La supuesta gran precisión astronómica del mecanismo de Anticitera acaba de quedar en entredicho. Es probable que desde un principio no hubiese funcionado de la manera en que debía y solo fuese un ornamento en un hogar o estudio griego. Un dúo de científicos de la Universidad Nacional de Mar del Plata, Argentina, implementó un nuevo modelado de comportamiento de los engranes con dientes triangulares y encontró que la distribución más aceptada induciría a un error irremediable.
El artículo, que se encuentra en espera de ser publicado, sostiene la hipótesis de que la precisión necesaria para el correcto funcionamiento del mecanismo superaba la capacidad de manufactura de sus creadores. En otras palabras, los principios de ingeniería del dispositivo podrían ser teóricamente correctos, pero la forma de los dientes en sus engranajes habría provocado atascos.
“Nuestros hallazgos indican que, si bien la forma triangular de los dientes por sí sola produce errores insignificantes, las imprecisiones de fabricación aumentan significativamente la probabilidad de atasco o desacoplamiento de los engranajes (…) En consecuencia, o bien el mecanismo nunca funcionó o bien sus errores reales fueron menores que los reportados por Edmunds (Mike Edmunds es uno de los pocos científicos que han podido investigar directamente al mecanismo)”, explica el documento disponible en el servidor ArXiv.
De acuerdo con esta nueva simulación de computadora, que respalda anteriores resultados sobre los engranes, el mecanismo de Anticitera probablemente fue un dispositivo didáctico o un artículo imperfecto, y no la computadora analógica de precisión sin igual que internet cree que es. Los autores aceptan que debido a la naturaleza especulativa del comportamiento de los engranes, sus resultados deben tomarse con cautela.
“Este análisis sugiere que debemos ser cautelosos al asumir que nuestras mediciones de los fragmentos reflejan perfectamente sus valores originales. En cambio, destaca la necesidad de más investigación y el posible desarrollo de técnicas más refinadas para comprender mejor la verdadera precisión y funcionalidad del mecanismo de Anticitera”, escribieron.