Así fue la boda de Constantino y Ana María de Grecia que la reina Sofía soñó con tener
Por mucho que el destino tuviera reservado para las parejas formadas por Juan Carlos de Borbón y Sofía de Grecia y
Ana María de Dinamarca y Constantino de Grecia
dos destinos opuestos, es un hecho incuestionable que, si analizamos sus bodas, fueron los monarcas griegos los que se llevaron el gato al agua. Esta semana se han cumplido 60 años de aquel día histórico en el que se dieron el ‘sí, quiero’ en una boda que acabaría eclipsando la de los monarcas españoles.
Para empezar, porque la ceremonia que unió a los futuros reyes de España no tenía en aquel momento
el suficiente «pedigrí» royal: era el enlace de la primogénita de la reina Federica de Grecia con Juanito «el de Barcelona» y, en aquel momento, no parecía haber ninguna corona esperando a la pareja tras su enlace.
En cambio, lo que sucedió el 18 de septiembre de 1964 en Atenas cuando el rey de los griegos Constantino II se unió a su tan deseada prometida,
la princesa danesa Ana María
, tenía todos los ingredientes de un cuento de hadas.
Al contrario de lo que sucedió con
Sofía y Juan Carlos
, que incluso acudió a su enlace manco y escayolado, la pareja de reyes griegos era considerada por la prensa internacional como la más bella de Europa. El suyo fue el único matrimonio de un monarca griego que estaba en activo en el momento de la ceremonia (aunque era rey desde hacía sólo seis meses) y el primero que tuvo lugar en Grecia.
Ana María era jovencísima y hermosa, acababa de cumplir los 18 y sólo tenía ojos para su novio; mientras que de la princesa Sofía se rumoreaba que antes de Juan Carlos de Borbón había estado
prendada del heredero noruego. Como esposo la princesa Ana María había escogido a Constantino, que tenía sólo 24 años, y confesaba haberse enamorado de la hija del rey Federico IX de Dinamarca hacía tiempo y haber esperado a que cumpliera la mayoría de edad para poder casarse. Un currículum amoroso bastante alejado del de Juan Carlos de Borbón.
Pero no fueron solo los protagonistas de la ceremonia los que marcaron las diferencias entre ambos enlaces, es que la boda de Constantino y Ana María fue
la auténtica gran boda griega.
Cómo fue el enlace entre Constantino y Ana María de Grecia
Al contrario que la reina Sofía, que tuvo que convertirse al catolicismo para poder casarse, a Ana María de Grecia le tocó convertirse a la iglesia ortodoxa y dejar de ser protestante. Pero el día que intercambió sus votos
bajo las coronas de los Romanov, pareció importarle más bien poco renunciar a su fe.
Tras tres días de recepciones en el Palacio de Tatoi y fiestas en el Estadio Panatenaico llegó el día 18 y la ceremonia en la Catedral Metropolitana de Atenas. Las calles se engalanaron con banderas y, por si algún despistado no se había enterado del evento, la capital se despertó con 21 cañonazos en honor de los novios.
Como marca la tradición, el novio llegó antes que su prometida al templo, en esta ocasión en un carruaje abierto, vestido de mariscal y acompañado de su madre, la reina Federica. Pero la entrada triunfal le correspondió a la novia, que apareció acompañada por su padre en un
carruaje dorado, tirado por seis caballos blancos.
Ana María llevaba un sencillo vestido diseñado por Jørgen Bende con una larga cola que le ayudaban a desplegar
sus seis damas de honor: las princesas Clarisa de Hesse, Ana de Gran Bretaña, Cristina de Suecia, Tatiana Radziwill, Margarita de Rumanía e
Irene de Grecia
. Para completar el conjunto llevaba un velo sujeto con una tiara Cartier de oro blanco y diamantes que legó su madre, la reina Ingrid, a Ana María con la condición de que las mujeres de la familia pudieran usarla en sus bodas
Entre los asistentes a la ceremonia los había tan royals como los protagonistas, como era
el caso del rey Balduino de Bélgica y su esposa
, la reina Fabiola, y tan exóticos como la reina Sirikit de Tailandia. Para hacernos una idea de la importancia del enlace basta con repasar el listado de príncipes que sostuvieron las coronas doradas sobre las cabezas de los novios: Harald de Noruega, Carlos Gustavo de Suecia, Carlos de Inglaterra… Hasta Juan Carlos de España.
La ceremonia terminó con una lluvia de pétalos de rosas rojas que cayeron desde la cúpula. de la catedral hasta los novios y 101 cañonazos desde la colina de Licabeto. Hasta la luna de miel de Ana María de Grecia fue mejor que la de la reina Sofía: la monarca griega viajó con su marido a la isla privada del armador Stavros Niarchos, mientras que Sofía de Grecia tuvo que aguantar un crucero con
un malhumorado marido incómodo por el calor y su escayola.