martes, febrero 4, 2025
Ciencia y Salud

El iceberg más grande y antiguo del mundo se ha desprendido y ahora viaja a la deriva


La organización científica British Antarctic Survey (BAS) ha informado que el iceberg más grande y antiguo del mundo está nuevamente en movimiento. El coloso había permanecido los últimos meses al norte de las Islas Orcadas del Sur girando sobre su propio eje. Ahora se desplaza a la deriva por el océano Austral.

La gran masa helada se conoce como A23a. Pesa casi un billón de toneladas y tiene una extensión de más de 3,670 kilómetros cuadrados, lo que equivale a dos veces el tamaño de Londres. En 1986, se desprendió de la plataforma de hielo Filchner de la Antártida. Permaneció varado en el lecho marino del mar de Weddell durante más de tres décadas. Hace cuatro años se redujo lo suficiente para soltarse del fondo y moverse lentamente hacia el norte.


Paisajes de la Antártida

El hielo puede retener contaminantes y acelerar su descomposición, con consecuencias medioambientales preocupantes.


El megaiceberg fue arrastrado por las corrientes oceánicas hasta quedar atrapado en una columna de Taylor, una corriente circular que se origina sobre los montes submarinos y mantiene objetos en su interior. El A23a se liberó del vórtice en días pasados y los científicos esperan que transite hacia aguas más cálidas. Se espera que llegue a la isla subantártica de Georgia del Sur en donde se fragmentará y derretirá.

“Es emocionante ver que el A23a se mueve de nuevo después de períodos en los que estuvo estancado. Nos interesa ver si seguirá la misma ruta que otros grandes icebergs que se han desprendido de la Antártida y, lo que es más importante, qué impacto tendrá esto en el entorno local”, señala Andrew Meijers, oceanógrafo del BAS.

Los investigadores han estudiado por años la erosión y la influencia de este bloque de hielo en los ecosistemas antárticos y en los ciclos globales de carbono y nutrientes. Un grupo de científicos, que participan en el proyecto BIOPOLE del BAS, capturaron las primeras imágenes del iceberg en movimiento y documentaron cómo su presencia modificó los procesos biogeoquímicos del océano Austral y los hábitats polares marinos.

La Antártida está cambiando

Laura Taylor, biogeoquímica del BIOPOLE, explica que “estas gigantescas montañas heladas pueden proporcionar sustancias nutritivas a las aguas por las que pasan, creando ecosistemas prósperos en áreas que de otro modo serían menos productivas”. Reconoce que aún no se tiene certeza sobre la diferencia que ciertos témpanos pueden hacer en este proceso en función de su tamaño y origen.

Los expertos del BAS han tomado muestras de aguas superficiales adyacentes al A23a. Taylor afirma que el análisis en laboratorio de estos líquidos “debería ayudarnos a determinar qué vida podría formarse alrededor del iceberg y cómo impacta el carbono en el océano y su equilibrio con la atmósfera”.



Las primeras conjeturas indican que el desprendimiento del iceberg fue ocasionado por el ciclo natural de crecimiento de la plataforma. Los especialistas descartan que esto contribuya al aumento del nivel del mar. Pese a ello, advierten que el cambio climático está ocasionando cambios drásticos en el continente antártico con potencial de afectar diversas zonas costeras en todo el mundo.

La Organización Meteorológica Mundial calcula que más del 90% de los océanos a nivel mundial experimentaron olas de calor en algún momento de 2023. Diversos hábitats y sistemas alimentarios vitales se vieron deteriorados. Los efectos fueron especialmente visibles en el conjunto global de glaciares de referencia. El grupo padeció la mayor pérdida de hielo nunca antes certificada desde 1950. “La extensión del hielo marino antártico fue la más baja jamás registrada, con una extensión máxima al final del invierno de un millón de kilómetros cuadrados por debajo del récord del año anterior”, señala el organismo.



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