lunes, junio 30, 2025
Ciencia y Salud

Como 24 entusiastas de la astronomía unieron fuerzas (y sus telescopios caseros) para confirmar un raro planeta gaseoso


En circunstancias normales, este equipo de científicos de la Universidad de Nuevo México aún no debía debía confirmar la existencia de TOI-4465 b, un exoplaneta a 400 años luz de la Tierra, con características similares a las de Júpiter. Sus recursos, aunque potentes, no eran suficientes como para observar, a contrarreloj, el tránsito del cuerpo frente a su sol. Ante esta limitación, los astrónomos enfrentaban dos opciones: renunciar al hallazgo o posponerlo por varios años hasta contar con las lecturas necesarias. Optaron por una tercera vía, poco habitual en el ámbito científico. Solicitaron ayuda de todas partes en nombre de la ciencia.

Como si se tratara de una escena épica de El señor de los anillos, la confirmación del cuerpo estelar se logró gracias a la ayuda de último minuto de una valiente campaña compuesta por científicos, estudiantes y ciudadanos entusiastas de 14 países distintos que usaron sus propios telescopios caseros para observar el tránsito del gigante gaseoso en la misma ventana de oportunidad. El conjunto de datos, enriquecido colectivamente desde múltiples puntos del planeta, resultó tan robusto que la confirmación de TOI-4465 b no presentó complicaciones.

Operación: TOI-4465 b

La observación necesitaba ser quirúrgica. Existían indicios previos de telescopios espaciales potentes que sugerían la presencia de un planeta gigante orbitando la estrella TOI-4465. El observatorio TESS de la NASA había detectado un único y breve brillo que apuntaba la presencia de un nuevo exoplaneta. Sin embargo, para que la comunidad científica aceptara su existencia (como ocurre con cualquier otro cuerpo de este tipo), se requerían múltiples observaciones independientes.


Observaciones adquiridas por el telescopio espacial James Webb y el telescopio espacial Hubble, operados por la NASA.

El telescopio James Webb observó detalles de SIMP 0136, un objeto de masa planetaria que flota libremente y que existe de forma aislada sin orbitar alrededor de una estrella.


El problema era el siguiente: este exoplaneta es visible tres veces al año durante solo 12 horas. La ventana de observación no solo es corta, también es vulnerable. Sin el acceso a telescopios más potentes, como el James Webb o Hubble, la confirmación desde la Tierra dependía por completo de las condiciones climáticas y de la alineación precisa entre el planeta y su estrella.

El equipo liderado por la investigadora Zahra Essack reaccionó de prisa. Decidió lanzar una convocatoria internacional para hacer ciencia colectiva y así reducir el tiempo de la investigación. En lugar de hacer una observación cada tres meses durante varios años, decidieron coordinar varios análisis una sola vez desde diferentes partes del mundo. Para ello, era necesario que múltiples personas miraran el mismo punto en el cielo durante 12 horas seguidas sin interrupciones. Si un investigador se enfrentaba a malas condiciones climáticas, el resto lo cubriría y los datos se volverían tan sólidos como para al fin confirmar la existencia del exoplaneta.

24 científicos entusiastas respondieron al llamado. Con sus telescopios personales de diferentes capacidades, proporcionaron observaciones fotométricas que evaluaron los cambios de brillo de la estrella madre mientras pasaba frente a ella el cuerpo.

Así es TOI-4465 b

El nuevo exoplaneta que conforma la base de datos oficial de cuerpos externos al sistema solar es un gigante gaseoso, con un radio 25% mayor al de Júpiter, con aproximadamente seis veces su masa y tres veces su densidad. Su órbita es ligeramente elíptica, por lo que tiene una temperatura “templada” de entre 93° y 204° C. “TOI-4465 b es un raro ejemplo de planeta gigante: grande, masivo, denso y templado, y ocupa una región relativamente poco explorada en términos de tamaño y masa”, puntualiza la Universidad de Nuevo México.

Los científicos creen que este exoplaneta gigante gaseoso puede servir como un puente que una a los planetas gaseosos extremadamente calientes, como Júpiter (su núcleo podría alcanzar hasta los 24,000° C), y aquellos gaseosos fríos, como Urano (su temperatura promedio es de -214° C). Los datos fueron publicados en la revista The Astronomical Journal.

“El descubrimiento y la confirmación de TOI-4465 b no solo amplían nuestro conocimiento sobre los planetas en los confines de otros sistemas estelares, sino que también demuestran cómo los apasionados de la astronomía pueden desempeñar un papel directo en la investigación científica de vanguardia. Es un gran ejemplo del poder de la ciencia ciudadana, el trabajo en equipo y la importancia de la colaboración global en astronomía”, dijo Essack.



Source link

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *