domingo, diciembre 22, 2024
Ciencia y Salud

El calentamiento global amenaza el Santuario de la Mariposa Monarca, pero este científico les prepara un nuevo hogar


Como cada año, a principios de noviembre tuvo lugar en México uno de los espectáculos naturales más impresionantes del mundo: el asentamiento de mariposas monarcas en la región montañosa del centro del país. Tras su nacimiento en el norte de Estados Unidos y el sur de Canadá, todos los otoños cientos de millones de ellas vuelan a lo largo de los macizos boscosos de la Reserva de la Biosfera de la Mariposa Monarca, en la frontera entre los estados de Michoacán y el Estado de México, su hábitat de hibernación.

Después de realizar una travesía de más de 4,000 kilómetros de distancia, las mariposas se posan de forma explosiva en los oyameles del ejido Rosario, donde durante semanas se aglomeran para protegerse del viento y el frío nocturno. Estos abetos sagrados son biomas que funcionan como importantes sumideros de carbono, además de servir como refugio para cientos de especies de animales, plantas y hongos. Sin ellos, las monarcas no podrían sobrevivir a su agotador periplo migratorio.

El oyamel crece en un espacio climático muy reducido, en un sitio húmedo y frío. “Pero, no demasiado. Su distribución está muy limitada a las montañas más altas del centro de México”, explica Cuauhtémoc Sáenz Romero, profesor de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y autor principal de un estudio publicado en Frontiers in Forests and Global Change que anticipa que este bosque se va a deteriorar poco a poco hasta un punto de desaparición, poniendo en peligro la supervivencia de las mariposas.


Blanqueamiento en arrecifes de coral.

El blanqueamiento de los corales, una enfermedad mortal que los amenaza, aumentó de manera alarmante durante el último año. El fenómeno de la Niña podría traer esperanza, pero nada es seguro.


Como explica el biólogo, uno de los mayores especialistas mexicanos en mejoramiento genético forestal, la copa de oyamel constituye un sistema de amortiguación de temperatura y de humedad extraordinario para la mariposa monarca. “En el día, bajo la sombra del oyamel, el ambiente se mantiene 5 ºC más frío que afuera. Es una protección contra temperaturas elevadas. De noche pasa al revés, resultando 5 ºC más caliente”. Además, la densidad de la copa de estos árboles funciona de protección contra la lluvia de invierno. “Si la temperatura baja de cero y las mariposas se mojan sus alas, se pueden congelar. Por eso estos árboles representan un hábitat tan particular”, desvela el biólogo. Tras aparearse en el centro de México, los insectos toman la ruta de regreso a Texas, Estados Unidos, donde depositan los huevos. “Por todo esto, necesitan reservas de energía para volver que no deben gastar en luchar contra el frío en los sitios de estancia invernal”, matiza.

Este finísimo equilibrio para su supervivencia lo brindan únicamente los oyameles, conocidos como árboles sagrados. No obstante, algunos modelos de cambio climático indican que el hábitat climático propicio para ellos va a desaparecer para el año 2090 en la Reserva de la Monarca. “Debido al aumento de las temperaturas estamos observando un proceso de declinación forestal”, señala Sáenz Romero, quien lidera una iniciativa para establecer nuevos sitios de hibernación para las mariposas monarca, que están dentro de la lista roja de especies amenazadas.

Mariposas monarcas en hibernación en la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca El Rosario en Michoacan Mxico.

Mariposas monarcas en hibernación en la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca El Rosario, en Michoacan, México.Sylvain CORDIER / Getty Images

Plantar bosques para las mariposas

Para contribuir a su conservación, desde el 2017, Sáenz Romero está llevando a cabo un experimento pionero: demostrar la viabilidad de plantar nuevos bosques de oyamel en un volcán cercano a la Biosfera de la Mariposa Monarca, en el Nevado de Toluca, una zona al este de mayor altitud y que también funge como Área Natural Protegida en la región montañosa del Eje Neovolcánico Transversal de México. “Al aumentar las temperaturas y la sequedad, los árboles se estresan y se debilitan. Entonces, el escarabajo descortezador, una plaga natural y común para estos árboles, tiene un impacto más potente, ataca más árboles con más éxito”, explica Sáenz Romero, con más de 20 años de experiencia en la conservación de los bosques de coníferas de Michoacán. El especialista también es autor de otro estudio que, desde 2012, ya predijo este escenario para el hábitat de los oyameles y su efecto rebote en las mariposas. “Se trata de una muerte anunciada en dos etapas”, señala. Primero se produce el debilitamiento del árbol por clima seco y caliente, después llega la plaga que los remata.

Ante esta dramática situación que como efecto consecuente puede hacer peligrar la supervivencia de las mariposas, junto a la comunidad indígena de Calimaya, Estado de México, el equipo científico que Sáenz Romero dirige trabaja para crear nuevos bosques fuera de su área geográfica actual. La idea es “utilizar la migración asistida para establecer nuevos bosques de abetos sagrados en las laderas más frías de las montañas, en donde se podría ofrecer a las mariposas monarca un refugio muy necesario”, explica el investigador.

Se trata de un proyecto que de ninguna manera hubiera podido arrancar sin la comunidad indígena implicada. “Ellos entienden que su trabajo implica un esfuerzo positivo para su bosque. Además, tienen un gran sentido de apego a su territorio y mucho conocimiento ecológico. Saben dónde y cuándo recolectar las semillas, cómo sacar la planta del cepellón, hacer la cepa, apretar la tierra. Estos conocimientos son producto de una sabiduría acumulada, de una relación estrecha con el territorio”, dice el científico.



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