Régimen cubano vs. actores no estatales
LA HABANA, Cuba. – La creación del Instituto Nacional de Actores no Estatales ha disipado las esperanzas de los que pensaban que aún estas formas de gestión (trabajadores por cuenta propia, integrantes de las mipymes y los cooperativistas no agropecuarios) podían contar con algún margen de independencia en su funcionamiento.
En el anuncio del surgimiento de esta entidad subordinada al Consejo de Ministros, así como otras disposiciones anexas, se apunta que “se trata de las normas que regulan la creación y el funcionamiento de estos actores, y algunos elementos complementarios como el régimen tributario, contable, o el relacionado con la seguridad social”.
A primera vista sobresalen dos limitaciones que disminuyen el alcance de la labor de estos actores, una de ellas relacionada con el comercio mayorista. En lo adelante, los cuentapropistas no podrán prestarle ningún servicio al sector no estatal, mientras que las mipymes solo podrán hacerlo por intermedio de una entidad gubernamental.
La otra limitación tiene que ver con el objeto social de su labor. Se establece que las actividades secundarias que realicen los actores no estatales deberá estar relacionada con su actividad principal. Esta es una disposición que merma considerablemente la autonomía productiva de estos actores, y que trata de impedir la ampliación no prevista de cualquier negocio privado. Es decir, que pueda salirse del control de la maquinaria gubernamental.
La legislación que acompaña a la creación del referido instituto reafirma que desaparecen las exenciones del pago de impuestos que disfrutaban los cuentapropistas y las mipymes en algún momento de su gestión. Por ejemplo, los trabajadores por cuenta propia ya no estarán libres del pago de impuestos durante los tres primeros meses de su labor, mientras que a las mipymes se les elimina la exención impositiva durante su primer año de trabajo.
A propósito de la no vigencia de estas exenciones, una información aparecida en el periódico Granma subraya que “estas modificaciones contribuirán a disminuir el déficit fiscal, e incrementar la recaudación a partir de la eliminación de beneficios fiscales, que cumplieron su objetivo y fomentaron el desarrollo de los actores no estatales”.
La lectura de este párrafo retrata de cuerpo entero la estrategia del régimen con respecto a los actores no estatales. En un primer momento las autoridades establecieron las citadas exenciones fiscales para fomentar el trabajo de esas formas de gestión. Pero, según el discurso oficial, ya eso cumplió su objetivo, y ha llegado la hora de parar la idílica relación entre el Estado y el sector privado. En lo adelante se permitirá el surgimiento de nuevas formas de gestión no estatal, incluso se descentraliza a nivel municipal la autorización para la creación de esos negocios, pero será bajo el principio de “sálvese quien pueda”, pues las autoridades no les brindarán ningún tipo de protección a estos emprendimientos.
No quiero terminar sin referirme a la persona seleccionada para dirigir el Instituto Nacional para los Actores Económicos no Estatales. Se trata de Lázara Mercedes López Acea, de triste recordación para los habaneros, debido a que durante su gestión al frente del Partido Comunista en la capital se dedicó a desmantelar dos de los más importantes mercados agropecuarios de oferta demanda, que mantenían bien abastecidas las tarimas con productos del agro.
Me refiero al mercado de Cuatro Caminos y al de la calle Egido, en la Habana Vieja. Con semejante antecedente de animadversión hacia las relaciones de mercado, no es difícil imaginar que López Acea desarrolle al pie de la letra el estricto control que el régimen desea mantener sobres los actores económicos no estatales.