El sorpresivo giro de Manchin desata la reacción tardía de la industria del lobby
El sorpresivo acuerdo al que llegó el líder de la bancada demócrata Charles Schume con el senador de Virginia Occidental Joe Manchin generó un fuerte impacto político. Acostumbrado a venderse caro en medio de la paridad que atasca los proyectos de la administración Biden, Manchin dio un gran golpe cuando decidió hacer lo que se suponía que los demócratas deben hacer: respaldar los proyectos que envía la Casa Blanca a la Cámara Alta.
Entre los grandes promotores del giro del Señor NO está el ex gobernador de Colorado y actual senador demócrata John Hickenlooper, senador y ex gobernador de Colorado, que dedicó gran parte de sus horas durante la última semana para convencer a Manchin de que el plan Biden no es inflacionario.
La repentina adhesión del ex gobernador de Virginia Occidental al paquete de leyes de la Casa Blanca reanima a los demócratas y provocó prematuros análisis que ya hablan de una gran victoria de Biden antes del receso en el Congreso y en medio de una crisis económica que combina alta inflación con serias amenazas de recesión.
A qué juega Manchin, el señor NO que tiene más poder que Biden en el Senado
De aprobarse finalmente, se trataría de la mayor inversión federal en energía limpia realizada hasta ahora en los Estados Unidos. Los números del Partido de gobierno indican que el plan recaudaría $739 mil millones en nuevos ingresos a través de una variedad de propuestas: el principal es el impuesto mínimo corporativo del 15%, que generaría un estimado de $313 mil millones durante una década.
A eso hay que sumarle $288 mil millones al facultar a Medicare para negociar precios de medicamentos más bajos, $124 mil millones por la aplicación del IRS de la ley fiscal y $ 14 mil millones para cerrar la brecha de intereses acumulados para los administradores de dinero.
Ahora las miradas están puestas ahora en la senadora de Arizona Kyrsten Sinema, una gran aliada del sector empresario que suele coincidir con Manchin en impugnar las iniciativas de Biden. De todas maneras, se especula con que Sinema se moverá una vez en línea con el senador de Virginia Occidental.
Por lo pronto, la voltereta de Manchin -un empresario con fuertes intereses en la industria del gas- no solo le devolvió el ánimo al presidente: además enfureció a los grandes grupos empresarios de poder que, a esta altura, lo consideraban un republicano más.
En K Street, la calle que concentra desde hace décadas a gran parte de las firmas de lobby en el noroeste de Washington, se vieron sorprendidos. Por eso, apenas conocida la novedad, los grupos de lobistas que representan a las grandes corporaciones salieron en forma inmediata a criticar el acuerdo Schumer- Manchin. Lo que más objetan es el impuesto mínimo del 15 por ciento del plan sobre las corporaciones, lo que según el gobierno federal ayudaría a pagar inversiones masivas en seguridad climática y energética, subsidios de atención médica extendidos y reducir el déficit.
Según coinciden en las filas demócratas y republicanas, se espera que los grupos de presión que defienden los intereses de las grandes empresas hagan un esfuerzo de última hora para derrotar o debilitar el acuerdo Manchin-Schumer.
«Los impuestos que desalientan la inversión y los controles de precios que limitan la innovación empeorarán nuestros problemas económicos actuales», dijo en un comunicado el director de políticas de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, Neil Bradley. «El Congreso debería rechazar estas políticas y centrarse en liberar la energía fabricada en Estados Unidos».
La Asociación Nacional de Fabricantes, que está publicando anuncios contra el paquete que busca reducir los precios de medicamentos, argumentó que el impuesto mínimo socavaría la competitividad de la industria.
A través de un comunicado, el directivo del grupo Jay Timmons, afirmó: «Los fabricantes cumplieron nuestras promesas después de las reformas fiscales de 2017, contrataron a más trabajadores, invirtieron en nuestras comunidades y aumentaron los salarios y los beneficios. Aumentar los impuestos ahora dañará la capacidad de los fabricantes para seguir entregando a nuestra gente y significará menos oportunidades para los estadounidenses que ya están preocupados por su futuro financiero».
Los demócratas han lamentado durante mucho tiempo que las corporaciones grandes y altamente rentables paguen menos impuestos que algunas pequeñas empresas debido a las exenciones fiscales lucrativas.
Según un informe reciente de la senadora progresista Elizabeth Warren, al menos 70 empresas obtuvieron más de $1.000 millones en ingresos en 2020 pero pagaron menos del 15 por ciento en impuestos federales, incluidas General Motors, Intel y FedEx.