Decenas de miles de bolsonaristas reclaman la destitución del juez que cerró X en Brasil
La batalla que la extrema derecha mundial libra, con la libertad ilimitada como bandera sacrosanta, se ha trasladado este sábado desde las redes sociales a São Paulo (Brasil). El expresidente Jair Bolsonaro y decenas de miles de sus seguidores, jaleados por el magnate Elon Musk, dueño del antiguo Twitter, han tomado la principal avenida de una de las mayores ciudades del hemisferio para reclamar la destitución del superpoderoso juez Alexandre de Moraes y la amnistía para los golpistas de 2023. Bolsonaro ha acusado a Moraes de ser “un dictador que le hace más daño a Brasil que Luiz Inácio Lula da Silva”. Un año más, el juez era el villano de la movilización bolsonarista por el día de la Independencia; el héroe esta vez, Musk. Mientras en São Paulo reclamaban su impeachment, el juez que cerró X en Brasil hace una semana e investiga la trama golpista asistía en Brasilia al desfile oficial junto al presidente Lula.
Bolsonaro ha recuperado su tono más mesiánico, antisistema y conspiratorio ante una multitud vestida con los colores patrios en la concentración organizada por Silas Malafaia, el pastor evangélico que celebró su tercer matrimonio. “Salí elegido presidente en 2018 por un error del sistema”, ha dicho para presentarse como un obstáculo a que el establishment siguiera saqueando Brasil vía corrupción.
El magnate Musk también se coló en el mensaje presidencial de Lula por el día de la independencia. “Siempre seremos intolerantes con cualquier persona, tenga la fortuna que tenga, que desafíe la legislación brasileña”, advirtió solemne sobre la sistemática negativa acatar las decisiones del juez que llevaron al cierre de una red que tenía 22 millones de usuarios.
De Moraes, al que sus admiradores consideran el defensor por antonomasia de la democracia brasileña, responde que las redes sociales no pueden ser una tierra sin ley en la que germinen conspiraciones golpistas, el discurso de odio o la desinformación que luego se expanden viralmente.
La bolsonarista Daniela Prado ha venido a la avenida Paulista desde Rio Claro en autobús con varios colegas de militancia para echar a Moraes del Supremo. “Tiene que irse porque nadie lo eligió para el cargo, porque es un propagandista de la dictadura y sobre todo porque mandó detener a nuestros hermanos del 8 de enero”, el día de 2023 en que una multitud tomó al asalto el corazón de la democracia brasileña. “Los que lo depredaron eran infiltrados, no brasileños de bien”, dice convencida.
Brasil celebra este 7 de septiembre, el 202 aniversario de su independencia, de nuevo dividida en una conmemoración oficial con las principales autoridades de la república en Brasilia y, a miles de kilómetros, una protesta bolsonarista. Como novedad este año, el protagonismo del multimillonario Musk y el cierre de X por negarse a bloquear unos perfiles de bolsonaristas que los afectados califican como maniobras censoras de un dictador para callar a rivales políticos.
Igual que ha hecho en la campaña presidencial en Estados Unidos, el empresario Musk ha entrado de lleno en los asuntos políticos brasileños en las últimas semanas. Brasil celebra en octubre unas municipales, el primer pulso entre Lula y Bolsonaro desde las reñidas presidenciales. Patricia, de 55 años, elige ese nombre para proteger su identidad porque teme al juez Moraes. “Musk ha traído la esperanza a Brasil porque ha llevado al mundo la verdad y le ha abierto los ojos”, declara poco antes del inicio de la protesta. Para la citada Daniela, el multimillonario es “la única persona que habla a los patriotas, a los que se levantan contra el sistema. Bolsonaro no puede porque, si lo hace, le detienen”.
Aunque Bolsonaro está inhabilitado para presentarse a unas elecciones hasta 2030 y tampoco es diputado, sigue protagonizando mítines por todo Brasil y mantiene la capacidad de movilización. Y sigue siendo el preferido de sus seguidores a tenor de los consultados en la protesta de la Paulista. “Vamos a darle la vuelta a esa inhabilitación. ¿Lula no estaba también vetado? Pues salió de la cárcel y ¡fue elegido presidente!”, dice Paulo, de 60 años, que elige ese nombre para proteger su identidad.
El militar retirado ha retomado el discurso más antisistema con el que el electorado brasileño le aupó por sorpresa a la Presidencia en 2018. “Vamos a desafiar el sistema, al que empecé a abrirle las vísceras hace exactamente seis años”, proclamó este viernes Bolsonaro en Juiz da Fora, la ciudad donde recibió una grave puñalada y a la que acudía con motivo del texto aniversario del ataque.