Del reciclaje al arte: Valérie Carmet y sus ‘toy boxes’
Cada caja es una edición limitada de 10 piezas, a su vez, son distintas entre sí. Tanto en su construcción, como en su decoración. La artista no tiene un plazo concreto. Cada obra es diferente, puede llevarle desde un mes, hasta medio año. O más, dependiendo de la complejidad y el acceso a juguetes con la textura, temática y color adecuado.
WIRED visita la primera exposición individual del artista mexicano Rodrigo Garrido, donde presenta sus esculturas sensibles, capaces de sentir, percibir y evolucionar mediante inteligencia artificial.
Miami: Un nuevo horizonte
El amor motivó su mudanza a Florida y, directamente, dio un nuevo impulsó a su carrera. Decidió apostar por una relación y… «Desde que estoy en Miami, creo que mi estilo de pop art y los colores y el tamaño de las piezas encajan mejor que cuando estaba en Nueva York. Aquí están más abiertos a los colores, tienen casas grandes y pueden permitirse tener piezas más grandes en la pared. Además, el valor de mis piezas de arte se triplicó y se vendieron 10 veces mejor que cuando estaba en Nueva York».
Una clientela inesperada
El perfil de sus coleccionistas es curioso: el 70% de sus coleccionistas son hombres gay de 30 a 50 años. «No era mi propósito,» confiesa Carmet, «pero tal vez porque hice grandes amigos en el mundo de la moda, me siguen, y también porque son muy sensibles a las causas que toco.
Mr. Potato en Toy BoxValerie Carmet
Actualmente, unas 10 galerías representan su trabajo. Tiene más aceptación en Estados Unidos que en Europa. La galería Chic Evolution en Fort Lauderdale ha sido un gran impulso en su carrera, no solo elevando su perfil, sino también conectándola con coleccionistas que se han convertido en compradores recurrentes.
Mirando al futuro
Después de 14 años con sus toy boxes, Carmet confiesa cierta preocupación: «A veces me inquieta pensar que esto es solo una fase y que la gente se va a cansar de las cajas de juguetes”. Después se le pasa: «Siempre tengo nuevas ideas y me inspiro en hechos y cosas que suceden. Leer el periódico me abre la cabeza para abordar temas”.
En un mundo donde el plástico representa un grave problema ambiental, su trabajo tiene un doble sentido: reusar y decorar, con un mensaje social, además de arrancar una sonrisa.