El cuello de botella del sistema ferroviario frena la entrada de nuevos operadores
El acceso a la tecnología de ancho variable se ha convertido en un cuello de botella fundamental para la entrada de nuevos operadores en el sector ferroviario. Este tipo de material es indispensable para operar en muchas líneas, pero ni los operadores actuales ni aquellos que buscan ingresar al mercado disponen de él, lo que genera una barrera técnica que limita la diversificación y la competencia. Esta ha sido una de las conclusiones de la intervención de Julio Gómez-Pomar, presidente del Centro IE de Economía del Transporte y la Gestión de Infraestructuras, en el IV Foro Empresarial: La segunda ola de laliberalización y el futuro de las obligaciones de servicio público, organizado por elEconomista.es.
En medio del proceso de liberalización ferroviaria, este obstáculo adquiere una relevancia crítica. Si bien el operador actual tiene la capacidad para continuar dominando ciertas rutas, los nuevos actores del mercado no pueden competir en igualdad de condiciones sin acceso a esta tecnología. «La falta de material de ancho variable impide que otros operadores accedan a las líneas restantes, dificultando la apertura total del mercado», indicó Gómez Pomar.
Por otro lado, aunque la liberalización trae consigo un incremento de la capacidad instalada en la red ferroviaria, surge un nuevo reto: el riesgo de sobreoferta, aseguró. Si se opera a plena capacidad sin considerar la demanda real, podría «generarse una situación en la que la oferta supere con creces la demanda, creando una saturación de servicios que no podría sostenerse económicamente».
Este desequilibrio es un problema que debe gestionarse con «prudencia», pues ir al «límite de la capacidad instalada sin un análisis preciso de la demanda podría poner en peligro la viabilidad del proceso de liberalización», añadió. La clave para un futuro exitoso del sector ferroviario radica en gestionar con inteligencia tanto el cuello de botella tecnológico como el equilibrio entre la oferta y la demanda.
Julio Gómez-Pomar señaló que es fundamental que Adif tome la iniciativa en los acuerdos marco que deban lanzarse al mercado, pero aclaró que esto no debe implicar una restricción para que los operadores puedan solicitar los acuerdos o las líneas que consideren oportunas. «Es bueno para los procesos ordenados que sea Adif quien lidere estos acuerdos, pero los operadores también deben tener la libertad de proponer y actuar de acuerdo con sus intereses», explicó.
Además, enfatizó que la competencia es positiva para el desarrollo del sector, pero recordó que el ferroviario es un ámbito «muy peculiar» que requiere una gestión prudente. «La competencia es buena, pero el sector ferroviario tiene características especiales, y por eso es clave gestionar las cosas con cabeza», advirtió, sugiriendo que el equilibrio entre la apertura del mercado y la sostenibilidad del sistema debe ser cuidadosamente manejado.
La primera etapa de la liberalización
Reflexionando sobre la primera etapa de la liberalización, señaló que ha tenido sus luces y sombras. Entre los aspectos positivos, Gómez-Pomar indicó que «el número de viajeros ha aumentado de manera importantísima, no solo atrayendo a usuarios de otros medios de transporte, sino también incrementando la movilidad de las personas gracias a una mayor oferta». En este sentido, subrayó que los viajeros se han beneficiado de precios más competitivos, un resultado directo de la competencia que obliga a las empresas a ajustar sus costes y políticas de calidad.
Además, mencionó que Adif, gracias a los nuevos recursos, ha podido mejorar sus infraestructuras, aunque advirtió que persisten algunos desafíos. «Todavía arrastramos dificultades, como la discusión sobre los cánones ferroviarios, su cálculo y hasta qué punto podrían aliviar los costes de las empresas», dijo. También subrayó la presión elevada que enfrentan los operadores en este entorno tan competitivo.
También, Gómez-Pomar expresó su preocupación por la sostenibilidad de las empresas ferroviarias, especialmente aquellas que han tenido resultados financieros complicados. «Nos lleva a preguntarnos cuál es el tamaño óptimo de una empresa ferroviaria para operar en un sistema como el español y cuántos operadores son realmente necesarios. ¿Debe ser el mercado quien lo decida?», concluyó.
No desviar la atención
Gómez-Pomar subrayó la importancia de no dejar que la situación coyuntural actual del sistema ferroviario desvíe la atención de los problemas estructurales y de largo plazo. «Con independencia de las dificultades que enfrentamos, no debemos permitir que lo urgente elimine lo estructural y lo que necesitamos planificar a largo plazo», afirmó.
En este sentido, insistió en que el proceso de liberalización del sector ferroviario es una política que no puede detenerse, ya sea por iniciativa de Adif o de los operadores privados. «En ningún caso se puede frenar este proceso debido a las dificultades que estamos atravesando, porque estamos hablando de un horizonte a cinco años», agregó, dejando claro que la liberalización debe seguir su curso, pese a los desafíos.
Además, hizo referencia a las obligaciones de servicio público, recordando que las directivas y la Ley del Servicio Ferroviario no exigen que estas se abran a los nuevos operadores. De este modo, Gómez-Pomar sugirió que, a pesar de la apertura del mercado, ciertos aspectos clave del servicio público seguirán bajo las directrices actuales, lo cual también es un factor importante a considerar en el proceso de liberalización.
Durante su intervención en la jornada sobre transporte ferroviario, Gómez-Pomar,también expresó su gratitud hacia los patrocinadores de la jornada, al viceconsejero de Vivienda, Transportes e Infraestructuras de la Comunidad de Madrid que inauguró el evento y a los participantes, subrayando la importancia de mantener una política de análisis constante sobre la evolución del transporte ferroviario. También dedicó unas palabras de reconocimiento a Patricia Cordovilla, directora de Transportes y Sector Postal de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), señalando que, en un mercado abierto y competitivo, su trabajo es fundamental.