Ceres, el planeta enano entre Marte y Júpiter, era un mundo fangoso antes de congelarse
Entre Marte y Júpiter, en la región del cinturón de asteroides, se encuentra Ceres, un cuerpo único de casi 1,000 kilómetros de diámetro. Gira alrededor del Sol, tiene forma esférica y presenta volcanes, pero no es ni un planeta ni una luna. Oficialmente, Ceres es un planeta enano (como Plutón) y los científicos lo consideran algo así como un planeta embrionario que nunca llegó a formarse completamente. Más allá de todo esto, Ceres es actualmente interesante porque da muestra señales de contener agua congelada.
Ceres no siempre fue el cuerpo helado y lleno de cráteres que es ahora. En algún momento, debió ser un mundo oceánico. Con el paso de millones de años, sus océanos se congelaron y se volvieron parte de su inaccesible superficie. Pero esos mares primigenios de Ceres no fueron exactamente cristalinos sino de turbios y de consistencia fangosa, según un último estudio de la NASA y la Universidad Purdue.
La clave de la hipótesis del mundo oceánico fangoso radica en el comportamiento de los cráteres de Ceres. Los científicos a cargo del estudio simularon la transformación de estas cicatrices en la superficie a lo largo de miles de millones de años con ayuda de datos obtenidos de misiones previas alrededor del planeta enano.
Hielo hecho de rocas y polvo
Si el hielo de Ceres fuera completamente de agua, tendría que haberse transformado significativamente a lo largo de este extenso periodo. El equipo de investigadores explicó en su estudio publicado en Nature Astronomy que, de ser ese el caso, los cráteres habrían tenido que deformarse rápidamente, “como glaciares que fluyen en la Tierra o como miel pegajosa”. Sin embargo, las simulaciones mostraron que el hielo en Ceres es mucho más resistente de lo que se pensaba.
La aparente resistencia simulada de los cráteres tiene una explicación plausible: el hielo puede fortalecerse si se mezcla previamente con roca sólida. “Nuestra interpretación es que Ceres solía ser un ‘mundo oceánico’ como Europa (la famosa luna de Júpiter), pero con un océano sucio y fangoso. A medida que ese océano turbio se congelaba con el tiempo, creó una corteza helada con algo de material rocoso atrapado en ella”, explicó la Universidad Purdue en un comunicado.
Además de la simulación, hay otros elementos que reflejan el turbio pasado de Ceres. Cuando la sonda Dawn de la NASA sobrevoló el cuerpo, obtuvo información invaluable. Su espectrógrafo captó, por ejemplo, que debajo del regolito del planeta enano había hielo, cuya densidad era similar a la del hielo impuro.
Los investigadores se muestran optimistas ante los resultados sobre Ceres. Aunque se trata de una simulación, la información permite inferir que los mundos oceánicos congelados están más cerca de lo que se pensaba. Hasta ahora, las mejores oportunidades para estudiarlos son las lunas Europa, de Júpiter, y Encélado, de Saturno.
“Ceres, creemos, es el mundo helado más accesible del universo. Eso lo convierte en un gran objetivo para futuras misiones espaciales. Algunas de las características brillantes que vemos en la superficie de Ceres son los restos de un océano fangoso, ahora congelado en su mayor parte o totalmente, que han erupcionado en la superficie. Así que tenemos un lugar para recolectar muestras del océano de un antiguo mundo oceánico al que no es demasiado difícil enviar una nave espacial”, concluyó Mike Sori, profesor del Departamento.