jueves, noviembre 21, 2024
Cuba

ante la desidia, cubano rescata a 50 personas


AREQUIPA, Perú – “Este ciclón fue más dañino aquí que el Flora, el agua se represó y se puso a las alturas de las placas de muchas casas. No sabíamos lo que venía. Fue desesperante”, cuenta Jonathan Frometa Navarro aún cubierto por el barro.

En medio del desolador panorama de San Antonio del Sur, provincia de Guantánamo, el joven cubano ha ganado reconocimiento por sus labores de salvamento durante el paso del huracán Oscar el pasado 20 de octubre.

Si bien el evento meteorológico apenas alcanzó categoría uno en la escala Saffir-Simpson, fue uno de los más devastadores de los últimos años, dejando al menos siete muertos, incluida una menor de edad, y decenas de desaparecidos.

“Desde las 2:00 AM el agua fue subiendo y llegó hasta la rodilla y lo que hicimos fue encaramar las cosas a un metro de altura, pero como a las 4 ocurrió la inundación grande. Esto era un río completo”, dice Jonathan, un valiente entre el desastre, agravada por la desidia del régimen castrista.

Entre las aguas crecidas, el cubano trajo gente de la cuadra para la casa de una tía que se ubicaba en una segunda planta, y de ahí se tiró “de cabeza” a buscar a los niños. “Fue una madrugada dura”, resalta.

Según narra, cuando vino Salvamento y Rescate, ya de día, también les ayudó a poner a los vulnerables, personas adultas y de la tercera edad fuera de peligro. En total, se involucró en el salvamento de alrededor de 50 personas. Él solo se ocupó de entre nueve y 10 niños y como 15 adultos.

Jonathan, quien ofreció su testimonio al estatal periódico Venceremos, habló de otros momentos de alta tensión en pleno ciclón. Uno de ellos fue cuando nadó para buscar a su hija, que se encontraba arriba de una placa con un nylon en la cabeza desde que inició la inundación.

Asimismo, recuerda que tuvo que ir para ayudar hasta una escuela de niños en la playa, atravesando todo el Reparto Cultura, donde él vive, y La Plaza, en parte nadando y en otras caminando para descansar los brazos.

“Tuvimos que romper la casa de personas que estaban atrapadas, casi al ahogarse y no podían salir. No pude llegar a todos. Fue duro”, comenta con dolor al evocar la tragedia.

Oscar se formó rápidamente y llegó al Oriente cubano en medio de un colapso masivo del sistema electroenergético nacional. Los cubanos llevaban decenas de horas sin fluido eléctrico y muchos desconocían del impacto del huracán.

En ese contexto y ante las manifestaciones de descontento popular que empezaban a trascender en varias partes de la Isla, el régimen cubano invirtió recursos para reprimir. Militarizó calles y otras zonas públicas, pero no evacuó a los posibles damnificados.

“Me impulsó el humanismo y la paternidad, la necesidad de ayudar a niños que no podían salir porque sus padres no estaban, mujeres con niños solas, adultos mayores e inclusive gente que estaban tratando de salvar sus animales, a los que no pudimos llegar a todos. Doy gracias a Dios que estoy vivo, aunque es difícil y no sé si es mejor tener que vivir esto”, lamenta Jonathan.

Hoy San Antonio del Sur se une a Imías y otras zonas devastadas por Oscar en la zona oriental que dan cuenta del caos existente en Cuba.

Al respecto, Jonathan detalla que el agua tardó en bajar, dejando con su salida un panorama yermo de fango y desechos. Señala su casa para ilustrar el desastre, subraya la prensa oficial. En el frente lo que era el muro es solo una mole de piedra y metal tirada sobre la acera. Hasta persianas amarradas con cables no resistieron. Se llevó todo de la casa y solo quedó paredes, techo y las vidas propias.



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