Bruselas avisa al Gobierno que el límite legal para remitir los planes presupuestarios es el 15 de octubre
A una semana de que termine el plazo para que los Estados miembro remitan a Bruselas sus plan presupuestarios, el Gobierno anuncia que se retrasará en su entrega. La Comisión Europea no ha recibido la noticia con gran entusiasmo. Si ayer apuntaba que su «flexibilidad es limitada», además avisa a a Madrid que el límite legal para enviar los planes presupuestarios es el 15 de octubre.
El Ejecutivo comunitario quiere que los Estados miembro respeten los plazos establecidos en los meses de la recta final de año que se antojan claves, antes de que en 2025 comiencen a aplicarse las nuevas reglas fiscales, que fijan que los niveles del déficit sobre el PIB y de deuda sobre el PIB no deben superar el 3% y el 60%, respectivamente. Si bien el plazo no es estricto, Bruselas espera que los Gobiernos remitan sus planes presupuestarios para el 15 de octubre o unos días después.
La expectativa de Bruselas choca con los tiempos que maneja el Gobierno, que ayer mismo confirmaba que se retrasará en la entrega de las cuentas de 2025 a la Comisión Europea. El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, argumentaba que la Comisión Europea había pedido a los países que no remitieran prórrogas de planes presupuestarios, que debían incluir medidas. Motivo por el cual España aplazaría la presentación de sus cuentas.
La recta atrás hasta final de año se presenta exigente tanto para Bruselas como para los Estados miembro. Con vuelta a la aplicación de las reglas fiscales tras los años de suspensión por la pandemia a través de un reformado marco de gobernanza económica, los Gobiernos debían presentar sus planes de ajuste fiscal a cuatro años el 20 de septiembre, una fecha que Cuerpo avisó que se pospondría al 15 de octubre, para entregarlo con el plan presupuestario.
Sin embargo, ayer confirmaba que si bien cumpliría con la entrega del primero de los documentos la próxima semana, las cuentas no llegarían hasta más adelante a Bruselas. La Comisión Europea, en un intento de aligerar los trabajos antes de cierre de año, habría pedido a los países que remitieran solo presupuestos con medidas, sin embargo, esto no implica manga ancha para saltarse los límites de tiempo.
La respuesta del comisario de Economía, Paolo Gentiloni, fue bastante clara. La «flexibilidad de la Comisión Europea es limitada», dijo en rueda de prensa tras el Eurogrupo que tuvo lugar ayer en Luxemburgo. Además, el plan fiscal estructural y del plan presupuestario deben ir de la mano. De hecho, la presentación de la hoja de ruta para los próximos cuatro años, sin unas cuentas claras para el 2025, dejarían en papel mojado el plan fiscal de Moncloa.
La dificultad radica, realmente, en la capacidad del Ejecutivo español de sacar adelante unas cuentas en un Congreso donde tiene realmente difícil consolidar apoyos. Por lo pronto, la senda fiscal que presentó en julio se enfrentó al revés de Junts y no llegó a pasar de nuevo por el Congreso, como estaba previsto hace una semana, ante las pocos números de que saliera adelante. La senda fiscal es la base sobre la que luego se elaboran los presupuestos. El envío de las cuentas so solo requieren de ser aprobados en el Consejo de ministros para ser remitidos a Bruselas, la senda fiscal es la antesala que permite delinearlas y, posteriormente, debería enfrentarse a su tramitación en el Congreso.