jueves, marzo 6, 2025
Deportes

Carolina Marín: «La gente me para y me dice que yo soy de oro»


Carolina Marín entra en el edificio de Unidad Editorial rumbo a MARCA. Apoyada en sus muletas, antes de llegar detiene su camino varias veces para agradecer las muestras de cariño que recibe. Lo que sucede no es más que el reflejo de lo que ha vivido desde que llegó a España. Da igual en la calle, en un supermercado o en la redacción de un medio de comunicación. Son innumerables las personas, de todas las edades, que quieren acercarse y mostrarles su apoyo. «Es la mejor medalla que podía ganar», apunta una Carolina Marín que todavía sigue inmersa en un proceso de recuperación anímica.

¿Cómo se encuentra?
Por fuera estoy mejor que por dentro. Por fuera sé que esto [se señala a la rodilla] se va a recuperar, que al final todo es cuestión de tiempo y por dentro pues vamos un poquito más lento, vamos poquito a poco. Voy recuperando la sonrisa más por fuera que que por dentro, pero creo que el camino está marcado. Sé lo que tengo que hacer y el proceso porque ya lo he recorrido, desafortunadamente dos veces, pero sí es cierto que me voy a tomar todo el tiempo que la pierna necesite, todo el tiempo que mi cuerpo y mi corazón también necesiten para poderme recuperar al 100%.
Ha pasado más tiempo del que esperabas en Huelva una vez que te operaste. ¿Ha sido quizá el mejor tratamiento postoperatorio que te podían recetar?
Sin ninguna duda. De hecho, desde que me vine a Madrid con 14 años, no había pasado más de una semana en mi casa, así que ha sido un chute de energía muy importante para mí. La primera semana todavía estaba con muchos bajones, recién operada y todo estaba muy reciente todavía. Estaba en un nivel de ánimo muy bajito, muy sensible, me sentía también muy vulnerable. El verme incapacitada, totalmente dependiente de mi madre en este caso, que es la que me está ayudando en casa, dependiente de transportarme a cualquier sitio y que la gente me tenga que ayudar, me hacía sentirme muy vulnerable. Es cierto que poquito a poquito, pasando los días en casa, con toda mi familia me ha ayudado mucho, me ha levantado mucho el ánimo, me han sacado más de una sonrisa. He disfrutado y he pasado tiempo con mis sobrinos y con mi ahijada, que te das cuenta de que el tiempo pasa pero no eres consciente. Entonces algunos tienen cinco años, cuatro añitos y algunos casi recién nacidos. Y he disfrutado mucho de todos ellos
La recuperación te va dar un tiempo que no has tenido estos últimos años en los que tu agenda era entrenar, competir, viajar… ¿Has empezado ya a hacer cosas o planificarlas ahora que tienes tiempo por delante? 
Ya ha pasado un mes desde que me lesioné y todavía no ha habido un día que yo haya podido decir me he aburrido de estar en casa. En Huelva he estado con la familia, he ido a algunos conciertos también con mi madre y con mi familia. Aquí en Madrid no he parado de hacer cosas desde que he llegado. Como todavía no la puedo apoyar la pierna en el suelo hasta dentro de dos semanas pues la rodilla se me hincha un poquito más. Acabo agotada tanto físicamente como mentalmente de estar todo el día con tanto jaleo. Estoy aprovechando para hacer otro tipo de cosas que como tú has dicho por el deporte no hago. Y para mí una de ellas es pasar más tiempo con mi familia.

Voy recuperando la sonrisa más por fuera que que por dentro

Carolina Marín

Hemos visto en sus redes que has estado en uno esos restaurantes de comida inmersiva. ¿Es una buena gourmet?
Sí, sí, me encanta. De hecho es lo que más me gusta. No tengo ningún problema porque me gusta todo tipo de comida, todo tipo de sabores. Me gusta también el picante. Me gusta probar de todo. Como me he hartado de viajar, conozco muchas culturas, sí es cierto de que yo soy muy curiosa en ir probando cosas de las diferentes culturas.
Y de los platos de la mamá, ahora que no nos oye, ¿con cuál se queda?
Cuando estamos en verano, a mí lo que me encanta cuando voy a la playa es una tortilla de patata de mi madre y un salmorejo con el huevito picado, a veces le pongo un poquito de jamón, pero eso es mi plato estrella. 
El doctor Leyes nos ha contado en MARCA que ese gesto en el que se produce tu rotura lo habías hecho un millón de veces, pero que la mala suerte hizo que se rompiera en ese momento. ¿Cuánto tiempo tardaste en desterrar ese pensamiento de qué mala suerte he tenido o todavía te ronda por la cabeza?
Es cierto que fue mala suerte, porque yo todavía muchas veces me preguntó el porqué, por qué me ha pasado otra vez, sobre todo si vuelvo a jugar para tener en cuenta ciertas cosas. Entonces las dos veces anteriores que me he roto he podido encontrar alguna explicación, pero es que con esta lesión no había todavía ninguna respuesta. Yo mejor que otras vez que llego a cuartos de final o a semifinal de un torneo de un Mundial o del circuito mundial. Ahí mi cuerpo empieza a estar mucho más cargado, más cansado y eso mi fisio incluso lo nota, lo comentábamos y tal, pero es que para estos Juegos Olímpicos estaba bien en el partido de cuartos de final. Lo jugué tan bien mentalmente y físicamente, llegaba muy bien a semifinales. De hecho, el tratamiento después del partido de cuartos, mi fisio me dijo que me encontraba estupendamente. «Yo te voy a descargar un poco por relajarte un poco la musculatura, pero tampoco voy a profundizar mucho porque te veo muy bien», me dijo. Yo iba muy bien o sea, ningún problema. Ni la pierna derecha ni el cuádriceps lo tenía más cargado. Es un movimiento que he hecho muchísimas veces. De hecho, durante ese partido lo hice antes, pero lamentablemente hay veces que llega un segundo en tu vida que te lo cambia todo. Y a mí me lo cambió.
Hay un momento en el que se sientas en la silla, abre la bolsa y se coloca la rodillera para volver a la pista, ¿qué pensaba en ese momento porque ya sabía que se había roto?
Si a día de hoy, estando aquí sentada con la pierna en alto y hablando contigo, pienso que esa tía está loca. Yo sabía que me había roto desde el primer segundo. Había escuchado el crujido cuando me caigo al suelo. Miro a Fernando [Rivas, su entrenador] y le digo me he roto. Fernando viene corriendo hacia mí y ya empiezo a decir no me lo puedo creer. Ahí sí que pensaba que porque a mí. En Tokio a dos meses, era como que sentía que me habían arrebatado algo, pero es que aquí pensé que alguien quizás no quería que yo ganase de verdad esa medalla de oro que ya en Tokio no pude y ahora en París estaba muy cerca y tampoco me han dejado. Ese día me levanté muy bien, con un estado de ánimo muy bueno, la predisposición muy buena y el partido es que estaba saliendo todo a la perfección. Mentalmente estaba muy concentrada a nivel estratégico. Estaba haciendo lo que habíamos planteado en el plan de juego y yo veía que la china no tenía nada que hacer. Cuando estás en caliente intentas hacer una locura. Intento ponerme esa rodillera que la llevaba por si acaso para mi rodilla izquierda, no para la derecha. Pero lo quise intentar, pero obviamente fue imposible porque mi rodilla estaba totalmente inestable.

Pensé que alguien quizá no quería que yo ganase el oro

Carolina Marín

Nunca hubiera aceptado ese bronce que desde algunas instancias se llegó a pedir para usted en París
No, no lo hubiera aceptado. Yo tenía muy claro que iba a París a conseguir la medalla de oro. Desafortunadamente por una rotura de la rodilla no lo podía conseguir y yo no quería ese bronce. A mí en ningún momento nadie me contactó. Quizás lo hicieron con el equipo, pero estábamos pasándolo muy mal. Yo estaba sufriendo muchísimo, llorando muchísimo y sin mucho consuelo en ese momento. Creo que tendría que haber contactado conmigo directamente porque yo no quería esa medalla, no era merecedora de ese bronce. Además, no es la primera vez que le pasa en una jugadora, en unos Juegos Olímpicos, que no haya podido disputar el bronce por una lesión. ¿Entonces yo me preguntaba por qué a mí me la tienen que dar? ¿Soy especial? No, yo soy una más, una jugadora más a la que lamentablemente le ha pasado esto.
. ¿Le hubiera gustado que esa predisposición que mostró Federación de bádminton al pedir esa medalla, lo hubiera tenido también hacia usted durante el ciclo olímpico?
. Claro que me hubiera gustado más apoyo, más, ‘¿Carolina, qué necesitas?’ Eso no lo ha habido. Sí es cierto que el Consejo Superior de Deportes sí me han ayudado. Me han dado la mano y me han dicho: ‘lo que necesites, Carolina’. Han dado todo lo que han podido dar para que yo esté en las mejores condiciones. Obviamente mantener a todo el equipo que yo tengo, pues no es fácil y ese deporte me ha ayudado mucho.
Retomando lo del bronce, al que no puede renunciar es ese trocito que te dedicaron Saúl Craviotto y Teresa Perales.
No se puede renunciar porque cuando algo sale del corazón no se renuncia. Lo he hecho personalmente, a nivel de redes sociales y en algunas entrevistas, pero ya ellos personalmente lo saben y desde luego que para mí ya no es que el deportista sea especial por conseguir un bronce olímpico, que es increíble, y los dos lo son. Teresa, con su medalla 28, Saúl, como el deportista español que más medallas ha ganado unos Juegos, sino ya es la persona. Siempre me quedo con la persona y tener el corazón que ellos tienen. Acordarse en ese momento de euforia, que estás ganando una medalla olímpica, de una deportista que días antes pues se ha roto una rodilla y no ha podido conseguir su sueño es algo muy bonito y que dice mucho de ellos.
Hablando de bronce, quien si lo podría merecer es Elena Congost, nuestra maratoniana paralímpico que descalificaron en la línea de meta por soltarse de su guía para evitar que éste se cayera. ¿Qué opina?
Ella sí que se merece ese bronce, porque ya no es una regla que ponga la Federación Mundial o la de Atletismo en este caso, sino creo que ahí estamos hablando de un nivel de humanidad. La rival de detrás venía con cierta distancia, si ya fuera una distancia corta, podríamos estar hablando de otra cosa, pero no era así. No tengo ninguna duda de que ella es merecedora de ese bronce.
¿Cuándo se dio cuenta de que si hubiera sido oro no hubiera recibido el mismo cariño que has notado de tanta y tanta gente?
En el momento en el que el móvil me explotaba. Yo lo apagué en el momento en el que me rompí la rodilla. No quise saber nada. De hecho, mi madre estaba allí y le dije a mi fisio y al equipo que por favor contactaran con ella. Al día siguiente de que me rompí, volví a España, pero mi madre hasta los dos días no volvía. Entonces mi equipo poco a poco me iban diciendo algunos mensajes, pues te han puesto esto, etcétera Pero yo ya encendí el móvil una vez que pasé la operación y ahí poquito a poco fui leyendo al principio los mensajes de WhatsApp y eso era una locura Yo tenía que estar cargando el móvil porque la batería solamente de los mensajes que me llegaban se me iba descargando.
Mucha gente lloró ese mañana de domingo al verte por la tele, ¿cuántas personas se lo han dicho en estas semanas?
Lo he hablado con mucha gente. Mi equipo también me lo ha dicho, incluso mi familia. Creo que se daba por hecho que Carolina Marín iba a ganar la medalla de oro y quizá no hubiera sido tan significativo, pero siento que lamentablemente y desafortunadamente por esto que me ha pasado, la gente ha tenido más empatía conmigo que si hubiera ganado esa medalla de oro, porque yo siempre digo que las medallas son muy bonitas, pero que poca gente sabe todo lo que hay , ese camino que un deportista tiene que recorrer con sufrimiento, trabajo, esfuerzo, con mucho, mucho llanto, porque al final eso solamente lo sabe y lo vive la gente que te rodea en ese momento, ni siquiera tu familia que está en la distancia. Esa empatía, que la gente ha tenido conmigo y ha valorado más cada una de las cosas que yo he tenido que ir superando obstáculos que la vida me ha puesto por delante, ha sido de verdad la medalla que le gente me ha dado en forma de cariño. No he recibido nada negativo. Me paran y me dicen que yo soy de oro, que no necesito demostrar nada a nadie. Yo sabía que no necesitaba demostrar nada a nadie. El volver a unos Juegos Olímpicos, el estar en París, el superar dos rodillas, superar la pérdida de mi padre… yo me lo quería demostrar a mí misma y a todo mi equipo de ese sueño que tanto teníamos. La gente ha valorado mucho más todo esos valores como persona y deportista enseño en dentro y fuera de la pista. Su cariño, apoyo y empatía no me lo esperaba y ha sido increíble y para mí muy abrumador.

No quería esa medalla, nadie me consultó; no era merecedora de ese bronce

Carolina Marín

Carolina Marín visita MARCA

Carolina Marín visita MARCAANGEL RIVERO

El deporte no deja ser reflejo de lo que es la vida. Lágrimas de alegría y de dolor. Quizá queda reflejado en estas dos portadas de MARCA. La de Río, con lágrimas por el oro conseguido. La de París, lágrimas por todo lo contrario
Esta es la cara y la cruz de la moneda. Y efectivamente se me ven lágrimas de alegría, de conseguir ese sueño que cualquier deportista soñamos con ello. Y luego, son lágrimas de derrota, de sufrimiento… Son momentos, bonitos y malos, que el deporte te da
Portadas de Carolina Marín en 2016 y 2024.

Portadas de Carolina Marín en 2016 y 2024.

A veces se os ve a los deportistas como superhéroes, pero sois personas a las que os ocurre lo mismo que a cualquier otra
Cuando yo gané la medalla de de Río de Janeiro, al siguiente día que llegué a España la guardé en un cajón. No le doy la importancia que tiene por todo lo que he renunciado, sacrificado para conseguir esa medalla. En el momento en el que pasan cosas así, obviamente no te arrepientes de nada, pero sí es cierto de que los deportistas nos ponemos muy al límite, quizás por eso somos un poquito diferentes al resto de personas de este mundo, pero eso no quita que no tengamos nuestras emociones, que no lloremos, que no suframos, que no sintamos por dentro, aunque cuando un deportista sale a la pista nos convirtamos casi en otra persona, o por lo menos yo así personalmente me siento.
A pesar de todo, ¿le quedan recuerdos bonitos de los de Juegos de París?
Es difícil. Cuando me miro, sobre todo las cicatrices que París me ha dejado, es complicado intentar sacar cosas positivas, momentos buenos o de risa con el equipo. Miro las cicatrices y me digo tengo que pasar por esto una vez más, entonces a veces es complicado. Intento siempre quedarme con cosas positivas. Obviamente, de este proceso también sacaré un aprendizaje, aunque a día de hoy todavía me cuesta un poquito porque está todo muy reciente. Sé que con el tiempo la perspectiva será o espero que sea distinta.
En su primera lesión era casi una recuperación contrarreloj para llegar a los Juegos de Tokio. Recuerdo aquellas imágenes en la pista con la pierna en alto y raqueta en mano, pero ahora no hay prisa. 
Cuando la gente me pregunta para cuánto tiempo tienes mi respuesta es que el tiempo es infinito Ya he corrido mucho con las dos rodillas anteriores por llegar a Tokio, primero, y luego por intentar recuperarme lo antes posible para volver al circuito mundial porque tenía unos Juegos Olímpicos a tres años. Vamos pasito a pasito. No tengo ninguna prisa. Tengo una ilusión por ahí que si llega bien y si no, también. Pero ahora mismo físicamente sé que me voy a recuperar. No tengo ninguna duda porque ya he pasado por dos anteriores y sé cuál es el camino a seguir, pero tanto mentalmente como a nivel de corazón sé que eso va a ser más lento y es el camino que quiero ir recorriendo poco a poco, porque ahora mismo no pienso en bádminton, ni tampoco quiero coger una raqueta, sino que quiero dedicarle todo el tiempo que mi cuerpo y alma necesite para recuperar esta pierna, sobre todo para mi vida normal. El deporte tiene una fecha de caducidad. Para mí lo principal es tener una funcionalidad importante en esta pierna para mi vida normal. Ya luego veremos si vuelvo a coger una raqueta y si doy un par de raquetazos o no.
En esos primeros días no tenía nada claro lo de volver a coger una raqueta, ahora ya quiere intentar despedirte en una pista de bádminton. ¿Qué le hace pensar en esa posibilidad?
Los primeros segundos después de que me rompí y salí del pabellón del pabellón por mi propio pie y me llevaron directamente al vestuario , allí me tiré al regazo de mi entrenador. Fue un llanto eterno, y ahí yo le decía a mi entrenador no puedo más, no puedo más, porque había pasado por cinco años en los cuales he superado dos rodillas, la pérdida de mi padre y aún así, cada obstáculo que la vida me ha ido poniendo por delante, yo lo he ido superando y ya no superarlo de cualquier manera, sino superándolo a mi mejor nivel, a estar ahí arriba luchando por medallas. En el momento en el que me pasa eso, en esa semifinal, a 11 puntos de una final olímpica, yo ya ahí sí que vi muy claro el final de mi carrera deportiva, pero yo no soy así.
Todo estaba en caliente. Mi entrenador me dijo unas palabras muy bonitas: ‘Qué orgulloso estoy de ti’. Ahí lloré más. Se me caía el alma encima, porque después de todo lo que me estaba pasando. Y ya una vez que estoy en casa en Huelva, dedicándome tiempo a mí, reflexionando sobre muchas cosas, ahí empiezo a pensar y me digo a mí misma que yo no soy así. No soy de tirar la toalla tan fácilmente. No soy de rendirme, de decir no puedo, ya tengo que estar muy al límite o pasarme del límite para decir no puedo más. Entonces me daría mucha pena retirarme, no por una decisión propia, sino por algo externo como es una lesión. No sé qué va a pasar. Es una puerta que dejo abierta porque ya te digo que no me quiero presionar ni estresar en este proceso, sino es una puerta que dejo abierta. Hay una ilusión. En 2026 España va a acoger el Europeo. Todavía no se sabe en qué lugar y en qué ciudad, pero sí que me encantaría que lo pudiera acoger Huelva en el Palacio de Deportes que lleva mi nombre y poder jugar allí. Ya te digo que es una puerta abierta. No sé si llegaré o no llegaré, pero desde luego que es una ilusión que tengo y por lo que me gustaría marcarme ese objetivo.
Sorprende que Fernando Rivas esté entrenando a Francia y no aquí en España.
Sin ninguna duda. Hemos empezado este camino juntos y acabaríamos juntos.
Sorprende que Fernando Rivas esté entrenando a Francia y no aquí en España.
Sorprende mucho, porque efectivamente, tenemos al mejor entrenador que seguramente España va a tener en la historia. Sus conocimientos no va a haber ningún entrenador que los tenga. Creo que la Federación Española debería de tomar las riendas en tener aquí un proceso de conocimientos de entrenadores, porque si no, no van a poder salir buenos y grandes jugadores, sobre todo porque a mí también me encantaría personalmente decir que en un futuro vienen jugadores que puedan conseguir, no los mismos resultados, pero por lo menos algo similar, pero a día de hoy no los hay. Hemos aguantado mucho detrás, llevamos muchos años aguantando muchas cosas. Y Fernando pues ya hubo un momento en el que dijo no aguanto más. Si es cierto que él no me quería dejar a mí sola, queríamos seguir vinculados porque teníamos un proyecto juntos, sobre todo teniendo los Juegos a la vuelta de la esquina. Es cierto que al no aguantar más, pues él también quiso buscar su felicidad en otro camino. Y en Francia le abrieron las puertas.

No pienso en coger una raqueta, sino en dedicar todo el tiempo que mi cuerpo y alma necesite para recuperar esta pierna para mi vida normal

Carolina Marín

¿Y qué será del bádminton español cuando se retire?
Se podían haber cambiado muchas cosas y se podría haber hecho todo mucho mejor de lo que se ha hecho y de lo que se está haciendo, sin ninguna duda. Porque cuando tú tienes una persona y una deportista que son los mejores en tu país, los que te están dando resultados, eso tiene una fecha de caducidad, porque esa deportista en algún momento va a colgar esa raqueta, es entrenador en algún momento también quiere vivir su propia vida con su familia, si tú no aprovechas eso en los momentos importantes, está claro que el futuro está muy en el aire. A mí me encantaría decir que hay un séquito detrás, que tengo un ejército detrás de jugadores y jugadoras que en un futuro sé que van a conseguir resultados, pero a día de hoy me da mucha pena y es complicado de decir.
¿Cuándo se retire qué tiene pensado hacer?
Me encantaría de abrir mi propia academia y ya lo he hablado un poquito con Fernando, que trabajemos juntos en ese proyecto. También ayudar a los demás. Otro tipo de vía es a través de charlas, una charla que no solamente sirva para deportistas, sino que sirva para cualquier tipo de persona y cualquier sector de factor de trabajo. Y luego también pues con algo solidario.
En un mes y medio recibe el Premio Princesa de Asturias de los Deportes, ¿hay nervios?
Sé que todavía queda, pero el tiempo pasa muy rápido y, bueno, las mujeres al final nos gusta tener ya las cosas claras porque luego se nos echa el tiempo encima y vamos siempre apuradas. Yo creo que tengo más nervios porque no tengo vestido que por otra cosa [se ríe]. Teresa Perales ya me ha dicho que va a ser un momento muy bonito, que nunca se me va a olvidar y sobre todo mucha gente me ha recomendado que lo aproveche desde el primer minuto.
Si le dejaran una máquina del tiempo, ¿a qué momento iría y que le gustaría cambiar?
A 2019 y recuperar a mi padre
Yo se la pediría para ir 30 años hacia delante, por ejemplo. Me gustaría ver a esa Carolina Marín contando a sus nietas quién fue su abuela. ¿Qué la escucharía decir?
Me vas a emocionar. Tanto el legado que yo quiero dejar, enseñándole a los niños hoy en día como cuando yo tenga a mis hijos y nieto, es lo que me gustaría que se identificasen conmigo es con que soy una persona que no me doy tan fácil por vencida, que lucho por mis sueños y sobre todo que nadie me ha regalado nada en esta vida. He trabajado muy duro para conseguir cualquier objetivo y cualquier sueño que me he propuesto en mi vida [se le quiebra la voz].





Source link

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *