jueves, abril 17, 2025
Deportes

Copa Davis: La semana del nudo en la garganta


Ya no hay vuelta atrás. No tendremos que esperar una recuperación milagrosa o, directamente, no creer que el tenista está lesionado porque al final, siempre jugaba y siempre ganaba. Rafa se retira. Se acabó. Han sido veinte años de una intensidad y de una cercanía brutal con un personaje singular. Pocas veces el aficionado español ha labrado una identificación y un sentido de pertenencia tan gigantesco como con Rafa Nadal. Es uno de los nuestros, alguien de la familia. Alguien de quien fiarse, alguien que nunca te va a fallar, que no te va a dejar tirado.

En los palcos donde se sentaban los padres de Rafa, se sentaba España entera porque en la pista no jugaba un tenista: jugaba el chico. Nuestro chico.

Primero, un rebelde sin mangas. Luego, un joven exuberante. Más tarde, el treintañero maduro. Y, por fin, el esforzado padre de familia llegando al final de su carrera como cualquiera: no puede más.

Acaso sea esta faceta humana, más que la deportiva, la que nos conmueve. Los triunfos son los que le hacen admirable. Su humanidad, lo que le hace nuestro.

Rafa ha conseguido que los resultados sean lo de menos. Era fantástico verle ganar. Pero verle perder también era grandioso. Todo eso se acaba esta semana. La semana del nudo en la garganta. Del “Vamos, Rafa” pasamos al “Gracias, Rafa”. Agradecimiento eterno.

LA ESTUPIDEZ POR BANDERA

En contraste a la grandeza de Nadal, esta semana hemos asistido a varios acontecimientos con la estupidez por bandera. El numerito de Medvedev haciendo el imbécil con la raqueta, el debut de un youtuber en el fútbol profesional argentino o el lamentable espectáculo de Mike Tyson y su charlotada. El problema no son estos fulanos haciendo el memo. El problema es que es el reflejo de los tiempos que nos toca vivir, tiempos en los que ser estúpido no da vergüenza.

LA SELECCIÓN DA GUSTO

Los parones de selecciones son un fastidio. No hay por dónde cogerlos. Pero ya que hay que cumplir con el calendario, al menos que sea desde el buen gusto. Es un placer ver jugar a la selección española. En términos globales, es posible que sea el equipo que mejor juega en el mundo en estos momentos. Pifias puntuales al margen, sigue ofreciendo un fútbol atrevido, en el que los jugadores entran y salen del equipo sin que apenas se observen erosiones graves. Se echa de menos a los que no están pero los que están lo bordan. Así que esta noche se espera el partido no con el tedio de antes si no con la ilusión de ver a un equipo que lo va a hacer bien. Una especie de rafas que no nos dejan tirados.

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