Diez años sin Emilio Botín: la gran vitalidad familiar y profesional de su viuda, Paloma O’Shea
Cuando el 10 de septiembre de 2014 murió repentinamente de un infarto Emilio Botín a los 79 años todas las necrológicas reconocían
su brillante trayectoria en el mundo de las finanzas, una tradición familiar que remontaba a su bisabuelo, y su capacidad para convertir el banco de Santander en una de las entidades financieras más solventes del mundo. Si el éxito le acompañó en lo profesional, en lo personal también lo logró junto a su mujer, la siempre discreta Paloma O’Shea.
Se casaron en 1959 y fueron padres de seis hijos, que a su vez les habían dado en el momento del fallecimiento de Botín nada menos que diecinueve nietos, la mayoría de los cuales han estudiado en las mejores universidades internacionales y
han encaminado sus pasos a las finanzas, como ha sido tradición en la familia.
La primogénita Ana Patricia
tomó con magnífico pulso el relevo como presidenta del Santander en el seno de una saga que
ha pasado coyunturalmente
por la crónica social.
Paloma O’Shea, que nació el 19 de febrero de 1936 en Las Arenas (Vizcaya) y es descendiente de irlandeses, es hija a su vez de José O’Shea Sebastián de Erice y María Asunción Artiñano Luzárraga, también padres de familia numerosa (siete hermanos, entre ellos
Covadonga O’Shea, quien fuera directora de Telva). Con unas innatas cualidades para la música, estudió la carrera de piano de los 5 a los 15 años en Bilbao. Obtuvo el Premio Fin de Carrera y completó sus estudios en Poitiers, en Francia. Siete años más tarde se casaba con el amor de su vida, Emilio Botín.
Como decimos, su familia fue y siguió siendo su prioridad. Se volcó en la crianza de sus hijos y a los 36 años, cuando ya estaban crecidos, decidió adentrarse en el mundo profesional, aunque siempre estuvo (y ha estado) vinculada a la música de una manera u otra, incluso a través de sus hijos, que
estudiaban en el Conservatorio de Santander durante los veranos. Fue entonces cuando decidió crear un concurso de piano que llevaba su nombre y que acabó rebautizado como Concurso Internacional de Piano de Santander.
Los mayores logros profesionales de la pianista
Trabajadora infatigable, creó después la Fundación Isaac Albéniz de gestión de proyectos musicales (1987),
la Escuela Superior de Música Reina Sofía (1991) y los Encuentros de Música y Academia (2001). Solo unos apuntes de una incesante carrera que sigue desarrollando con gran energía. Treinta y tres años han pasado ya de la creación de la Escuela, que comenzó con la misma dinámica de una start-up y lleva décadas siendo un centro de referencia.
En una carta abierta que podemos encontrar en su web, Paloma O’Shea da algunas de las claves del éxito de esta visionaria iniciativa: «En el momento de fundar la Escuela, tuve la suerte de contar con la ayuda de los grandes músicos de entonces —Rostropóvich,
Menuhin, Mehta, Maazel, Larrocha— y con el apoyo de Su Majestad
la Reina Doña Sofía
, que aceptó dar su nombre a la Escuela y ser su Presidenta de Honor. Desde entonces, ha presidido todos los patronatos y las clausuras de curso, entregando personalmente los diplomas a los alumnos».
Son muchos los reconocimientos que ha recibido Paloma O’Shea a lo largo de su carrera. Entre ellos destacan
la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes, la Medalla de Honor de la Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, la Medalla Picasso de la UNESCO, la Medalla de Oro del Spanish Institute de Nueva York y el Premio Montblanc de la Cultura.
Mención aparte merece la creación por parte del
rey Juan Carlos I
del marquesado de O’Shea el 11 de julio de 2008. Un reconocimiento para una mujer infatigable que hace un año se definía a sí misma en los siguiente términos: me considero una buena trabajadora o, como decís ahora, una «curranta».
Desde que me levanto hasta que me acuesto no hago más que trabajar, llamando a los mecenas y a los políticos, yendo a muchos conciertos y acudiendo después a los camerinos a convencer a los grandes músicos para que vengan a trabajar con los jóvenes de la Escuela Superior de Música Reina Sofía o a ser jurados del
Concurso Internacional de Piano de Santander».
Acabamos esta semblanza recordando sus propias palabras en una entrevista publicada por El Mundo en 2002 en la que hacía una síntesis perfecta de cómo ha vivido su vida: «Si tuviera que empezar una nueva vida repetiría exactamente lo mismo que he hecho hasta ahora.
Creo que he tenido mucha suerte, que con mi marido he podido formar una familia estupenda, que he podido realizarme como mujer y para qué pensar en otra cosa. Porque claro,
haberme casado con Mozart… pues Mozart debía ser un señor dificilísimo para casarse con él. Claro, cuando ves a los músicos en el podio, piensas qué maravilla, pero cuando los conoces personalmente muchas veces se te cae el alma a los pies».