El cometa 3I/Atlas muestra “aceleración no gravitatoria”, ¿pero es realmente extraño?
De acuerdo con datos del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA, el objeto interestelar 3I/Atlas muestra una aceleración no gravitatoria después de su máximo acercamiento al Sol (ocurrido el 29 de octubre). El cometa no se encuentra donde debería de estar porque una fuerza distinta al tirón gravitacional de la estrella está alterando su trayectoria.
Los defensores de la hipótesis tecnológica de 3I/Atlas interpretan este cambio de comportamiento como una señal de que podría tratarse de una sonda o nave espacial. En contraste, los astrónomos sostienen que la aceleración no gravitatoria refuerza la hipótesis de un origen natural. Ambos grupos esperan obtener mejores imágenes en diciembre de 2025.
Así como ocurrió con el malentendido sobre el protocolo de defensa planetaria, la aceleración no gravitatoria genera confusión entre los entusiastas del cometa. El término resulta técnico y, como la NASA ni otras agencias espaciales han publicado comunicados que lo aclaren, su divulgación en redes sociales provoca malinterpretaciones. En esta nota preparamos una guía para clarificar las dudas.
La aceleración no gravitatoria: fenómeno esperado
Hay una razón por la que, en las tablas de seguimiento orbital de 3I/Atlas, la NASA separa el parámetro de aceleración no gravitatoria: la mayoría de los cometas, al alcanzar su punto más cercano al Sol, subliman hielos al espacio y reciben una mayor cantidad de radiación. Solo por estos procesos, completamente previsibles, el objeto tiene al menos dos fuerzas adicionales a la gravedad que modifican su trayectoria futura en el sistema solar.
Cuando un cuerpo se mueve solo bajo la acción de la gravedad, los parámetros de aceleración no gravitatoria en el modelo orbital permanecen en cero. Cuanto más intensa resulta la fuerza extra sobre el objeto, más alto aparece el valor numérico de los coeficientes.
Dicho lo anterior, hasta ahora el JPL calcula que 3I/Atlas presenta parámetros de aceleración no gravitatoria de 1.11. Este valor indica que el empuje sobre el cometa es mínimo, pero si se mantiene durante meses puede alterar la velocidad inicial estimada y, en consecuencia, su posición en el firmamento.
Explicaciones de sublimación de hielos y el impacto de la radiación sobre la superficie para explicar estas fuerzas extra siguen siendo consistentes.
El origen de la duda
La incertidumbre sobre la hipótesis natural de la aceleración no gravitatoria proviene del astrofísico Avi Loeb, una figura controversial por su búsqueda de tecnología extraterrestre interestelar.
En sus últimas entradas de blog, el académico de Harvard afirma que la aceleración registrada por la NASA requeriría la evaporación de al menos un 13% de la masa de 3I/Atlas. Sin embargo, las fotografías disponibles no muestran ninguna nube de gas. Publicó sus cálculos en internet, aunque aún no han pasado por revisión de pares.
Hoy el cometa luce difuso y poco brillante, pero se volverá más evidente a medida que se acerque a la Tierra. El mejor momento para observarlo llegará en diciembre, cuando alcance su mínima distancia con nosotros.
Loeb ya enfrentó críticas de sus colegas por comentarios similares sobre la supuesta naturaleza tecnológica del objeto. Él insiste en que, a diferencia de otros, no hace divulgación sino investigación científica sobre 3I/Atlas. “La verdad científica no se decide por un concurso de popularidad, sino por la atención a los datos, especialmente cuando son anómalos”, escribió en uno de sus blogs.
1I/‘Oumuamua, el primer objeto interestelar registrado, también experimentó una interpretación similar por su aceleración no gravitatoria. Con él, el escenario era incluso más extraño pues nunca presentó señales de sublimación de hielos, como sí lo hace 3I/Atlas. En ese caso, los científicos también se inclinaron por una explicación natural antes que tecnológica: Oumuamua era un cometa oscuro, un cuerpo que tenía cola pero que no podía verse.

