martes, julio 1, 2025
Ciencia y Salud

Detectan en lo profundo de la Antártida pulsos de radio anómalos y nadie sabe aún qué son


Una serie de instrumentos que sobrevuela la Antártida, diseñados para captar partículas cósmicas distantes, acaba de registrar un par de pulsos de radio que parecen provenir por debajo del horizonte. Estas señales anómalas no se ajustan a la comprensión actual de la física de partículas, lo que ha llevado a algunos investigadores a considerar que podrían ser una pista para resolver un enigma mayor: la materia oscura.

ANITA, los neutrinos y la Antártida

La Antena Antártica de Impulso Transitivo (ANITA, por sus siglas en inglés) es un experimento financiado por la NASA que estudia los neutrinos cósmicos que llegan a la Tierra mediante sus interacciones con el hielo. Estas partículas, conocidas también como «fantasmas» debido a su escasa interacción con la materia, son subatómicas, de masa extremadamente pequeña y carga neutra, y se originan en las reacciones nucleares de las estrellas o en explosiones de supernovas.

Fotografía de la Antena Transitoria Impulsiva Antrtica

Fotografía de la Antena Transitoria Impulsiva Antártica (ANITA)

Stephanie Wissel / Penn State

Los neutrinos tienen la capacidad de atravesar materia prácticamente sin alterarla y han estado presentes desde el inicio del universo. Su estudio es fundamental porque permite conocer aspectos del universo temprano y fenómenos inaccesibles, como el centro del Sol. Sin embargo, las partículas fantasmas no pueden detectarse directamente. Lo que los científicos saben sobre su naturaleza se debe a métodos indirectos y efímeros, como el análisis de la luz Cherenkov, donde el paso de los neutrinos sobre agua provoca un brillo azulado.

También es posible estudiarlos a través de la interacción con el hielo. Cuando los neutrinos atraviesan un medio denso provocan una emisión de radiación en el rango de las radiofrecuencias. En otras palabras, los neutrinos que llegan a la Antártida pueden hacer que el hielo emita pulsos de radio con ángulos muy característicos. Los instrumentos de ANITA vuelan 37 kilómetros en la región para analizar estas señales desde una perspectiva panorámica.


Una imagen creada por computadora sobre la Antártida vista desde el espacio.

El cráter de la Tierra de Wilkes es la estructura geológica de probable origen meteórico más grande del mundo, con el doble del tamaño del Chicxulub, en México.


Pero lo que observó ANITA no fue provocado por neutrinos

Recientemente, las lecturas de ANITA han revelado dos pulsos de radio muy pronunciados a 30° debajo de la superficie del hielo. Hasta donde los científicos saben, los neutrinos que buscan generan ese tipo de señal que parece venir desde el subsuelo. Algo ha atravesado el hielo, pero la física de partículas no tiene una explicación para ello.

En su reporte publicado en la revista Physical Review Letters los autores explican que, antes de llegar a los instrumentos, la señal tuvo que atravesar e interactuar con miles de kilómetros de roca. Para los científicos, ese pulso debió terminar siendo indetectable debido a la absorción del subsuelo. Como el resultado dista mucho del que esperaban los investigadores, se han referido a este evento como una anomalía.

“Es un problema interesante porque todavía no tenemos una explicación real de qué son esas anomalías, pero lo que sí sabemos es que lo más probable es que no representen neutrinos”, aseguró Stephanie Wissel, profesora asociada de Física, Astronomía y Astrofísica que trabajó en el equipo ANITA.

Se ha sugerido que, en vista de que no hay partículas conocidas que puedan explicar los pulsos debajo de la Antártida, los que queda es nueva física. Estas señales podrían ser indicios de una partícula nunca antes vista y contenida en el concepto general de la materia oscura, que engloba hasta el 85% del total de la materia disponible en el universo. En cualquier caso, es indispensable hallar pulsos de radio similares, aceptan los investigadores.

«Supongo que se produce algún interesante efecto de propagación de radio cerca del hielo y también cerca del horizonte que no comprendo del todo, pero ciertamente hemos explorado varios de ellos, y aún no hemos podido encontrar ninguno. Así que, ahora mismo, es uno de esos misterios que llevan mucho tiempo sin resolverse. En principio, deberíamos detectar más anomalías, y tal vez comprendamos realmente qué son. También podríamos detectar neutrinos, lo que, en cierto modo, sería mucho más emocionante”, finalizó Wissel.



Source link

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *