Así sobrevivió el ser humano a una catástrofe climática global hace 8,200 años
Hace 8,200 años, una catástrofe climática asoló nuestro planeta. Sin embargo, nuestros antepasados lograron sobrevivir, refugiándose tierra adentro o recurriendo a la pesca. Así lo ha reportado un equipo de investigación dirigido por la Universidad de Oxford, según el cual los cazadores-recolectores afrontaron exitosamente este cambio repentino del clima y lograron adaptarse con rapidez a un mundo mucho más frío. Los detalles del estudio se publicaron en la revista Quaternary Environments and Humans.
La catástrofe climática
Aunque no resultó tan dura ni tan larga como las etapas finales de la última glaciación, que terminó hace unos 11,000 años, la catástrofe climática de hace 8,200 años provocó un descenso de las temperaturas de hasta 6 grados centígrados en cuestión de décadas. Mientras tanto, una masa se desprendió de la plataforma continental noruega, desencadenando con ello un potente tsunami que fue decisivo para separar Gran Bretaña del resto de Europa. Sin embargo, aunque la ciencia ya ha estudiado este acontecimiento, la mayor parte de los análisis se han realizado a escala regional.
El análisis
En este nuevo estudio, sin embargo, los investigadores adoptaron una visión más amplia de la catástrofe climática comparando hallazgos arqueológicos entre el noroeste de Europa y el sur de Siberia, incluyendo cementerios de cazadores-recolectores y casi 300 restos humanos y animales datados por radiocarbono procedentes únicamente de la región de Bajkal, en el sureste de Siberia. Combinando esta información con datos medioambientales como el polen y el carbón vegetal conservados en sedimentos lacustres, capaces de mostrar cambios en la vegetación y el clima con décadas de precisión, los investigadores descubrieron que la gente se adaptó al frío de formas muy diferentes. «Los habitantes del hemisferio norte sobrevivieron, algunos trasladándose, mientras que otros resistieron», comenta Rick Schulting, de la Universidad de Oxford. «No fueron víctimas pasivas, se adaptaron rápidamente».
Las diferentes adaptaciones
En concreto, los análisis han demostrado que en el fiordo de Oslo, así como en el lago Bajkal, aumentó el número de asentamientos, lo que sugiere que estas comunidades encontraron protección en el aprovechamiento de los recursos acuáticos y, por tanto, en el consumo de pescados, focas y mariscos, que se mantuvo estable a medida que cambiaba el clima. Alrededor del lago Onega, en el noroeste de Rusia, los investigadores observaron un aumento del uso de cementerios, que no estaba relacionado con muertes prematuras sino que sugería que los cazadores-recolectores se habían reunido allí, de nuevo porque se sentían atraídos por recursos alimenticios como el pescado y las focas. Los análisis también han demostrado que, en la costa occidental de Escocia, las comunidades abandonaron su estilo de vida pesquero costero y encontraron refugio del frío tierra adentro.
El cambio climático hoy
Los resultados del nuevo estudio son especialmente importantes ya que ofrecen pruebas de un posible escenario actual, en el que el calentamiento global (que altera las corrientes oceánicas) podría provocar fuertes olas de frío. «Un colapso de la corriente del Golfo en la actualidad podría provocar un resultado similar», explicó a la revista New Scientist Mikael Manninen, un experto de la Universidad de Helsinki. «Del mismo modo que hace 8,200 años, hoy tendremos que encontrar formas de adaptarnos a la crisis resultante». Además de describir cómo ha reaccionado el ser humano al cambio climático en el pasado, el análisis del nuevo estudio también nos muestra lo diferentes que eran sus opciones de las nuestras. «A la gente no le importa si son 1 o 2 grados más o menos, mientras no afecte a los patrones de precipitaciones, las migraciones de animales, los tipos de plantas disponibles», concluye el autor. «Si eres un cazador-recolector y tu entorno se vuelve hostil de repente, podrías simplemente marcharte, pero es mucho más difícil hacerlo cuando hay carreteras, ciudades y cadenas de suministro. Ese tipo de movilidad es un lujo que ya no tenemos».
Artículo originalmente publicado en WIRED Italia. Adaptado por Andrea Baranenko.