lunes, octubre 27, 2025
Cuba

El hambre está apretando; ahora es cuando más falta hace la canasta básica


Vecinos de La Habana se quejan de lo mermada que terminó la canasta básica: «No hay», «Todavía no entra»-

LA HABANA, Cuba. – En las bodegas, el eco de la escasez resuena como un mantra: “No hay”, “Todavía no entra”, “Lo estamos esperando”. Son las respuestas cortas, casi automáticas, de los dependientes a los clientes que acuden a diario con la esperanza de comprar algún producto de la canasta básica, ese paquete de alimentos normados que cada vez llega más tarde e incompleto a los consumidores.

Los atrasos en la distribución golpean a los hogares con ingresos fijos, fundamentalmente, donde la canasta básica constituye el piso sobre el cual se planifican las comidas del mes. Cuando falla, aumenta su dependencia de los mercados particulares, cuyos precios son más caros. Toca entonces sacrificar proteínas para estirar carbohidratos, que se inflaman y llenan más el estómago.

Aunque los reportes oficiales muestran avances en la recuperación de la distribución, especialmente en La Habana, persisten las disonancias entre lo anunciado y lo que encuentra el consumidor en su bodega.

Desde julio, municipios capitalinos como Arroyo Naranjo, Diez de Octubre y Boyeros nada más han vendido entre dos y cinco libras de arroz. Mientras, desde agosto, los niños de un año apenas han recibido un kilogramo de leche. Por su parte, la distribución de azúcar, sal, granos, pastas y café adeuda cuotas que se remontan a los primeros meses del año.

A través de autoridades locales, el Gobierno de La Habana viene informando que antes de concluir diciembre se actualizará la entrega de alimentos y productos atrasados. “Eso dijo el presidente del Consejo Popular cuando visitó los negocios particulares de la zona”, comentó Yunia Medina Arredondo, propietaria de una cafetería en el reparto Eléctrico, municipio Arroyo Naranjo.

Sin embargo, la población recibe estas promesas con escepticismo. “¿Quién le va a creer?”, interroga Medina, quien asegura que no es la primera vez que un representante del Gobierno “corre una bola similar” mientras “los niños de dos años siguen esperando envíos de leche que quedaron pendientes de 2024”, señaló. 

Según el Ministerio de Comercio Interior (MINCIN), los atrasos en la canasta básica  normada se deben a “problemas financieros y logísticos”, diagnóstico que se ha repetido en varias comunicaciones públicas desde inicios de año.

En marzo pasado, el primer ministro del régimen cubano, Manuel Marrero Cruz, anunció un reordenamiento del comercio interior con el objetivo de “corregir fallas organizativas y de distribución”, pero todavía no se anuncia un cronograma para el comienzo de dicha normalización. 

“La gente ya no cree en muelas. Lo que cuenta es lo que llega a la bodega. Lo que no llega, no existe. El año pasado dijeron lo mismo y nunca llegó el arroz atrasado; con el café y el aseo fue un relajo. Faltó de todo, nada vino completo”, refirió Orlando Aranda Breñas, vecino de Luyanó, en Diez de Octubre.

Él mismo usa un argumento irrefutable para dar cuenta del desabastecimiento: la gran mayoría de las casillas de su libreta de abastecimiento en 2024 quedaron inmaculadas, sin marcas que indiquen que el producto que representan fuera entregado. “No mandan nada porque, supuestamente, no hay en el país, y en cambio las tiendas en dólares tienen café, leche, compotas o lo que busques”, destacó.

Implementada en 1962, en las últimas décadas la canasta básica nunca ha alcanzado para cubrir la alimentación por más de 10 días. En años recientes, la constante reducción de la variedad de sus productos y las cantidades de estos asignadas a cada consumidor hizo que no pocas personas expresaran que debía desaparecer para dar paso a las ventas liberadas.

No obstante, la creciente escasez de alimentos e inflación de precios conllevó a que volviera a ganar relevancia, convirtiéndose en un salvavidas. Lo poco que debe llegar por esta vía a la mesa de los cubanos, les significa el sustancial ahorro de al menos por una semana no tener que pagar mil pesos por un litro de aceite o 250 por una libra de arroz.

“No hay plan B, cuando no llega [lo que corresponde] se complica todo. Comprar en divisas está fuera de mi alcance y en la calle los precios son altos para personas como yo, que viven del salario. Lo que dan es muy poco, una miseria, pero cualquier cosa viene bien”, argumentó Mercedes Pérez Fondín, asistente de mensajería de un laboratorio médico.

Un nuevo informe de Food Monitor Program (FMP) calcula que una pareja adulta que viva en La Habana necesita al menos 41.735 pesos para cubrir una dieta apenas suficiente. La cifra equivale a casi 20 salarios mínimos o dos años de pensiones mínimas, según la tabla de ingresos oficiales.

Creada para garantizar la seguridad alimentaria del pueblo, en la actualidad la libreta de abastecimiento refleja la desigualdad entre quienes pueden acceder a los mercados en divisas y hacer frente a los precios de los negocios particulares, y quienes todavía tienen dependencia de ese documento de racionamiento ya casi obsoleto.

Rosa María Oquendo Téllez, de Centro Habana, cuenta que su hija de seis años se marea en la escuela porque hace más de un mes que solo desayuna un vaso de infusión de hierbas y azúcar, en sustitución de la leche en polvo que no llega a la canasta básica.

“En los particulares una bolsa casi vale 3.000 pesos. Si le compro una, algún que otro día no puedo comprar comida para la tarde, porque el dinero no alcanza para las dos cosas. A veces desayuna con pan y a veces se lo tengo que guardar para el almuerzo, cuando no tengo otra cosa que darle”, acotó la entrevistada.

“Ya ni quiero que manden carne. Nada más quiero que lo que dicen que nos toca, llegue; o que suban el salario de acuerdo a como están los precios en la calle. El hambre nos está apretando, ahora es cuando más falta hace la canasta básica”, precisó Oquendo.



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