sábado, noviembre 8, 2025
Ciencia y Salud

Samara Martínez, activista que lucha por legalizar la eutanasia en México: “Dejemos de criminalizar la compasión”


Diversos países han adoptado medidas similares. Entre ellos destacan Colombia, Ecuador, España, los Países Bajos, Suiza, Canadá, Uruguay y algunos estados de Estados Unidos, que han legalizado la eutanasia o el suicidio asistido.

Sin embargo, Samara subraya que solo el 3% de los pacientes con enfermedades crónicas en el mundo muere por causas ajenas a su padecimiento, mientras que el 97% restante fallece en condiciones de sufrimiento y agonía. Ante ello, afirma: “Así como tenemos derecho a una vida digna, también merecemos una muerte digna, que debería reconocerse como un derecho fundamental a nivel mundial. Es hora de que en México dejemos de criminalizar la compasión. No es justo que te encarcelen por ser empático o piadoso con quien sufre”.

En 2002 se presentó en México la primera iniciativa de ley para legalizar la eutanasia. Hace dos años, un grupo de diputados propuso derogar su prohibición, pero el proyecto no prosperó, según Martínez, “por la ideología de unos cuantos”.

La académica sostiene que no existen argumentos legales, políticos, médicos ni económicos que se opongan a la legalización y despenalización de la eutanasia. Reconoce, sin embargo, que esta alternativa no aplica para todos los casos, pues su propósito es dignificar la vida cuando la medicina ya no puede ofrecer soluciones. Además, aclara que su proyecto no contempla el suicidio asistido, dado que en ese procedimiento el propio paciente se administra la sustancia letal, lo que impide garantizar el control médico necesario.

Samara espera que la Ley Trasciende, una vez analizada en comisiones, sea discutida en el actual periodo legislativo y pueda ser votada entre marzo y abril del próximo año. Mientras tanto, envía un mensaje contundente a los diputados y senadores: “Legislen desde el amor y la compasión. No tenemos el tiempo que la burocracia suele tomarse. Hay personas que mueren cada día con mucha agonía y sufrimiento”.

El futuro médico de Samara es incierto. Explica que el tiempo de vida estimado con la máquina de diálisis que utiliza es de cinco años y que ya ha consumido el primero. Aún así, afirma que su enfermedad ha sido “su mejor maestra” y el motor de su activismo, con el que busca dejar un legado a través de la Ley Trasciende.

“Esto no es una ley que promueva la muerte; al contrario, es una ley que dignifica la vida humana hasta el último respiro. Yo no quiero que mi esencia me la robe la enfermedad. Quiero irme íntegra, quiero irme siendo Samara, no un diagnóstico que terminó en cama, derrotado”, concluye.



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