sábado, octubre 25, 2025
Cuba

Desinformación de los medios del régimen cubano, más devastadora que Melissa Cubanet


La prensa del régimen cubano como que no se entera (o no desea enterarse) de la potencial catástrofe que se avecina.

LA HABANA, Cuba – Millones de cubanos permanecen sin conexión móvil y sin electricidad, algunos por más de 20 horas, mientras la tormenta tropical Melissa avanza por el Caribe y se convierte en un huracán categoría cuatro a punto de afectar directamente el oriente cubano.

Los medios foráneos, al igual que los independientes, emiten alertas, publican reportes constantemente y hasta trasmiten en vivo con los mapas actualizados en tiempo real, pero la prensa del régimen cubano como que no se entera (o no desea enterarse) de la potencial catástrofe que se avecina y se muestra más interesada en reportar la visita de Miguel Díaz-Canel a Pinar del Río este viernes 24, a hablar de la producción tabacalera en Viñales y, como de paso, recordar la importancia de asegurar los parques fotovoltáicos sin siquiera mostrar interés por las vidas humanas.

No importa que por causa de las lluvias intensas y el desbordamiento de un río en Sagua de Tánamo, Holguín, ya se reporten a esta hora dos personas desaparecidas, o que hace poco más de un año, igual cuando el paso por el oriente cubano del huracán Rafael, de categoría 1, este dejara un saldo de siete fallecidos, porque la noticia primera y más importante en el Noticiero de la Televisión Cubana, a pesar de haberse decretado una Fase Informativa a las 2 pm, es que en Pinar del Río —por donde no pasará Melissa ni de casualidad— está asegurada la materia prima para que Chen Zhi, el chino que compró el 50 por ciento de Habanos S.A., se haga más rico, junto con los dueños de la otra mitad del negocio.

Solo 10 minutos después —que para un noticiero de poco más de media hora es un tiempo demasiado extenso— es que decidieron dar paso a la situación meteorológica pero sin abundar demasiado en los probables puntos de impacto del huracán, en la complejidad de cada escenario, de las diferencias de criterios en los modelos, de la intensidad con que podría tocar tierra, del volumen de agua que traerá y, lo más importante, si el Instituto de Meteorología (que, según información de su sitio oficial, tiene la mitad de sus radares apagados) y el Estado Mayor de la Defensa Civil cuentan con alguna estrategia para hacer llegar la información lo más urgentemente posible a esas localidades en peligro donde se sabe que las personas están desinformadas por la falta de fluido eléctrico o porque las condiciones meteorológicas ya se han deteriorado por las intensas lluvias que preceden a Melissa.

No sé si lo hacen adrede o porque de verdad tienen planes de aniquilarnos ya por hambre o por abandono, pero lo cierto es que mostrar a Díaz-Canel paseando por Pinar del Río —es decir, en el extremo opuesto de la Isla, a cientos de kilómetros de distancia de donde en unas horas pudiera ocurrir una catástrofe— es un mensaje que las audiencias pudieran interpretar como “no pasa nada”, “no hay de qué preocuparse” y eso no solo contribuye a la desinformación sino que minimiza o elimina conscientemente la percepción de riesgo.

Con todas sus manipulaciones y mentiras, desafortunadamente el Noticiero de la Televisión continúa siendo el único medio de (des)información al que acuden muchos cubanos, más cuando las elevadas tarifas de conexión a internet impuestas por ETECSA y la pésima cobertura (ambas como estrategias solapadas de censura política) dificultan el acceso a otras fuentes de noticias alternativas y confiables, por tal motivo retardar una información que puede contribuir a salvar vidas, relegarla a un segundo lugar en medio de una situación de peligro —a sabiendas de que muchas personas, al no interesarles ese primer contenido noticioso, se saltarán toda la transmisión— es criminal más que una torpeza o error comunicacional.

En una situación como la que enfrentarán las provincias orientales en unas horas, es preciso que los medios de prensa dediquen todos los espacios, informativos o no, a brindar información constante, ininterrumpida, precisa y actualizada, así como orientaciones sobre qué hacer en los diferentes escenarios anteriores, durante y posteriores al paso del huracán.

Antes se hacía, aunque Fidel Castro usara la oportunidad para hacer esos extensos monólogos de pedantería que no dejaban abrir la boca al doctor José Rubiera, pero la “continuidad” dejó de hacerlo nadie sabe por qué razones que quizás solo sepan esos que van más preocupados por producir un buen habano para vender en dólares que por reproducir el mismo escenario de fatalidades del huracán Alberto, o quizás uno peor, puesto que se trata esta vez de un probable categoría cuatro.

Pero no se puede esperar otra cosa ni del régimen cubano ni de su “prensa oficial”. El mismo Díaz-Canel se ha empeñado en hacernos saber que si el problema estalla en Guanabacoa, entonces él se va a resolverlo a Marianao; si es en Santiago, se aparece en Pinar; y si la cosa está demasiado caliente en todo el país, entonces se va de gira por Moscú o por China a “pedir prestado” o a hacerse el sueco.

En pocos días un huracán de gran intensidad podría causar estragos en Cuba, lo que se sumará a otra situación más que delicada como lo es el “mantenimiento de rutina” que mantendrá esta semana entrante a la central termoeléctrica Antonio Guiteras fuera del sistema eléctrico nacional durante cuatro días como mínimo. De modo que será una jornada larga e intensa en todos los sentidos entre apagones y desastres. Como si entre la naturaleza y los desnaturalizados “continuistas” se hubiesen propuesto aniquilarnos o enloquecernos a todos.



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