Cómo logró Haakon de Noruega casarse con Mette-Marit: lágrimas, escándalo y perdón
En las últimas décadas,
Noruega ha destacado por los matrimonios inusuales de su monarquía. Los reyes Harald y Sonia tuvieron que esperar nueve años para casarse, hasta que el rey Olav accedió al matrimonio. El obstáculo: Sonia era plebeya. Pero con los príncipes Marta Luisa y
Haakon de Noruega, las dificultades crecieron.
Haakon se casó con una plebeya
que, además, era madre soltera. Y Marta Luisa, que el pasado sábado 31 de agosto
contrajo matrimonio con un autoproclamado chamán
, tuvo un primer matrimonio lleno de escándalos con Ari Behn, un escritor «enfant terrible» que acabó suicidándose.
Aquel 25 de agosto de 2001, en la Catedral de Oslo, se celebraba
la primera gran boda real del siglo XXI, a la acudieron más de 800 invitados, reyes, reinas, príncipes y princesas de la realeza europea,
desde la reina Margarita II de Dinamarca
al entonces príncipe de Gales, Carlos. Pero, además de ser el primer enlace real del siglo, aquella ceremonia suponía también otra primera vez para la realeza: Haakon, el heredero de una casa real se casaba con Mette-Marit, una joven que, además de ser plebeya, había sido
madre soltera de una relación anterior.
La relación entre
Haakon de Noruega y Mette-Marit Tjessem Hoiby
había sido una sorpresa y había creado polémica desde que se había hecho pública. Pero
su amor se había convertido en una de las historias royal más celebradas. Nada había impedido su vínculo. Los reyes Harald y Sonia habían pasado por un calvario de nueve años antes de que el padre de él, el rey Olav, aceptara su matrimonio. Quizá por eso vieron enseguida con buenos ojos a Mette-Marit, aunque el hecho de que tuviera un hijo le pareció «inusual» a la reina.
Apoyo a la futura reina
Mette-Marit había nacido en Kristiansand, en el sur de Noruega, en 1973. Era una amante de los deportes, en especial de la navegación. Cuando se enamoró de Haakon
ya tenía un hijo de un noviazgo previo. Además, había trabajado de camarera y era conocida sus frecuentes visitas a los locales nocturnos más de moda de Oslo.
La pareja anunció su compromiso en enero de 2001 y, tres días antes de su boda,
Mette-Marit pidió disculpas entre lágrimas, en una entrevista televisiva, por estar relacionada con un entorno de drogas cuando era muy joven, aunque no dijo si ella misma las había consumido. «Mi rebelión juvenil fue mucho más fuerte que la de muchas otras jóvenes», dijo. «
Eso me llevó a vivir una vida bastante salvaje». Fue a partir de entonces cuando el apoyo a la futura princesa y a su matrimonio con el príncipe heredero creció.
Las confesiones de Mette-Marit fueron calificadas de «valientes» por la prensa, que aseguraba que su sinceridad había gustado mucho a los noruegos. El 70% consideraron entonces adecuada a Mette-Marit como reina. Sin embargo, no todo el mundo aprobó que la pareja se hubiera mudado a vivir juntos a un apartamento de Oslo, 15 meses antes de la ceremonia. Aquelló provocó
la condena de algunos sectores conservadores. Las encuestas reflejaron una caída de la monarquía a mínimos históricos, con un 58% de apoyo.
Mette-Marit y Haakon se habían conocido en un festival de música, aunque parece que el romance no fue inmediato. A mediados de los años noventa, Mette-Marit, una joven sin educación superior, había planeado casarse con John Ognby, un hombre condenado por delitos relacionados con las drogas. En 1997 tuvo un hijo,
Marius Borg Høiby
, con
Morten Borg, un delincuente convicto y uno de los amigos más cercanos de Ognby. Entonces se cruzó en su camino el príncipe heredero de Noruega. Y, a pesar de todas las dificultades que enfrentaron, el matrimonio salió adelante. Los novios tenían 28 años en el momento de la boda.
Lágrimas en la ceremonia
La novia lloró de alegría durante toda la ceremonia.
Mette-Marit escogió un romántico vestido de estilo medieval, con corpiño y falda acampanada en crepé de seda con una cola de dos metros. Era un diseño del noruego Ove Harder Finseth. Además optó por una guirnalda rígida en lugar de ramo y lució
la tiara Diamond Daisy Bandeau
, un regalo del rey Harald y la reina Sonia, sus suegros, sobre un velo de tul de seis metros. El príncipe heredero utilizó un uniforme militar negro con una faja roja y sus medallas militares.
El hijo de Mette-Marit, Marius, de cuatro años, fue paje. Durante la ceremonia se hizo alusión al difícil camino que habían atravesado los contrayentes. En su sermón, Gunnar Stalsett, obispo de Oslo, dijo a la pareja: «
No habéis elegido el camino más fácil, pero el amor ha triunfado». La liturgia estuvo llena de guiños a una monarquía más moderna. Por ejemplo, Haakon esperó a su novia en la puerta de la catedral y luego él y Mette-Marit caminaron juntos por el pasillo.
Han pasado 23 años desde aquel día y
Haakon y Mette-Marit han cumplido de forma ejemplar con sus compromisos, a pesar de algunos problemas de salud que aquejan a la princesa. En estos años han dado la bienvenida a dos hijos: la princesa
Ingrid Alexandra
, que será reina algún día, y el príncipe Sverre Magnus. Marius, el hijo mayor de Mette-Marit, ha compartido con naturalidad la vida con sus hermanos.