“Andrés Manuel López Obrador se fue a Palenque y la presidenta de México se llama Claudia Sheinbaum Pardo” | La toma de protesta, en vivo
El día que México visitó a su primera presidenta
La sucesión ha concluido. Desde este 1 de octubre, nuevas manos dirigen el rumbo de México. Por primera vez en su historia después de 65 hombres, entre civiles y militares, una mujer tomará los mandos del Palacio Nacional. Claudia Sheinbaum Pardo, la primera presidenta de la República, recibió este martes la banda presidencial en la Cámara de Diputados entre gritos y ovaciones. Ha recogido el testigo de manos de Ifigenia Martínez, otra mujer, como ella, pionera en la política.
Los 94 años de Martínez le impedían moverse con soltura y, conectado a una bombona de oxígeno, apenas podía hablar, pero el símbolo estaba claro: nacía una nueva era en México, pero heredera de una lucha de décadas en la que otras mujeres como Martínez camino abierto. Sheinbaum lo ha repetido desde que el 2 de junio ganó las elecciones con una abrumadora mayoría: “No llego sola, llegamos todas”. Había otro testigo privilegiado en San Lázaro: el ya expresidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, mentor de Sheinbaum y su predecesor, no solo en el cargo, sino como líder de Morena, el partido que él creó hace 10 años y que ha aupado a ambos al poder.
La sombra de López Obrador, un político que ha formado parte activa de la vida de México durante las últimas cuatro décadas, es alargada. La gran pregunta que plantean sus críticos es cuánto influirá en Sheinbaum la omnipresencia del viejo dirigente, animal salvaje político, carismático y con gusto adquirido por los reflectores. Ella ya ha adelantado que habrá continuismo, pero con algunos cambios. Los próximos años establecerán el significado de esa frase.
Tras San Lázaro, Sheinbaum se dio su primer baño de masas como presidenta en un Zócalo tan desbordado que la policía tuvo que cortar el acceso ya antes de que iniciara la ceremonia. Había representantes de 105 países y 23 organizaciones internacionales, además de decenas de pueblos originarios, que han jugado un papel importante en la investidura. La mandataria ha expuesto los 100 puntos que intentará seguir en su Gobierno y se ha despedido prometiendo “defender siempre a México” y “enaltecer el amor, la verdad, la honestidad y la fraternidad”. El país ya tiene su presidenta. Ahora le toca gobernar.