jueves, noviembre 21, 2024
Ciencia y Salud

¿Es segura la comida que llevamos a la playa? Evita intoxicaciones alimentarias con estas recomendaciones | Nutrir con ciencia



Cada verano trae consigo sus tópicos: el anuncio de cerveza que insinúa que tus vacaciones serán mucho más mediocres, la noticia absurda que nos da vida a todos, la canción de verano, pegajosa y horrible, que se adhiere al cerebro, y, por supuesto, las mismas intoxicaciones alimentarias.

La verdad es que nos arriesgamos bastante con los alimentos que llevamos a la playa. Nuestras prácticas de manipulación, higiene y conservación dejan mucho que desear, así que demos gracias de que no nos pase nada peor. Por eso, quiero compartir algunas ideas para que, este verano, estemos lo más lejos posible de las intoxicaciones alimentarias y solo nos enfoquemos en disfrutar y desconectar, dejando que lo único que se repita sea ese dichoso estribillo.

Ensaladas

Las ensaladas de pasta y/o arroz son platos clásicos para llevar a la playa, pero no están exentos de riesgos. Una vez cocinados el arroz o la pasta, es necesario refrigerarlos adecuadamente, evitando dejarlos a temperatura ambiente por más de dos horas. El riesgo es que la bacteria Bacillus cereus, común en arroz y pasta, sobrevive a la cocción, y si no refrigeramos adecuadamente estos alimentos una vez cocinados, la proliferación es muy probable.

Es importante usar recipientes que aseguren un buen sellado para evitar contaminaciones cruzadas. Otro detalle importante es cuánto duran estos platos una vez cocinados en la nevera. Lo ideal es que no se consuman más allá de cuatro días después de ser preparados, o incluso menos si se observan cambios en la textura, olor o aspecto. Eso de cocinar pasta y comer ensalada de pasta una semana después es un riesgo, y no solo en verano.

Si añadimos salsas elaboradas con huevos crudos, como la mayonesa, y no podemos asegurar una buena refrigeración, creamos el ambiente idóneo para el crecimiento de bacterias como la Salmonella y la Staphylococcus aureus. En este caso, sería mejor optar por un aderezo más sencillo como limón y aceite de oliva, y si deseamos que lleve mayonesa, optar por la opción comercial que ya está pasteurizada, ahorrándonos así un disgusto.

Lo mismo ocurre si estos platos llevan huevos duros. Si estos no están completamente cocidos y no se puede asegurar una refrigeración constante por debajo de los 4 °C, es preferible usar huevos cocidos de supermercado que ya vienen pasteurizados.

Llevar una ensaladilla a la playa con mayonesa casera, sin una buena nevera y placas refrigerantes, es echarle un pulso a la suerte.

Bocadillos

Si optas por bocadillos de carne o hamburguesas poco hechas, no son buenas opciones, ya que para evitar riesgos, la carne debería alcanzar una temperatura de al menos 70 °C durante su cocción; de lo contrario, bacterias que podrían contener como Escherichia coli y Salmonella no se destruirán. Si además no se mantienen a una temperatura estable y fría en la playa (por debajo de los 4 °C), las bacterias podrían proliferar.

Si deseas comer este tipo de alimentos en la playa, asegúrate de que alcancen la temperatura adecuada cuando los cocines, y después mantenlos bien refrigerados hasta el momento de consumirlos. También puedes aprovechar para probar elaboraciones vegetarianas, como las hamburguesas de legumbres o bocadillos de tofu, que son menos sensibles, y tanto el planeta como tu salud te lo agradecerán.

Fruta

Las frutas cortadas pueden contaminarse con bacterias si no se lavan adecuadamente antes de cortarlas o si se manipulan con utensilios sucios. Es importante lavarlas bien, al igual que las tablas que se utilizan para cortarlas. Esto no solo aplica al verano; quizás, con más tiempo, es un buen momento para considerar cambiar los utensilios de cocina de madera por otros de silicona apta para cocina. La madera es un material muy poroso que absorbe olores, sabores y restos de alimentos, siendo propenso al crecimiento de microorganismos. Es más difícil de limpiar y, con el uso, puede astillarse.

Además, las frutas expuestas al calor pueden fermentar y producir toxinas. Por eso, es más aconsejable llevar frutas enteras como plátanos, manzanas o naranjas, que son fáciles de transportar, no se golpean fácilmente y tienen menor riesgo de contaminación. Si prefieres fruta cortada, como melón o sandía, asegúrate de mantenerla bien refrigerada hasta el momento de consumirla.

Evita comprar frutas ya cortadas en la playa por muy apetecibles que parezcan. No sabemos cómo fueron lavadas, ni en qué condiciones de higiene estaban los cuchillos o las manos de quien las cortó. Además, muchos vendedores ambulantes no tienen acceso a refrigeración adecuada, lo que puede provocar la proliferación de bacterias como Escherichia coli, Salmonella o Listeria.

Además de todo esto, procura mantener temperaturas adecuadas y estables en la refrigeración. Es importante llevar una nevera y mantenerla a la sombra, usar placas refrigerantes en lugar de hielo, y abrir la nevera solo cuando sea estrictamente necesario, sacando la comida justo en el momento en que se vaya a consumir. Las bacterias proliferan en un rango de temperaturas entre los 4 °C y los 60 °C, un caldo de cultivo idóneo en la playa.

NUTRIR CON CIENCIA es una sección sobre alimentación basada en evidencias científicas y en el conocimiento contrastado por especialistas. Comer es mucho más que un placer y una necesidad: la dieta y los hábitos alimenticios son ahora mismo el factor de salud pública que más puede ayudarnos a prevenir numerosas enfermedades, desde muchos tipos de cáncer hasta la diabetes. Un equipo de dietistas-nutricionistas nos ayudará a conocer mejor la importancia de la alimentación y a derribar, gracias a la ciencia, los mitos que nos llevan a comer mal.

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