La infancia de los hermanos Gómez-Acebo: disciplina, juegos en Zarzuela y la cercanía de la infanta Pilar
Si hay algo que caracterizó siempre a
la infanta doña Pilar
, hermana mayor del rey Juan Carlos, fue su fortaleza y su personalidad expansiva y espontánea.
Falleció el 8 de enero de 2020, a los 83 años
, en la clínica Rúber Internacional de Madrid como consecuencia del
cáncer de colon que padecía. No presenció la dolorosa desaparición de sus hijos Fernando y Juan en un lapso de apenas cinco meses y que ha destrozado a sus hermanos, siempre muy unidos.
Doña Pilar mantuvo una excelente relación con Don Juan Carlos, con el que compartía aficiones y un gran sentido del humor, al igual que sus hijos con sus primos, el rey Felipe, y las infantas Elena y Cristina. Doña Pilar se casó con el aristócrata y empresario
Luis Gómez-Acebo, vizconde de la Torre
. Renunció a sus derechos dinásticos, tanto para ella como para sus descendientes, porque no se trataba de
un novio de sangre real. La boda se celebró el 5 de abril de 1967, y su padre le concedió el ducado de Badajoz.
De su matrimonio nacieron cinco hijos: María de Fátima Simoneta Luisa, Juan Filiberto Nicolás, Bruno Alejandro, Luis Beltrán Alfonso y Fernando Humberto. Pero su vida no fue nada fácil: se quedó viuda en 1991, después de que su marido falleciera como consecuencia de un cáncer linfático. Luis Gómez-Acebo, sólo tenía 57 años y ella tuvo que enfrentarse sola a la crianza de sus cinco hijos y a la
necesidad de vivir con los pies muy en la tierra, a pesar de ser nieta, hija y hermana de reyes.
A partir de ese momento, doña Pilar se convirtió en la roca de su familia y en el
punto de unión con la familia Borbón. Ante todo, quiso inculcar a sus hijos responsabilidad, esfuerzo y respeto. Los varones se educaron, en el Colegio de Nuestra Señora del Pilar, en Madrid. Siempre llevaron una vida discreta, como la de cualquier familia de clase media alta, sin hacer gala de sus vínculos con la realeza, que para ellos era simplemente familia.
Comida casera para el Rey
La casa de
la urbanización madrileña de Puerta de Hierro en la que se instaló Doña Pilar con su marido, a finales de los sesenta, se convirtió en el lugar de reunión de
la familia Gómez-Acebo
, pero también de los Borbón. Allí se han celebrado todo tipo de fiestas familiares y acudía a almorzar, cada mes, el rey Juan Carlos, que disfrutaba del calor familiar y de una excelente comida casera. Por edad,
don Felipe estuvo cerca, sobre todo, de Simoneta
, aunque la relación con todos sus primos ha sido siempre como de hermanos.
Han pasado juntos los veranos en Palma de Mallorca, han esquiado en Baqueira –sobre todo, Beltrán y Bruno– y han compartido cenas y almuerzos de Navidad. Todos los primos juntos recibían a los Reyes Magos, a veces en la sede del ayuntamiento, cuando asistían a las cabalgatas.
A ellos se unían los primos Grecia y los Zurita. En Nochebuena, toda la familia se reunía en el palacio de la Zarzuela y se entregaban un regalo del «amigo invisible».
Los hermanos trabajan hoy, sobre todo, en negocios inmobiliarios. Juqn, recientemente fallecido, era pintor y
Fernando, fallecido en abril
, de formación periodista, aunque también se dedicó durante un tiempo a la intermediación inmobiliaria. Simoneta, la hermana más conocida y perseguida por la prensa,
trabajó como relaciones públicas de Cartier, desde los veinte años y hoy ha iniciado una nueva etapa en la Fundación Michelangelo, centrada en la difusión de la artesanía europea. Siempre ha insistido en que su situación no es ninguna excepción y que toda la Familia del Rey trabaja.
«Además, es una necesidad personal», confesó hace años en una entrevista. «En mi casa nos han educado a los cinco para trabajar y de hecho trabajamos todos. Mi padre no quería vagos en casa». Simoneta ha desmentido
ser una niña mimada o consentida, a pesar de que era la única chica de la familia. «He vivido rodeada de chicos y de pequeña era un chicazo», decía entonces.
Unos maravillosos veranos en Mallorca
Los hermanos Gómez-Acebo pusieron a la venta la casa familiar de Mallorca, poco después del fallecimiento de su madre, en 2021. Aquella casa,
situada en la urbanización Sol de Mallorca, en Calvíà, tenía un significado muy especial, porque en ella los Gómez-Acebo pasaron todos sus veranos que también compartían con
los primos Borbón y los Bulgaria
, hijos del rey Simeón, casado con Margarita Gómez-Acebo, prima del marido de doña Pilar.
Luego Simoneta se casó en la catedral de Palma en 1990, pero siempre pasaba parte del verano en casa de su madre. El chalet, con impresionantes vistas al mar, tenía doscientos metros cuadrados repartidos en dos plantas y una parcela de mil metros con piscina y barbacoa.
Doña Pilar decía que era su paraíso en la Tierra. Cuando sus hijos ya eran mayores, solía quedarse hasta octubre, y también pasaba unas semanas en Navidad. Su vida veraniega, como la de sus hijos, fue siempre muy discreta. Iban de compras al mercado de Santa Catalina o la heladería Can Miquel y pasaban largas jornadas en la playa o practicando la vela.
Fue
su amiga íntima Mayte Spinola quien convenció a la infanta Pilar para que adquiriera la casa en la urbanización que había construido su marido, el empresario Graciliano Barreiros. Los duques de Badajoz compraron al principio, una antigua casa de pescadores en Porto Pi.
Pero los problemas comenzaron cuando hicieron una reforma que no aprobó el Ayuntamiento y tuvieron que echarla abajo en 1992. Entonces aseguró que nunca volvería a la isla. Su amiga Mayte Spínola se convirtió en su vecina igual que el ganadero Samuel Flores y su familia.