Las arañas marinas cultivan bacterias para metabolizar el metano
Viven en las profundidades abisales. Son las llamadas arañas marinas, que hasta ahora habían ocultado un secreto en las oscuras aguas del océano: tres especies recién descubiertas cultivan y consumen directamente en su cuerpo bacterias que metabolizan el metano, en una simbiosis nunca antes vista. Este comportamiento único y poco común fue descrito por un equipo de investigadores dirigido por Bianca Dal Bò, bióloga del Occidental College de Estados Unidos, en un estudio publicado recientemente en la revista PNAS.
Vivir en el abismo
A diferencia de los humanos y otros animales, que se alimentan gracias a una cadena trófica sustentada por la energía solar, las criaturas que habitan las profundidades marinas han tenido que desarrollar múltiples estrategias de supervivencia para aprovechar otras fuentes de energía. Esto se debe a que la luz solar se dispersa y se absorbe al atravesar el agua, y nunca llega a profundidades superiores a los mil metros. Sin embargo, a pesar de la oscuridad, muchos animales han logrado establecerse en zonas del planeta donde el sol no brilla.
Aunque son artrópodos, las arañas de mar no son verdaderas arañas ni arácnidos; su nombre deriva de la similitud con sus diminutos cuerpos, dotados de cuatro a seis pares de patas. Las tres nuevas especies, cuyos nombres científicos aún están pendientes de confirmación, pertenecen al género Sericosura. Viven entre los 100 y los 3,000 metros de profundidad y se alimentan exclusivamente en fuentes de metano, donde este gas de efecto invernadero escapa del lecho marino.
A partir de inmersiones con vehículos teledirigidos realizadas en 2021 y 2023, los investigadores del estudio recogieron ejemplares de arañas marinas a menos de 25 metros de varios manantiales en la costa sur de California: el de Palos Verdes, a 400 metros bajo el nivel del mar; el de Del Mar, a 1,000 metros; y el de Sanak, en Alaska, a 2,000 metros de profundidad.
La simbiosis
Tras analizar los ejemplares, los investigadores descubrieron que en los exoesqueletos de las tres especies crecían tres tipos de bacterias conocidas por su capacidad de convertir el metano en carbono y energía. Estas bacterias resultaron ser esenciales para la nutrición de las arañas. «Casi todas las células bacterianas MMOx asociadas a las arañas de mar asimilaban carbono a partir de metano o metanol, pero no a partir de CO₂», informan los investigadores. Añaden que, en un plazo de cinco días, los tejidos digestivos de las arañas también mostraron una incorporación significativa del isótopo de carbono, un fenómeno que solo podía explicarse mediante el consumo de bacterias oxidantes del metano.
De este modo, las arañas de mar cultivan y consumen bacterias metilotróficas directamente en su cuerpo, en una simbiosis sin precedentes. Y aunque existían enormes distancias entre las fuentes de Alaska y el sur de California, los «jardines» bacterianos de las arañas eran funcionalmente idénticos, independientemente de la fuente donde se hallaran. El siguiente paso de los investigadores será determinar si las bacterias pueden transmitirse de generación en generación.
Artículo originalmente publicado en WIRED Italia. Adaptado por Alondra Flores.