Dos veteranos del ejército, frente a frente: claves del debate de los dos candidatos a la vicepresidencia de EE UU | Elecciones Estados Unidos
Dos veteranos del ejército, un exmarino y un antiguo oficial de la Guardia Nacional, velan armas ante el único debate programado entre los candidatos a la vicepresidencia, una cita que será prácticamente la última palabra de las campañas de la demócrata Kamala Harris y el republicano Donald. Trump ante una audiencia televisiva nacional, al haber descartado un segundo debate entre ambos. El cara a cara del el demócrata Tim Walz y el republicano JD Vance, candidatos demócrata y republicano a la vicepresidencia, se celebrará en la noche de este martes bajo la premisa de no cometer errores: los votantes no eligen al número dos de la futura Administración, porque va de serie, pero la primera La regla de los compañeros de fórmula de los protagonistas no es perjudicarlos con dislates añadidos.
Añadidos, porque, a cinco semanas de las elecciones, Vance se presenta a la cita, que será televisada en directo en horario de máxima audiencia, bajo la sombra de varias medidas de pata: sus comentarios sobre la falta de idoneidad de Harris para ser presidenta por no haber tenido hijos; la peregrina historia de inmigrantes haitianos comiéndose a mascotas en Springfield (Ohio), sus declaraciones sobre Ucrania y, como remate, un deseo a Volodímir Zelenski solo un día después de que El presidente de Ucrania se reunirá con Trump.. El expresidente asume la presencia de Vance como la de un hijo al que, por el hecho de serlo, se le toleran pecados veniales y errores, pero los del joven senador por Ohio ofrecen un claro flanco a Walz para el ataque.
Vance es el candidato a vicepresidente peor valorado de la historia, y una de las incógnitas que plantea la cita es si será capaz de mejorar esa imagen negativa. Walz tiene un grado de aceptación mucho más alto, pero también inexperiencia en el ámbito nacional. El demócrata ha demostrado instinto político en las entrevistas, pero se estrena en un debate en el que tendrá que rebatir ataques y devolver golpes. Si con sus repetidas alusiones a la rareza (extrañoen inglés) de los aspirantes republicanos tuvo su momento de gloria en las redes —los memes sobre la palabra extraño fueron tendencia durante semanas—, discutir propuestas e ideas en un plato de televisión le coloca en una tesitura completamente desconocida.
Salvo que opte por perseverar en ellos, vance no solo tendrá que desdecirse de sus errores; también de las contradicciones con respecto a su jefe: por ejemplo, en los casos de Ucrania y del aborto, cuando dijo que Trump vetaría la prohibición nacional del aborto derivada de la decisión del Tribunal Supremo sobre la doctrina Roe contra Wadealgo que el expresidente rechazó en el último debate aunque su postura al respecto sigue siendo ambigua e indefinida.
Uno de los puntos potencialmente más polémicos del enfrentamiento será el historial militar de ambos. Walz titubeó en una reciente entrevista en la CNN al ser preguntado por este asunto; su rapidez mental y su ingenio parecieron congelarse en la pantalla. A primeros de agosto, a Vance se le presentó un hueso que roer después de que la campaña demócrata publicase un vídeo de Walz hablando del control de armas y, en concreto, de la prohibición “por sentido común” de los rifles de asalto. “Debemos asegurarnos de que esas armas de guerra, que yo llevé en la guerra, solo se utilicen en las guerras”, dice Walz en el vídeo. Vance contrató de inmediato preguntándole en qué conflicto ha estado: “Bueno, me pregunto, Tim Walz, ¿cuándo has estado en la guerra? ¿Cuándo fue eso?”. Walz perteneció a la Guardia Nacional durante 24 años, retirándose en 2005 para presentarse al Congreso. Llego a ser brevemente sargento mayor, pero ese no era el rango que ostentaba en el momento de su retiro, como afirmó en 2006. Vance, un exmarine que combatió en Irak, es el primer antiguo oficial que pretende llegar a la Casa Blanca desde el El también republicano John McCain en 2008.
Vance se empeñará en mostrar a su rival como alguien demasiado liberal —el mismo mensaje que la campaña republicana difunde de Harris—, hurgando precisamente en su periodo de gobernador de Minnesota y subrayando la aparente debilidad que mostró durante los disturbios de Minneapolis que siguieron a la muerte a manos de policías del afroamericano George Floyd en la primavera de 2020. Vance podría pintar un retrato de un Walz abrumador por la cólera callejera, que tardó demasiado, según los republicanos, en convocar a la Guardia Nacional. También puede arremeter contra su rival por, a su juicio, tergiversar repetidamente partes de su historia personal, que en su caso son sinónimos de su carrera política.
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En cuanto a las reglas del juego, las campañas han aceptado de buen grado las impuestas por la CBS para el debate: no habrá audiencia en directo y los micrófonos permanecerán abiertos durante los 90 minutos que durará la emisión, con dos pausas publicitarias de cuatro minutos. cada una, si bien los productores se reservan el derecho a silenciarlos en caso de guirigay, según anunció el viernes la cadena. Nada que ver con los micros silenciados en los dos debates presidenciales, el de junio entre Joe Biden y Trump, y el que en septiembre enfrentó en Filadelfia a Harris y Trump.
Por primera vez desde 2008 los candidatos a la vicepresidencia no se sentarán a una mesa para debatir, sino que se situarán ante un atril. Sin mensajes de apertura o introducciones, el orden de intervenciones se decidió en un sorteo favorable a Vance, que se reserva la última palabra. El debate será conducido por las presentadoras de dos de los informativos estrella de la CBS, con rondas de preguntas a los candidatos y turnos de dos minutos para la respuesta y la réplica, más un minuto previsto para las contrarréplicas. Como novedad, el canal ofrecerá un código QR especial que remitirá a los espectadores a un sistema de verificación de datos en tiempo real.