Ana de Orléans, una pintora en plenitud: «Estoy muy arropada porque mis hijos son estupendos»
Por su linaje y relaciones familiares,
Ana de Orléans
podría tener una mayor dimensión pública de la que ostenta en la actualidad por voluntad propia. No suele conceder entrevistas ni pronunciarse sobre cuestiones personales. Con Mujerhoy hace una excepción y nos recibe en su piso del madrileño barrio de Salamanca, donde ultima los detalles de
su nueva exposición ‘Acuarelas con alma’, que inaugurará el 18 de octubre en Jovellanos, 6, en Madrid, y que se podrá disfrutar hasta el día 24 del mismo mes.
Ana de Orléans es
hija de Enrique de Orléans, conde de París, e Isabel de Orléans Braganza, y estuvo casada con Carlos de Borbón-Dos Sicilias, duque de Calabria, con quien tuvo cinco hijos. El último acontecimiento familiar que puso en primer plano a la familia fue la
boda de su nieta, Victoria López-Quesada
, que contó con la presencia del rey Felipe VI, pues de sobra es conocida la estrecha relación de parentesco y afectiva que mantienen con los Borbón y Grecia.
¿Qué supone para usted exponer en Madrid?
Siempre es una sorpresa y una novedad, porque ya he hecho más de 30 exposiciones y cada una es distinta. No hay una sola igual a la otra. Llegan nuevas incógnitas y decisiones y, sobre todo, me he dado el gusto de exponer cosas que estaban en el fondo de los armarios, pero que son personales. Representan sentimientos o momentos de mi vida -nos dice Ana de Francia, que expuso por primera vez en 1998 y en 2009 puso en marcha su página web donde se muestran sus creaciones.
¿Qué es lo más personal que van a descubrir las personas que vayan a la exposición?
Primero, van a ver una técnica, una acuarela. He plasmado en ellas lo que en ese momento tenía en mi mente o en mis sentimientos. Quien venga a la exposición tendrá que buscar lo que hay dentro. Cada espectador siente algo ante una obra. A veces es diferente a lo que siente el artista, pero en otras ocasiones coincide y es muy emocionante cuando alguien te explica tu pintura y es exactamente eso lo que tú has sentido.
La acuarela como técnica es muy versátil, da mucha libertad.
Me encanta que haya usado la palabra ‘versátil’, porque tienes que jugar con el agua. Cuentas con agua, pigmentos y cómo se mezclan. El tiempo juega un papel muy importante porque a veces hay que esperar para que se seque bien y poner otras veladuras por encima. Es apasionante, complejo y pide reflexión.
¿Qué momentos del día elige para pintar?
Cualquier momento es bueno y, sobre todo, hay que buscarlo en mitad de una vida ocupada, gracias a Dios, con la familia y con otros intereses que tengo. Tiene su hueco, pero lo bueno es disponer de un sitio donde puedes pintar unas pinceladas por la mañana si te levantas temprano, dejarlas porque después tienes que hacer otras muchas cosas y luego cogerlas a las seis de la tarde.
Sea como fuere, le llama ponerse a pintar.
Sí, me llama pintar porque quiero hacerlo. Tengo esa creación en la cabeza. Se puede pintar en la cabeza de noche, es un momento maravilloso. A veces tienes una acuarela en marcha y de noche piensas que tienes que corregir o añadir algo. Cuando me desvelo, incluso hasta me levanto a pintar.
La viuda del infante don Carlos mira hacia el futuro y sus nuevos retos
¿En qué encuentra usted la inspiración?
La inspiración viene de cualquier cosa que despierte tu sensibilidad. Hay tantas cosas que atraen la vista, la luz, un atardecer, un paseante, una silueta… Todo eso atrae.
La búsqueda de la luz es crucial para cualquier pintor.
Lo saben todos los pintores y no voy a pretender ser una estrella en ese sentido. Es lo que te da el relieve. Si no hay sol o sombra, no ves el relieve, no ves en 3-D. Por desgracia conozco a una persona que ve plano, no ve la profundidad, es terrible.
Una vez que ha recopilado las acuarelas que conforman esta exposición, ¿en qué trabaja ahora?
Trabajo para la próxima exposición. Es algo que sale… Tengo muchos cuadernos que algún día verán la luz.
La pintura está muy ligada a su infancia…
Sí, pero está tan lejos que la dejo de lado -nos dice, entre risas-. Al principio contaba con la infancia, pero, gracias a Dios, estoy en una vejez muy productiva.
¿Qué pintores le han marcado más a lo largo de su vida?
Me encantan Sorolla, Turner y El Greco. Me gusta ver a cualquier pintor. Voy a El Prado y Velázquez me parece un sueño, Rubens, Ribera… También me gusta muchisimo Vermeer, los holandeses me chiflan.
Usted creció en una familia de artistas desde muchas generaciones atrás, ¿tiene a alguien que vaya a continuar por este camino?
Tengo dos hijas que pintan maravillosamente, muy distintas a mí. Son buenas artistas, piensan mucho en su pintura. No voy a dar nombres… Y tengo tres nietos que dibujan sin parar.
La amplia familia de Ana de Orléans
La familia de Ana de Orléans es, sin duda, extensa. Tuvo cinco hijos con el duque de Calabria.
La primogénita es Cristina
, que está casada con Pedro López-Quesada, y es
una de las grandes amigas de la infanta Cristina. Tienen dos hijos, la ya mencionada Victoria, y Pedro, que
comparte formación militar
con la princesa Leonor en Marín. La segunda de sus hijas es María Paloma, casada con el archiduque Simeón de Austria, con quien ha tenido cinco hijos.
El tercero de sus hijos es
Pedro, duque de Calabria
, casado con Sofía Landaluce y Melgarejo. Tienen siete hijos y el primogénito,
Juan, ostenta el título de duque de Noto
. La cuarta de los hijos de Anne d’Orléans es Inés, casada con
el aristócrata Michele Carelli Palombi dei Marchesi di Raiano, con el que ha tenido tres hijos. Por último, la menor es Victoria, casada con el armador griego Márko Nomikos, padre de sus cuatro hijos. El matrimonio estuvo entre los invitados a la reciente
boda de Teodora de Grecia
.
La labor solidaria de Anne d’Orleans, a través de su pintura
¿Ha retratado a algún familiar?
A familiares no, pero sí he hecho retratos. Son muy imperfectos, pero son graciosos.
¿Es usted muy autoexigente?
Hay que serlo y reconocer los errores. Es muy importante.
Debe de ser muy gratificante ver cómo algunas de sus obras están en colecciones permanentes. Finalmente, es fundamental tener público.
Yo no pinto para tener público. Las acuarelas son como pájaros. Me siento como un palomar y las acuarelas se van como las palomas. Quiero que disfrute todo el mundo de ellas.
Lo que quería plantear es si se siente satisfecha y orgullosa con estos logros, porque los éxitos nos validan, más allá de que hagamos las cosas porque nos apetecen.
Más que satisfacerme es un gran honor estar en un museo. Me asombra que esté una de mis obras allí, porque me encantan mis acuarelas. Dudo si a los demás les gustará o no. Hay que ser valiente en la vida, exteriorizarse, ofrecerte, dar. Por eso muchas de mis exposiciones las ofrezco para una ONG, para un bien público.
¿Qué causas humanitarias o benéficas le han tocado más?
Me encanta ofrecer mis acuarelas. He regalado muchas, no tengo la lista. La que más me gustó fue la restauración de la iglesia de las Comendadoras de Madrid, un edificio espléndido que poca gente conoce. Está al lado de San Bernardo. Doné una exposición completa para esa finalidad. La última fue para la Escuela de Música Reina Sofía. Gracias a mis acuarelas se pudo dar una beca entera para un alumno destacado.
La pintura ha sido generalmente un mundo de hombres, ¿se ha avanzado suficiente para que cada vez pintan más mujeres?
Yo creo que sí. A mí me gusta la diferencia entre hombre y mujer, pero creo que las mujeres pueden avanzar hoy en día en lo que se propongan. Creo que también es importante saber ser una madre, educar a los hijos, tener un hogar es magnífico.
Usted ha tenido una familia muy numerosa y ha podido conciliar con sus otras obligaciones.
Se puede conciliar. Igual que otras mujeres concilian su familia, su maternidad o la educación de sus hijos con un trabajo bancario o un trabajo excepcional en una empresa. Yo he podido compaginar perfectamente mi pintura con mi familia.
Los estrechos lazos con España de los Dos-Sicilias y Orléans
Lleva toda la vida viviendo aquí en España, ¿qué es lo que más le gustó para quedarse aquí?
Llevo más tiempo viviendo en España que con mi propia familia de origen. Es asombroso. España la conocí en mi infancia, porque estuvimos viviendo en Pamplona. Tengo muchos parientes aquí y desde donde estuviéramos siempre íbamos a verlos, a Sevilla, a Madrid, a donde se encontraran. España es un país magnífico en cuanto a paisajes, desde el lunar hasta frondoso, verde, como en Galicia… La luz de España es tan clara que es maravillosa. Es muy nítida. En Roma, que es espectacular, tienes una luz lechosa, hay mucha humedad.
En efecto, Ana de Orléans nació en Woluwe-Saint-Pierre, en Bélgica, y se estableció en España después de su boda en 1965 con el infante don Carlos, distinción que le fue otorgada por el rey Juan Carlos I en 1994. Recordemos que el duque de Calabria, fallecido en 2015, había sido compañero de estudios de su primo y siempre estuvieron muy unidos. En
la boda de Juan Carlos de Borbón con Sofía de Grecia y Dinamarca
en Atenas, Ana de Francia fue dama de honor de
la ahora reina emérita de España
.
¿Qué le queda por hacer?
A mí edad, todavía hay mucho camino… He tenido la suerte de poder haber presenciado los 90 años de mi segunda hermana, la princesa Helene de Francia. La mayor ya tiene 94. Lo más importante es estar muy cerca de mi familia y acudir a los eventos de unos y de otros. Nos reunimos mucho en familia, somos muy clan. Me ayudan mucho. Mis propios hijos están siempre conmigo y yo con ellos. También mis nietos. Incluso tengo una bisnieta, monísima. Estoy arropada porque mis hijos son estupendos.