El duque de Alba celebra sus 76 años en un restaurante asiático con ausencias familiares
La manera que tiene Carlos Fitz-James Stuart, actual duque de Alba, de afrontar su imagen pública en nada se parece a
la de la recordada Cayetana de Alba. Mientras la aristócrata era una mujer que se manejaba muy bien con los medios de comunicación, era muy espontánea y le gustaban las celebraciones populares, el actual jefe de la Casa de Alba
es un hombre más reservado
, discreto y poco dado a hacer concesiones a la crónica social.
Por eso no es de extrañar que haya celebrado
su 76 cumpleaños de una manera muy discreta. El duque loa he hecho acompañado por únicamente por sus dos hijos
, Fernando y Carlos Fitz-James Stuart
, pero sin sus nueras, Sofía Palazuelo y Belén Corsini,
mujeres también muy discretas
a las que solamente vemos en eventos sociales muy señalados y que han sabido mantener esa línea que parece marcar ahora la Casa de Alba.
A esta pequeña y discreta celebración no acudieron ninguno de los hermanos del duque de Alba:
Alfonso, Jacobo, Fernando, Cayetano y Eugenia Martínez de Irujo. Como es sabido las relaciones entre ellos
no son del todo fluidas
en algunos casos y aunque han tratado de dejar
las polémicas al margen de la vida pública
, ha habido algunas discrepancias que sí han trascendido, en especial en la figura de Cayetano Martínez de Irujo, que se ha mostrado más locuaz a la hora de abordarlas.
El duque de Alba y sus hijos,
el duque de Huéscar y el conde de Osorio, eligieron para este almuerzo un muy conocido restaurante del Paseo de la Castellana. Nos referimos a Tse Yang Villamagna, uno de los mejores restaurantes de gastronomía china de la capital, donde, además de poderse degustar muchas delicias gastronómicas, destaca el plato estrella: pato lacado al estilo de Pekín.
Uno de los restaurantes asiáticos más frecuentado por los famosos
El restaurante, que es muy frecuentado por
habituales de la crónica social, ofrece distintos menús que oscilan entre los casi 70 y los 90 euros, además de poder comer a la carta. En cuanto a la filosofía del establecimiento podemos leer en su página web: «Abandera el ‘lujo asiático’ de la capital de España, envolviendo al comensal en unas estancias cuidadosamente decoradas a mano y un jardín singular situado en el corazón de la Castellana. Con este entorno logramos trasladar los sentidos de nuestros clientes al corazón de la China Imperial».
A la salida del restaurante,
el duque de Alba atendió a unos reporteros de la agencia Gtres, a los que respondió con un escueto: «Gracias, son muchos años». Sus hijos no hicieron declaraciones. El aristócrata regresó después del almuerzo al palacio de Liria, donde reside. Un lugar emblemático para la familia y cargado de historia. Como es sabido se pueden visitar algunas de las dependencias y hacer una visita, con audioguía o guiada. Se ha convertido en
una enorme atracción turística
para los que visitan Madrid y también para los madrileños.
A la muerte de su madre, Carlos Fitz-James Stuart que pasó de ser duque de Huéscar (título que ahora ostenta su hijo mayor) a duque de Alba
, heredó 18 títulos nobiliarios, 10 de ellos con grandeza de España. Al quedar al frente de la Casa de Alba
empezó a dejar su impronta
a la hora de gestionar no solo el legado histórico sino también el patrimonio, para conseguir que las cuentas cuadrasen.
No todos los hermanos estuvieron de acuerdo con las medidas que tomó y, como decimos,
el más beligerante
fue Cayetano Martínez de Irujo. Recientemente admitió que había tenido una conversación con su hermano Carlos, que no había conseguido su propósito, pero que al menos la relación había pasado a ser cordial, dadas las circunstancias. El duque de Alba, en su línea, ha guardado silencio.
Con quien mejor relación tiene Cayetano es con Fernando, pero ha manifestado
sentirse decepcionado con Eugenia Martínez de Irujo. No se trata, sin embargo, con Alfonso y Jacobo, este último el más intelectual de la saga, casado en segundas nupcias con la periodista Inka Martí, y al frente de la editorial Atalanta, que fundó una vez vendió la emblemática Siruela.