El deporte cubano sigue cosechando fracasos
LA HABANA, CUBA.-El equipo nacional de béisbol de Cuba acaba de perder su enfrentamiento contra el combinado de Japón, y de esa forma no clasifica para la fase final de la tercera edición del torneo Premier 12, que ha celebrado uno de sus grupos, precisamente en el que jugó Cuba, en Taipei de China.
En esta ocasión el elenco antillano, tal y como sucedió en el último Clásico Mundial, comenzó el torneo perdiendo sus dos primeros juegos, contra República Dominicana y Corea del Sur, lo que ya ponía al equipo en situación muy difícil para cumplir con su pronóstico de pasar a la siguiente fase de la competencia.
Esta selección cubana contó también con una buena cantidad de peloteros que se desempeñan en ligas extranjeras, como las de Japón y varias de América, pero no en todos los casos esos jugadores rindieron lo que se esperaba de ellos. En cambio, fueron desestimados para integrar el equipo varios atletas que brillaron en la última serie nacional cubana, como Yordanis Samón, William Saavedra y Guillermo Avilés, entre otros. Una decisión de los jerarcas del béisbol cubano que desató las críticas de especialistas y aficionados de nuestro deporte nacional.
Este fracaso en el Premier 12 ratifica el descenso experimentado por Cuba en el deporte de las bolas y los strikes al más alto nivel. No hay que olvidar que la última ve z que el béisbol formó parte de una cita olímpica, en Tokio 2021, Cuba no estuvo presente al no clasificar para esa competencia. Era la primera vez, desde la aparición de este deporte en las olimpiadas de Barcelona 1992, que la Mayor de las Antillas estaba ausente de ese certamen.
Por otra parte, continúa el éxodo de peloteros en busca de oportunidades para jugar en ligas foráneas. Recientemente, durante un viaje a México para desarrollar un juego de exhibición contra un equipo de ese país, desertaron de la delegación cubana varios jugadores jóvenes con gran futuro en este deporte. Entre ellos destacan el lanzador pinareño Branlis Rodríguez y el jardinero guantanamero Over Cremet.
Si hablamos de boxeo, otro deporte insignia, tampoco han salido bien las recientes experiencias. La disciplina salió por la puerta estrecha en el último campeonato mundial juvenil que tuvo lugar en la república de Montenegro, antaño integrante de Yugoslavia.
Por vez primera en estas justas la representación cubana se fue sin medallas de oro en certámenes de este tipo. Solo dos medallas de plata alcanzaron los boxeadores cubanos, los que fueron superados por pugilistas de Kazajistán y Uzbekistán, naciones que han desplazado a Cuba de la supremacía mundial en el deporte de los puños. Se trata de un pobre desempeño que ha hecho sonar las alarmas de los técnicos cubanos, por cuanto estos boxeadores que ahora pelearon en Montenegro son la esperanza de la isla para el actual ciclo olímpico que culminará en la cita de Los Ángeles 2028.
Aquí, cabe señalar, que este traspiés de los juveniles se une a la anémica actuación de los pugilistas cubanos en la cita olímpica de París 2024, donde solo Erislandy Álvarez pudo agenciarse la medalla de oro. Ese fue el segundo peor desempeño del boxeo cubano en lides olímpicas desde la cita de Munich 1972. Únicamente en la olimpiada de Beijing 2008, donde Cuba no obtuvo ningún título, los boxeadores cubanos estuvieron por debajo de lo alcanzado en la capital gala.
Estos descalabros en dos disciplinas que representan la más pura tradición del deporte cubano, a los que se unen los bajos rendimientos mostrados últimamente por el judo, el atletismo y el voleibol- antaño bastiones del deporte nacional- demuestran inobjetablemente que la crisis de la sociedad cubana también se extiende a la actividad deportiva.